Capítulo 29: Tequila

8.8K 814 11
                                    

Cuando bajamos nuevamente a mi habitación, Alex se encarga de dejar muy oculto el lugar, tal y como lo habíamos encontrado. Cuando le pregunté por qué me había dicho eso de Ethan, evadió la pregunta y me dijo que era mejor bajar. Llevamos cerca de veinte minutos sin hacer nada, solo mirándonos; creo que los dos estamos esperando que el otro rompiera el silencio pero ninguno está dispuesto a dar el primer paso.

Por primera vez, me fijo en sus profundos ojos, son de un color caramelo que nunca había visto antes, tan hermosos. En general, es muy atractivo; no me sorprende haber estado tan loca por él y ahora que lo estoy conociendo cada vez más, entiendo por qué estaba dispuesta a dejarlo todo por él. Alex nota que lo estoy mirando y se estremece un poco, nervioso; enarco una ceja y me rio, jamás pensé que algo tan simple como una mirada podría incomodarlo.

—¿No me hablarás en toda la noche? —rompe el silencio cuando supongo se siente demasiado incomodo.

—Tú tampoco hablabas.

—¿Quieres que me vaya? —pregunta un poco decepcionado.

—Creo que quiero tomar algo —le tomo la mano y me dirijo hacía la cocina—, debe haber algo por aquí.

—¿Algo como qué?

—¡Aquí esta! —exclamo y saco una botella de tequila que hay en uno de los muebles—. ¡Shots!

—No creo que sea muy buena idea, no te llevas muy bien con el alcohol.

—No seas aguafiestas —le paso un pequeño vaso y saco otro para mí —. La ultima vez que bebí alcohol, le dije tu nombre a Ethan en medio de un beso.

Me rio mientras sirvo el tequila, hasta que veo que Alex se queda helado cuando menciono que había besado a Ethan, ni siquiera me había dado cuenta de lo que estaba diciendo.

—No me entusiasma mucho la idea del beso —dice bebiendo rápidamente el líquido de su vaso y haciendo una mueca cuando este pasa por su garganta—, pero debo admitir que pagaría por haber visto la cara que puso ese idiota.

Tomo mi vaso y bebo el contenido, sintiendo como el alcohol me quema mientras pasaba. Necesito cambiar el tema, la conversación está por tomar rumbo que prefiero evitar.

—Creo que necesito limones —me dirijo a la despensa, saco un par de limones y tomo la sal, vuelvo a donde está Alex—. Listo.

Me siento en la mesa y él me imita. Seguimos bebiendo hasta que no queda una gota más en la botella. Apoyo mis pies en el suelo y recién me doy cuenta de lo ebria que estoy; por su parte, Alex no parece estar mucho mejor que yo.

—Llevo más de dos años sin una gota de alcohol y creo que estoy ebrio —suelta una carcajada y se afirma en la mesa para levantarse.

—Sé lo que se siente —me río y salgo corriendo por la puerta—. ¡A que no me atrapas! —grito, estoy demasiada borracha que doy vergüenza.

Lo oigo soltar una risa antes de salir disparado detrás mío, corro alrededor de los sillones. Al momento que lo veo correr sé que me está dando ventaja, pero en cualquier momento me atrapará. Y así lo hace, un minuto después lo tengo rodeándome con sus brazos, ambos riéndonos como estúpidos.

—Hace mucho que no me reía tanto, bonita Mía —dice sin soltarme. Lo quedo mirando sorprendida y enternecida.

—¿Bonita Mía? —sonrío, no sé si es porque estoy muy ebria o esas palabras se escuchan realmente increíbles al salir de su boca. Su increíble boca, que tengo a unos cuantos centímetros.

—Antes te decía así todo el tiempo —mueve la mano como restándole importancia—. ¿Puedo culpar al alcohol por haberlo dicho?

Niego con la cabeza mientras sonrío, me suelto de su abrazo y él me mira extrañado. Sin previo aviso me subo a su espalda a «caballito» y él comienza a correr por las escaleras hasta mi habitación. Cuando estamos a punto de llegar, creo que sus piernas ya no le respondieron más y caímos los dos al suelo. Un golpe bastante fuerte pero no siento nada de dolor, supongo que debo esperar hasta mañana para eso.

Sin saber cómo pasa tan rápido, Alex se da la vuelta y quedamos frente a frente, yo arriba de él; me mira nuevamente con esos ojitos que provocan algo en mi estómago y dirige una mano hacia mi cara, la desliza suavemente por mi mejilla, como evaluando la situación. Mi mirada se va directo a sus labios y al ver que yo no tengo ninguna intención de apartarme, comienza a acercar los suyos a los míos. No sé si será el beso perfecto, ya que lo más probable es que mañana ninguno de los dos lo recuerde. Pero incluso así, estoy decidida a besarlo, quiero sentir de una vez todo lo que había estado viendo en sueños.

Nos separan solo unos centímetros insignificantes, puedo sentir su respiración acelerada y su corazón latir con fuerza; ambos cerramos los ojos esperando el momento en que nuestros labios se juntaran pero nunca llegan a hacerlo ya que el timbre sonando interrumpe todo el momento. Nos quedamos mirando extrañados, no sé si es porque no sabemos quién puede haber venido o por lo que estuvimos a punto de hacer. Me levanto y lo ayudo a levantarse.

—Anda a mi habitación y no salgas por nada del mundo.

Sin decir ni una sola palabra, se dirige a mi cuarto y cierra la puerta. Me miro en el espejo que hay frente a mí, estoy espantosa, tengo el maquillaje completamente corrido, las mejillas coloradas debido al alcohol y al casi «primer» beso con Alex. Me sacudo un poco la ropa y me dirijo a la puerta. Casi me voy de espaldas al ver quien está del otro lado.

—¡Ethan! —exclamo sorprendida, no lo he visto ni he hablado con él desde hace mucho tiempo—. ¿Qué haces aquí?

—Tu mamá me pidió si podía venir a ver si estabas bien.

—¿Por qué no iba a estar bien?

—¿No has visto las noticias? —pregunta sorprendido al ver que yo no hago más que sonreír—. ¿Estás borracha?

—Un poquito —junto mis dedos pulgar e índice para hacerle entender que decía «poco». Sí, soy una idiota.

—¿Estás con alguien?

—No, estaba con Kate pero ya se fue. ¿Qué pasó en las noticias?

—Será mejor que lo veas tu misma —dice mientras toma el control remoto y enciende el televisor.

«Alexander Ford, escapa de la cárcel de mayor seguridad de la ciudad. Es un peligro para la sociedad.»

Me quedo paralizada al ver que la noticia a la que se refiere Ethan es esa, y no me muevo hasta que la reportera dice:

—Al parecer, obtuvo ayuda; lo que podemos ver a continuación en las siguientes imágenes —apunta hacia una pantalla atrás de ella y aparecen unas imágenes de Alex corriendo conmigo de la mano, no se logra ver que soy yo, ya que mi cara queda completamente tapada con el gorro que llevaba puesto.

Escuchar las palabras de esa reportera fue lo que necesito para salir de mi estado de ebriedad.

—¿P-Por qué iba a interesarme que él escapara? —tartamudeo pero intento sonar relajada, ya que se supone que no debería saber quien es—. ¿Quién es?

—April —comienza y enseguida sé lo que me va a decir, otra mentira —, él es tu secuestrador.

No puedo creer lo que está haciendo, además de llamarme por un nombre que no es el mío, me quiere hacer creer que Alex de verdad fue el que me «secuestró» cuando la verdad es que nunca ocurrió un secuestro.

Antes de que pueda inventar algo para parecer preocupada, arriba suena como si algo se hubiera caído al suelo.

—¿Estás con alguien? — me pregunta con los ojos como platos, puedo decir que veo pequeños destellos de rabia en ellos.

—Ya te dije que no.

Antes de que pueda detenerlo, Ethan ya está subiendo por la escalera y va por la mitad. Corro tras él pero es imposible detenerlo.

—¡Ethan, espera! —es lo único que alcanzo a gritar antes de que abra de golpe la puerta de mi habitación.

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora