Respiro profundamente aliviada al ver mi habitación vacía, no hay ningún rastro de Alex y además de la ventana abierta no se ve nada «sospechoso». Intento buscar con la mirada para ver si lo puedo encontrar y me desilusiono mucho al comprender que lo más probable es que se haya ido. Ethan también mira para todos lados, es obvio que no me cree que estoy sola.
—¿Por qué tienes la ventana abierta? —me pregunta acercándose a ella para cerrarla o mejor dicho, para mirar si hay alguien en el balcón—. Hace frío.
—Estaba afuera tomando un poco de aire antes de que llegaras —digo mientras apunto hacía el libro y el ipod que había en la pequeña mesita del balcón, es una suerte que no los haya sacado de ahí.
—Lo siento. Como estás un poco ebria, pensé que podías estar con alguien.
—¿Y qué si hubiese estado con alguien? —me comienzo a enojar, no tenía ningún derecho a subir a mi habitación así, menos después de mentirme descaradamente—. Ya no estamos juntos y no tengo por qué darte explicaciones de todo lo que hago.
—Oye, tranquila —dice levantando las manos, como indicando que se rinde—. También quería hablar contigo.
—¿Hablar? ¿De qué quieres hablar conmigo? —intento que se me vaya un poco la furia, pero sigue muy dentro de mí—. Ethan hace mucho tiempo que no hablamos, y ahora apareces de la nada, es muy raro todo.
—De nosotros —se acerca más a mí y yo retrocedo pero choco con la cama y ya no puedo alejarme más—. Te he extrañado mucho.
—Ya no hay un «nosotros», te dije hace mucho tiempo que necesito estar sola.
Se acerca aun más a mí intentando besarme, como si lo que acabo de decir no importara. ¡Dios! No sé cómo apartarlo, sus labios están a punto de juntarse con los míos contra mi voluntad cuando siento que alguien rodea mi pie con su mano y enseguida descubro dónde está escondido Alex, eso me da una energía para alejar a Ethan que antes no tenía.
—Es hora de que te vayas a casa, buenas noches Ethan —lo empujo y pongo la mayor distancia que puedo entre nosotros.
—¿No quieres que te acompañe? Tu secuestrador anda suelto por ahí.
—No, además no estoy sola, hay un montón de guardias afuera que están pendientes de quién entra y quién sale. Estoy totalmente a salvo mientras me quede en la casa.
Ethan suelta un suspiro como diciendo: «Se me está agotando la paciencia», pero no hace nada, se da media vuelta y camina hacia la puerta. Lo sigo para asegurarme de que salga.
—No sé por qué estás tan distante, April. Antes no eras así.
—Las personas a veces cambian —es lo único que digo antes de que él cerrara la puerta con fuerza y se perdiera en la oscuridad.
Vuelvo a la habitación y Alex está saliendo de debajo de la cama, se sacude un poco el polvo y se pone de pie.
—Casi te besa —dice y veo tristeza en sus ojos. La sensación de felicidad de hace unos minutos se había evaporado por completo.
—Lo sé —digo casi en un susurro y me acerco a él, no sé por qué lo hago pero poso mi mano en su mejilla—, pero no lo hizo.
—¿A qué vino?
—En las noticias están diciendo que escapaste y hay una foto en la que salimos corriendo, no se ve mi cara pero pueden tener más en las que si se vea. ¿Qué haré si salgo ahí?
—¿Recuerdas que te dije que cuando saliéramos del cuarto de aseo, corrieras sin mirar atrás? —asiento con la cabeza, sin saber a dónde quiere llegar—. Lo hice para que las cámaras no enfocaran tu cara, si hubieses mirado aunque sea una vez hacia atrás tal vez podrían verla pero como no lo hiciste es casi imposible que aparezcan.
—¿Hiciste eso por mí? —estoy aún más sorprendida, cualquier duda que me hubiese quedado de que me utilizó para escapar se acaba de borrar de mi cabeza, me estaba protegiendo, incluso antes que a él.
—No podía correr el riesgo de que te reconocieran. Eres la hija de la alcaldesa, sería noticia en todos lados. No te podía exponer de ese modo después de que arriesgaste todo por salvar a este «desconocido» para ti.
—¿Cómo sabías que esas cámaras no enfocarían mi cara? —estoy bastante emocionada por las palabras que acaba de decir.
—Llevo casi un año estudiando el funcionamiento de todo, sé las cámaras que funcionan y las que no. Y en esa sección solo estaban funcionando las de atrás.
No puedo aguantar mi impulso y lo abrazo. Lo tomo por sorpresa y me doy cuenta enseguida ya que se pone muy tenso, pero un segundo después me responde abrazo. Nos quedamos bastante tiempo así, tanto que su aroma se queda impregnado para siempre en mi memoria.
—Creo que es hora de que me vaya —dice, dando por terminado el abrazo y el momento mágico.
—Quédate conmigo.
—¿Cómo? —lo tomo por sorpresa y lo noto en la expresión de su cara.
—Que te quedes conmigo, no quiero estar sola.
—Nunca te dejaré sola —me vuelve a abrazar, comienzo a bostezar y ahí me doy cuenta de lo cansada que estoy—. ¿Tienes sueño?
Asiento y él me abre la cama, me saca las pantuflas, hace que me recueste y me cubre con las mantas. Se sienta en el borde y me queda mirando con una sonrisa que llega hasta sus hermosos ojos color caramelo. Me muevo hacia un lado de la cama para hacerle un lugar y la vuelvo a abrir.
—Ven —le digo dándole unas palmaditas al espacio vacío, para que lo ocupe él.
—No sé si sea muy buena idea.
—Vamos, no muerdo —le sonrió—. Necesito sentirme protegida, por lo menos una vez.
Se queda un momento en silencio, como si estuviera evaluando la situación y al final accede. Se saca las zapatillas y luego se queda quieto.
—¿Te incomoda si...? —apunta a sus pantalones y comprendo lo que quiere decir. Enseguida siento que mi cara está tomando un tono rojizo.
—No —me río—, debe ser incomodo dormir con Jeans.
Se saca los pantalones y queda solo en boxers y una camiseta, luego se deja caer al lado mío. Se queda mirando el techo y yo sin darle tiempo de reaccionar lo abrazo y apoyo mi cabeza en su pecho para quedarme dormida.
—No sabes todo lo que esperé este momento —susurra mientras acaricia mi cabello, creo que piensa que ya me dormí—. Te amo más que a mi vida, y prometo que haré todo lo que esté en mis manos para que me recuerdes.
Al escuchar las ultimas palabras, tengo que contener las lagrimas que amenazan con salir de mis ojos. Está sufriendo, aunque intente no demostrármelo cuando estamos juntos; tiene el corazón roto en mil pedazos y eso lo está matando por dentro y por alguna razón también me está matando a mí.
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Vidas Robadas (VR#1)
General FictionVivo en un mundo perfecto. Claro, para los que lo controlan. Todo es controlado, desde dónde vivimos hasta la duración de nuestra vida. Al nacer, nos extraen una muestra de sangre, la examinan en un laboratorio, y no sé cómo lo hacen pero dejan en...