Capítulo 26: Nueva Historia

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Me doy la vuelta y quedo frente a frente con él, separados por una mínima distancia que si quisiéramos —o si nos atreviéramos, tal vez— no existiría.

—Pensé que me había perdido —digo para romper el silencio incomodo. Soy consciente de que debo lucir igual que un tomate.

—Te dije que lo ibas a poder encontrar —no veo que tenga intenciones de moverse, así que doy un paso atrás para que mi cerebro logre decir algo coherente—, ¿entramos?

Quedamos frente a la pantalla para escribir la clave, Alex toma mi dedo y presiona los números. «0416», me pregunto que significará.

—Es la fecha en que nos conocimos —dice como si me leyera el pensamiento, ¿me conocerá tanto como para saber lo que pienso con solo verme?—, para ser más exactos, cuando nos hablamos después de muchos años.

—¿Fue cuando me trajiste hasta aquí en tu moto?

—¿Cómo sabes eso? —parece confundido.

—Tuve ese sueño hace unos meses —comienzo a decir y me encojo de hombros—, creo que éramos amigos desde pequeños pero dejamos de hablar hasta que un día interrumpiste mi caminata y me invitaste a pasear en moto, ¿eso paso o solo fue un sueño?

—Exactamente así paso.

Sabía que esos sueños tenían que ser reales, otra gota de esperanza inunda mi corazón.

—¿Engañé a Ethan contigo?

—No nos adelantemos a la historia —me lanza una sonrisa que me atrevería a decir era tímida.

Me deja subir primero al ascensor y él me sigue, bajamos y llegamos a la casita, está mucho más ordenada y acogedora que ayer.

—Te traje algunas cosas —le digo nerviosa—. Sé que es difícil que salgas sin que te reconozcan.

—Gracias, no era necesario pero muchas gracias —me sonríe.

Me siento en uno de los sillones mientras él va a dejar las cosas a una pequeña cocina, luego regresa y se sienta cerca mío pero guardando las distancias, comprende que todo esto es demasiado nuevo para mí.

—¿Cómo estuvo tu primera noche fuera de la cárcel? —intento romper el hielo de alguna forma.

—No pude dormir en toda la noche, fue muy sorpresivo todo que no he dejado de pensar.

—Deberías dormir un poco —digo aunque en mi mente deseo que me pida que me quede—, yo puedo venir otro día.

—No, estás aquí. Dormir pasa a segundo plano cuando tengo la oportunidad de hablar contigo.

Puedo notar como mis mejillas se comienzan a ruborizar al escucharlo, ruego para que no lo note pero sé que lo hizo. Sonrío al ver que intenta fingir que no se dio cuenta, supongo que para no incomodarme.

—¿Por qué te culparon de lo que me pasó? —intento cambiar de tema antes de parecer un tomate, otra vez.

—Porque fue mi culpa —comienza a decir y yo me quedo helada—, yo iba conduciendo la moto, iba demasiado rápido como para alcanzar a desviarnos y no chocar —se pasa una mano por el pelo y me sorprende que después de tanto tiempo se siga culpando por eso.

—Fue un accidente, no fue tu culpa.

—Sí, lo fue. Yo te pedí que te fueras conmigo.

—¿Encerraron a la persona que nos chocó? —niega con la cabeza—. ¿Por qué a ti sí?

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora