Capítulo 32: Padre e Hijo

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—¿Qué es eso? —dice Alex mirando fijamente el diario que llevo en mi mano.

—Nada, solo es donde escribo las cosas que sueño o recuerdo.

Me toma la mano y atravesamos el bosque lo más rápido que podemos, ya no duda al momento de tomarme la mano o abrazarme, sabe que no me apartaré y se está dando cuenta de que estoy confiando en él, más de lo que debería.

Entramos a la casa y él se dirige a la otra habitación mientras yo me siento en el sillón, siguiendo su consejo de ponerme cómoda.

Tomo la cajita en donde habían fotos y me pongo a verlas detalladamente, la mayoría son fotos con él, aunque también hay algunas con Giselle y una con Sam en la torre Eiffel, hay más fotos con gente que no conozco.

Mientras analizo cada una de las fotos llego a una que llama mucho mi atención, me recuerda a la que había visto en la caja fuerte de Sarah, y sale esa chica muy parecida a mí. No me acordé de esas fotos hasta ahora y cuando me doy cuenta de otro detalle me quedo helada; es la misma chica que me intentaba sacar del agua en mi sueño.

—¿Estás bien? —pregunta Alex mientras se pone una camiseta.

—¿Quién es ella?

Alex se queda paralizado también y se toma un momento para pensar la respuesta.

—¿N-no te han contado nada de ella? —tartamudea nervioso.

—¿Qué me tendrían que contar?

—No sé si sea el momento.

—Sí, es el momento. Tengo derecho a saber la verdad.

Se queda un momento quieto, supongo que está pensando en cómo abordar la situación, luego suspira y se sienta en el sillón a mi lado.

—Ella era...—duda un momento antes de continuar y luego termina diciéndolo casi en un susurro—... tu hermana.

—¿Cómo? —pregunto aunque haya escuchado perfectamente—. ¿Tengo una hermana?

—Tuviste una hermana.

—¿Murió? —asiente y se nota la tristeza en sus ojos—. ¿Qué le pasó?

—Fue un accidente, te estabas ahogando e intentó salvarte, pero nadie llegó a tiempo para salvarla a ella.

Me quedo completamente paralizada, abro el diario en la última página que escribí y se lo entrego; Alex me mira confundido antes de comenzar a leer, a medida que va leyendo puedo observar que se sorprende cada vez más.

—¿Sabías de ella? —niego con la cabeza—. ¿Cómo escribiste esto?

—Te dije que sueño cosas que creo que son recuerdos —no aparta los ojos de mi—. Lo soñé cuando me quedé dormida aquí y me despertaste porque estaba gritando.

—Tal vez esa sea tu forma de recuperar la memoria.

—No creo que eso esté en los planes.

—¿Qué planes?

—Cuando fui al medico, me dijo que no era normal que yo soñara. «Que las personas como yo no podían soñar» —dibujo unas comillas imaginarias con mis dedos.

—¿Nunca buscaste una segunda opinión?

—No conozco a nadie, ni siquiera recordaba a mi familia o a ti. ¿Cómo sé qué medico no está trabajando para Sarah?

—Mi padre tiene muchos amigos médicos, que claramente jamás trabajarían para tu mamá.

—No hablas con tu padre hace años, ¿cómo piensas conseguirlos?

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora