Capítulo 2: Recuerdos

16.6K 1.2K 75
                                    

Un auto muy lujoso nos está esperando afuera de la clínica, a su lado un hombre alto y vestido de negro espera para abrirnos la puerta, creo que es el chófer. Por la ropa que llevo me doy cuenta de que vengo de una familia con dinero, es cosa de ver cómo mi «madre» —Sarah Hamilton— se viste, luce espléndida y parece mucho más joven de lo que yo creo que es. A mi lado va sentado mi «novio», Ethan Brooks. Lo único que pude averiguar fue que es un año mayor que yo, estudia música en la escuela más prestigiosa de la ciudad, nos conocimos hace tres años y me esperó estos dos que estuve «dormida», no sé cómo lo soportó, supongo que simplemente me quiere de verdad.

El auto se detiene frente a un portón y quedo maravillada ante la casa que está frente a mí, es enorme, lujosa, parece sacada de una revista; la verdad, cada vez me sorprendo más de todo esto y no sé qué decir. No sé cuántas personas vivirán aquí, pero deben ser muchas ya que la casa tiene bastante espacio; es como un hotel cinco estrellas. Se nota que Sarah tiene muy buen gusto, el ante jardín es precioso, lleno de vida, flores de todos los colores posibles. 

El chófer abre la puerta para que podamos bajarnos y no puedo evitar sentirme un poco agobiada con todo esto; son muchos acontecimientos para tan pocas horas.

—¿Cuántas personas viven aquí? —le pregunto a Sarah.

—Solo las dos, y algunas empleadas —responde como si fuera lo más obvio del mundo.

—¿Las dos? Esta casa es como para veinte personas o más.

—Si lo sé, tenemos una suerte que otros no tienen.

—¡Wow!

—Sí, es sorprendente. Hay muchas veces en las que yo no estoy en casa, por temas de trabajo me toca viajar mucho pero tú te quedas con Gina, es nuestra empleada más antigua, trabaja con nosotros desde antes de que tu nacieras.

—¿Puedo verla? —por lo que me cuenta, imagino que ella era como una segunda madre para mí.

—Después, cariño. Ahora, Ethan ¿por qué no la llevas a su habitación? A lo mejor ver sus cosas le trae algún recuerdo.

Ethan hace lo que pide y me dirige a mi cuarto pero toma distancias, creo que entendió que esto no será rápido, que hay que ir paso a paso. Después de subir una escalera y pasar por unos cuatro pasillos —creo que me perderé un par de veces antes de acostumbrarme a esto—, estamos frente a una puerta cerrada con una gran «A» tallada en un elegante diseño y tipografía. Me siento como una princesa acá.

Tomo un poco de aire y comienzo a girar la manilla, empujo la puerta y quedo más sorprendida que antes, no sé cómo me la imaginaba pero claramente no era así. Es, efectivamente como la habitación de una princesa o algo así, todo en tonos beige, rosado y naranjo, tiene muchas ventanas y un balcón.

 Quedo paralizada por un segundo y luego salgo al balcón; si pensaba que eso me tranquilizaría me equivocaba, al ver el patio me doy cuenta de que todo es tan perfecto, se asemeja mucho a un palacio. 


—¿Cómo es que en este lugar tan grande vivamos solo dos personas?— le pregunto a Ethan cuando vuelvo a entrar por la puerta-ventana.

—Con el puesto de tu madre pueden vivir hasta en un lugar más grande que este.

—¿El puesto de mi madre?

—Sí, es la alcaldesa y por eso tiene una de las casas más lujosas de la ciudad, aparte de haber sido la única heredera de tu abuelo que también tenía mucho dinero.

—Cada vez me sorprendo más con todo esto

Sigo observando mi habitación, toco la cama, los muebles, como si creyera que nada de esto fuera real, abro el armario, observo todo con detenimiento pero ningún recuerdo vuelve a mí. Al menos sirvió para darme cuenta de algo, que no me había preguntado y creo que es importante.

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora