Capítulo 52: Sacrificio por amor

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Estamos corriendo por el bosque, escapamos de Sarah y debería sentirme feliz y llena de adrenalina pero tengo el presentimiento de que algo va mal. No puede haber sido tan fácil. Sé que Alex piensa lo mismo pero no quiere asustarme más de lo que estoy.

Sin previo aviso se detiene y me toma la mano.

—Ve a casa, tengo que hacer algo rápido y voy.

—¿Por qué no puedo ir contigo? —pregunto desconfiada, su mirada no me gusta para nada.

—Porque solo llevas ropa interior y o me gustaría que nadie, aparte de mí te viera así —la sonrisa que me da no le llega a los ojos—. No me demoro nada, de verdad.

Me da un beso largo y ahora sí que estoy completamente segura de que algo anda mal.

—Te amo, no lo olvides.

—¿Por qué siento que te estas despidiendo?

—Por que ahora nos separaremos y nos despedimos —su voz tiembla—, luego en casa nos daremos un beso de saludo.

—No me estás mintiendo, ¿verdad? Prometiste que ya no me mentirías más —niega con la cabeza y me da el último beso antes de que comience a correr hacía la casa.

Sigo mi camino sin mirar atrás pero luego de correr durante cinco minutos a través de los arboles, otra vez me invade una sensación de inseguridad; estoy más que segura de que algo no anda bien.

Comienzo a devolverme por donde venía para ver si puedo alcanzar a Alex sin que me vea, pero antes de llegar quedo paralizada al escuchar voces conocidas.

—...Deje en paz a Mía y me entrego —es Alex, inconfundible.

—Acá las reglas del juego las pongo yo — la voz de Sarah llegó a mis oídos.

Me escondo detrás de un árbol y al mirar, quedo horrorizada ante la escena. Sarah tiene apoyada una pistola en la frente de Alex. Se me aprieta el pecho y pequeñas lagrimas comienzan a caer por mis ojos, estoy temblando. .

—Voy a cortar el problema de raíz —continúa Sarah, como si estuviera dando el monólogo de su vida—. Nunca me agradaste Alexander, eras una versión empeorada de tu padre y nunca quise eso para mi hija.

—No sé cómo te da la cara para decirle hija.

Sarah no contesta nada y veo como comienza a preparar sus dedos, lista para para apretar el gatillo; sin poder soportarlo más, salgo de detrás del árbol.

—¡Basta!

—¡Mía, No! —grita Alex, suplicando.

—¡Déjalo en paz! —digo llorando desconsolada—. ¡Me voy contigo pero déjalo en paz, por favor!

Recién en este momento comprendo lo que pasaba por la cabeza de Kate esa vez que se fue con su ex; lo hizo por la misma razón por la que yo me estoy entregando a Sarah, por amor. Lo hizo para protegerme, así como yo quiero proteger con toda mi alma a Alex.

—Veo que aún funcionan tus neuronas —dice Sarah burlona sin bajar el arma.

—Deja que me despida de él —exijo.

—Si intentan cualquier cosa, el disparo va directo a su cabeza —se aleja unos centímetros—. Y tengo muy buena puntería.

—¿Por qué hiciste eso? —dice afirmando mi cara con ambas manos.

—Porque te amo.

—Te juro que te encontraré.

—No —pido sin poder dejar de llorar por lo que le voy a pedir—, por favor no me busques. Es lo que ella quiere, si lo haces, te va a atrapar. ¿Te acuerdas esa vez que hablamos del destino? —asiente con la cabeza—. Cada vez estoy más segura que nuestro destino es estar juntos, y tarde o temprano nos unirá. Te prometo que nos volveremos a encontrar pero primero necesito que te alejes.

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora