Capítulo 35: Él es mi memoria

9K 799 32
                                    

—Entonces... ¿Te llamas Mía? —pregunta Ben intentando asimilar todo lo que les acabo de decir, luego se dirige a Alex—. ¿Esa Mía? —Alex asiente con la cabeza.

—¿Cómo que «esa Mía»? —pregunto confundida—. ¿Qué significa eso?

—A veces hablaba de ti con él —responde Alex un poco avergonzado.

—Nunca me dijiste que hablaban de mí —le digo a Ben pero mirando a Alex—, o de Mía.

— No te podía contar todo, tengo códigos —se defiende Ben—. Además, no sabía que se refería a ti.

—¿Qué vas a hacer ahora que sabes todo esto? —interviene Kate.

—Por ahora nada, no puedo volver a casa y actuar como si nada pasara. Me engañaron todo este tiempo. Sarah, Gina, Ethan y quizás cuántos más. No puedo mirarlos sin que me invadan unas ganas de agredirlos.

—¿Te quedarás acá?

—Sí, por favor no le digan a nadie dónde estoy.

No me he preguntado qué voy a hacer luego de saber todo esto, por ahora en lo único que pienso es en seguir averiguando cosas de mi pasado y ahí es donde Alex tiene un papel fundamental. En estos momentos él es una de las pocas personas en las que puedo confiar; sin quererlo este «desconocido» con el que tanto soñé se convirtió en mis ojos y en mi memoria. Debo admitir que cuando dijo que hablaba de mí con Ben, mi corazón dio unos cuantos saltos de emoción.

***

Llevo dos días sin dar señales de vida, he hablado un par de veces con Kate pero hemos tenido que ser muy cuidadosas para que no nos rastreen. Encontraron mi auto en el bosque y están buscando a ver si me encuentran pero es imposible que lo hagan; creen que me secuestraron otra vez y Kate dice que en las noticias el principal sospechoso es nuevamente Alex.

—Esto es como un dejà vu, todo esta pasando de la misma manera —dice Alex de la nada, sorprendiéndome.

—Ethan dijo lo mismo cuando terminé con él, ¿qué quieren decir con eso?

—¿Crees en el destino?

—Ya no sé en qué creo. ¿Tú crees en él?

—Soy del pensamiento de que el destino de cada uno está escrito desde antes de nacer, y que por más que uno intente cambiarlo las cosas siempre encontraran la forma de salir como está escrito. No creo en las casualidades, la vida me ha demostrado que todo pasa por algo.

—¿A qué vas con todo eso? —pregunto confusa.

—Tal vez te parezca tonto, y hasta cursi pero siento que en nuestro destino siempre estuvo escrito que nos conociéramos y nos enamoráramos. Sé que parezco un loco hablando pero desde muy pequeño que creo e investigo de estas cosas. No hay otra forma que me explique cómo fue que me encontraste, tu mamá hizo todo lo posible porque me olvidaras y lo logró, pero aun así tu no te quedaste con esa respuesta y seguiste buscando hasta llegar hasta mí. Y ahora todo esto, se está repitiendo. Terminaste con Ethan, dejaste tu casa sin previo aviso, y ahora se supone que te secuestré, otra vez. Las cosas están siguiendo su curso, nadie puede escapar de su destino, y este es el nuestro.

—No suena tan descabellado cuando lo dices así. Nunca entendí cómo fue que el día en que ibas a escapar yo entré en la cárcel y nos encontramos, podría haber ido un día antes o un día después pero lo hice ese día y te encontré —no sé en qué momento nuestra conversación pasó de un secuestro a nuestro destino pero para mí tiene mucho sentido—. Si las cosas se están repitiendo, eso significaría que lo único que falta es mi accidente y... ¿morir?

—No lo sé. No sabemos si vas a tener un accidente, no hay como saberlo.

—Yo creo que la pregunta aquí no es si es que voy a tener un accidente, la la pregunta es cuándo lo voy a tener.

—No voy a dejar que te pase nada, está vez no te dejaré ir —dice mientras me abraza—. Soy capaz de engañar al destino por ti.

—Tenemos que ir lo antes posible al laboratorio municipal a buscar los archivos de defunción. Necesito saber cuanto tiempo me queda.

—Ya encontráremos la forma de ir. Por ahora creo que es más importante que te vea un médico. ¿Tienes la lista que te dio papá?

Mientras yo preparo algo para comer, Alex llama a uno de los médicos; al doctor Jacob Collins. Él no es solo uno de los mejores de la ciudad, sino que también es el mejor amigo del padre de Alex, uno de los pocos que lo apoyó cuando murió su carrera política y encerraron a Alex, es como un segundo padre para Alex y además, jamás podría trabajar para Sarah.

Alex entra a la cocina mientras yo bailo y canto con el sartén en la mano, no lo veo hasta que volteo a sacar un condimento y enseguida mis mejillas se tornan de un color rojizo. Él solo se ríe un momento y yo estoy muy avergonzada.

—Hablé con Jacob —comienza a decir—, mi papá le había hablado un poco, así que se hizo un espacio y hoy te puede atender.

—¿Hoy? —pregunto sorprendida—. Pensé que las horas a médicos particulares eran muy difíciles de conseguir.

—No cuando eres casi como un hijo para el médico —me guiña el ojo.

—¿Qué me harán?

—Solo unos exámenes para ver lo de tu amnesia, y los sueños que tienes.

—¿Me dolerá?

—No, ya lo amenacé para hiciera que no te duela —bromea mientras saca unos platos para servir la comida.

Comemos tranquilamente ya que aún tenemos unas cuantas horas para que me atiendan, yo hubiese preferido ir sola ya que cualquier persona puede reconocer a Alex, pero él insiste y al final accedo a que me acompañe. Kate me había traído un poco de ropa que alguna vez dejé en su casa, por lo que por fin pude cambiarme.

Alex se puso un gorro y unas gafas, exactamente igual a como fue a mi casa ese día, yo me puse unas gafas que estaban allí, eran de mi antigua yo. Cualquier persona con tres dedos de frente podría reconocernos, nos vemos exactamente igual, solo que con gafas; pero no teníamos otra opción.

Salimos por el bosque hacía la entrada y justo un taxi había dejado a sus pasajeros, así que nos subimos.

—A la clínica regional independiente, por favor —dice Alex, antes de que él auto se ponga en marcha.

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora