Capítulo// 08

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Zayn y Amanda, volvieron a pasar la noche, pero sin alcohol en sus venas. Habían dormido juntos, claro estaba, que tuvieron relaciones sexuales y esta vez, Zayn, uso condón.
Ninguno quería separarse, querían estar así toda la mañana. Porque aunque estuvieran despiertos, desnudos sobre aquella cama, ellos se besaban sin querer apartarse.
Zayn era un hombre que se entrega cuando la mujer le importaba, cuando realmente quería saber más de ella. Claro esta que respetaba a las mujeres, jamás las obligó a nada, él siempre decia: "una mujer, hay que cuidarla como una rosa, porque si dejas de cuidarlas, se marchitan."

Y Amanda para él, era eso. Una rosa con espinas, bonita y que tenías que cuidar para no marchitarla.

—Habibi, tenemos que levantarnos. — susurró el árabe, mirando sus ojos. —Desayunamos juntos y luego te dejo en tu casa.

—No quiero que te vayas. —ella escondió su rostro en el hueco de su cuello. —Sé que te voy a echar de menos.

—Y yo a ti, pero tengo obligaciones que atender en Arabia. Pero prometo estar pronto aquí. —juró para después, besarla.

Ambos se levantaron y se vistieron, Zayn había información que quería el jet privado preparado para las once de la mañana, para llegar lo más pronto a Arabia.
Este era el último desayuno con ella, él sabía que iba a tardar en volver a España. Que en Arabia, tenía muchas cosas que hacer y no iba a poder volver pronto. Por eso hizo lo de anoche, pasar tiempo con ella. Mirarla, besarla, hacerle el amor, tocarla. Aprovechó el tiempo que le quedaba con ella con amor y ternura como si fuese una despedida.

Cuando llegaron a la cafetería, ambos se sentaron en la mesa, uno en frente del otro. Las personas que estaban en aquella cafetería desayunando, les miraban sin vergüenza alguna. El mismísimo príncipe de Arabia, estaba desayunando muy cerca de ellos. Hasta la amiga de Amanda, les miraba sin poder creerselo. No sabía que su amiga, era amiga del árabe y desayunaban muy agusto. Pero ellos estaban en su mundo, no prestaban atención a las miradas. Pero si podian notar, esas miradas puestas en ellos.

—La gente nos mira. — susurró la joven, mirando de reojo a las personas. —Parecemos animales de zoológico.

—Anda que tú también. — siseó. —Deja que miren, nos centraremos en nosotros.

—Se me van hacer largos los días sin ti. —habló, ella con una sonrisa avergonzada. —Espero que vuelvas pronto.

—Volveré lo antes posible y así repetir nuestras salidas. — la sonrió.

Amanda no podía negar que su corazón estaba hecho trizas, él se iba y no sabía cuándo volvería a verle.
Ambos en tan poco tiempo, se habían cogido un cariño enorme, que les costaba separarse, ninguno lograba entender eso. Zayn logró lo que ningún otro logró, que Amanda, se interesara por un hombre. Y qué él tuvieran más de una cita con una mujer, él respetaba a las mujeres.
Para él las mujeres eran flores, que debías cuidarlas y no dañarlas. Aunque se acostara con mujeres sin compromiso, no era porque las utilizara. Todos tenemos necesidades tanto hombres como mujeres, que necesitamos tener ese momento de sexo. Pero eso no era utilizar, era más bien, experimentar más a las mujeres.

Para Zayn, Amanda era una rosa con espinas. Era bonita, delicada y debía cuidarla. Las espinas, era para protegerse de no ser marchitada. Era dulce como la miel, alegre como un día de sol. Pero con carácter, fuerte y eso le volvía loco.

Cuando acabaron, Zayn la cogió de la mano y salieron de la cafetería. No les importaba las miradas, ni los cuchicheos. La amiga de la joven, la miró con ceño fruncido. Amanda la conocía y sabía por donde iba y con gesto de mano, la dijo que luego la llamaba.

Zayn la abrió la puerta del coche y la ayudó a subir, luego subió él y el chófer, arrancó tomando rumbo a su casa.

—¿Qué le dirás a tu abuela? — preguntó, mirándola.

—La verdad, entre mi abuela y yo, no hay secretos. —respondió. —Ella siempre me dice que salga y viva. Como dice: "vive y disfruta, que la vida son dos días."

—Y cuanta razón tiene. —ella asintió. —Es muy sabía tu abuela.

—Si, ella siempre fue así conmigo. — Zayn la sonrió. —Siempre paso tiempo con ella, sobretodo los fines de semana. Hacemos planes juntas, como pasear, ir de compras, comer o plantar flores en el jardín.

—Yo no conocí a mis abuelos, ellos murieron cuando yo era uno niño. No recuerdo mucho de ellos, pero mis padres tienen fotos. —habló con melancolía. —Los abuelos deberían ser eternos.

—Lo siento. — él negó cogiéndole de la mano. —Por eso pasó tiempo con ella, porque sé que la vida en algún momento me la quitará. No lo quiero ni imaginar, no me veo en un mundo donde ella no esté.

—Tu abuela, estará muchos años contigo, no pienses en eso. — la dejó un beso en la frente.

Cuando llegaron, ambos salieron del coche. Se abrazaron fuerte, ese abrazo de largo tiempo, la despedida ya estaba hecha. Zayn la cogió de ambas mejillas y daba pequeño besos en los labios, el último fue un beso con lengua. Ninguno se dio cuenta que por aquella ventana, la abuela de la joven, les miraba con sonrisa. Su nieta tenía novio y había estado con él, ese era su plan de anoche. Estaba feliz por su nieta, porque por fin había un hombre en su vida.

Cuando Zayn la miró, vio unas lágrimas sobre el rostro de Amanda.

—Nena, no. —la abrazó, y Amanda sollozó sobre su pecho. —Shh, no me hagas esto, Habibi. — la volvió a mirar. —No me quiero ir sabiendo que lo que vi de ti, son tus lágrimas. -— la limpió las lagrimas. —Quiero ver esa sonrisa, esa sonrisa que me tiene loco, muéstramela. — ella sonrió. —Eso es, así. Nunca, nunca me llores, siempre sonríeme. No quiero verte llorar, ¿De acuerdo? — ella asintió.

—Solo es el momento, nunca me han gustado la despedidas. — aclaró. —Pero saber que te vas y no voy a poder verte, me duele.

—A mi también me duele, habibi. Pero volveré, sólo solucionaré unas cosas y volveré. —la besó, la besó con intensidad. —No es una adiós, es un hasta luego.

La besó por última vez y se montó en el coche, se despidieron con movimiento de mano y el coche se alejó de la casa. Amanda caminó hasta la puerta y al abrir, se encontró con su abuela que la miraba con una sonrisa. Amanda corrió hacia ella y la abrazó, lloró en los brazos de la mujer que más amaba en el mundo, de los únicos abrazos que más necesitaba.

Algo le decia, que Zayn, no iba a volver pronto. Y eso, la tenía con los pelos de punta.

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Hola, bellas.

Aquí tenéis otro capítulo de estos dos tórtolos, espero que os guste.

Decidme, ¿Que pasará en el próximo capítulo? Ninguno se dio cuenta de no darse el teléfono, ¿Que ocurrirá ahora? ¿Amanda cuando se entara que tiene el fruto del árabe en sus entrañas? Os leo.

Actualización todos los viernes.

Besos desde España, nos leemos pronto

Un Bebé Para El Príncipe 1° (Saga Realeza) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora