Abril, 2048
—¡Alex, despierta! —digo moviéndolo un poco desesperada—. Es hora.
—Ya no tenemos que escapar más, bonita —responde somnoliento— Vuelve a dormirte, estamos a salvo ahora.
—Alexander despier....—mi frase queda interrumpida por un grito de dolor y eso hace que él vuelva a la realidad.
—¿Es hora?¿Ya? —se levanta de golpe y comienza a moverse para todos lados, nervioso, sin saber qué hacer.
Asiento con los ojos cerrados para aguantar el dolor pero no ayuda mucho, creo que jamás he experimentado un dolor peor, ni siquiera cuando intente suicidarme hace cuatro años. Alex se levanta rápidamente y comienza a vestirse para salir; luego me ayuda con los zapatos y me abraza para ayudarme a salir de la casa, ya que apenas puedo caminar. Subimos al auto y conduce a toda velocidad a la clínica de urgencias.
Hace un año dejamos de escapar; Christian movió todos sus contactos y pudimos salir del país, por el momento estamos viviendo en París y creo que aquí nos quedaremos hasta nuevo aviso, ya que nos está yendo muy bien. Al final, todo es como lo planeamos algún día. Alex pudo terminar sus estudios de Psicología al fin y yo, con ayuda de Christian pude abrir mi propia galería de artes, con mis propias pinturas. Aparte de eso, Alex vendió la moto para comprarse un auto, según él por nuestra seguridad; aunque sé que la extraña no me puede engañar con eso.
Llegamos a urgencias y Alex me ayuda a bajar en una silla de ruedas ya que cada vez se me complica más estar de pie. Una enfermera me ingresa y mi esposo no me suelta la mano en ningún momento. Sí, dije «esposo», nos casamos hace un par de meses. Y hoy catorce de Abril del año dos mil cuarenta y ocho, están a punto de nacer nuestros primeros hijos, un gran regalo de cumpleaños para Alex. Fue una sorpresa bastante grande saber que serían mellizos; un niño y una niña.
Hace dos años, estuve embarazada pero en uno de los escapes recibí un golpe bastante fuerte y sufrí un aborto espontáneo. Estuve bastante deprimida durante varios meses y había decidido que no quería tener hijos, por miedo a perderlos. Alex solo me apoyaba pero como ya sabemos, nosotros no decidimos estas cosas y ahora estoy a punto de dar a luz a dos.
—Respira bonita ya falta poco —me intenta tranquilizar Alex mientras yo le estrangulo la mano. Todo ha sido tan rápido que ni siquiera he asimilado que dentro de unos momentos seré madre.
Grito haciendo mi mejor esfuerzo, intentando soportar el dolor de mejor manera posible. Cuando siento el llanto de un bebé puedo decir que por un momento olvido todo lo que hay a mi alrededor y solo me concentro en ese maravilloso sonido.
—Es un niño —dice la matrona y después de limpiarlo un poco lo ponen entre mis brazos.
Es realmente hermoso, creo que nunca en mi vida he sido tan feliz. Y lo mejor de todo es que puedo ver en los ojos de Alex la misma felicidad. Después de estar un momento con mi bebé; Alex lo toma en sus brazos con mucho cuidado, como si tuviera miedo de quebrarlo y lo aparta de mí, ya que ahora tengo que recuperar mis fuerzas para que nazca nuestra hija. No sé en qué estaba pensando al no elegir cesárea pero ya no hay nada que pueda hacer.
—Liam —le dice Alex a nuestro hijo mientras le da un beso en su pequeña frente—. Bienvenido a este mundo de locos.
—Listo preciosa, el último esfuerzo —dice la matrona y yo me preparo para el dolor nuevamente.
No sé si es la emoción por haber visto a Liam o si me acostumbré al dolor, pero no es tan terrible la segunda vez. La siento llorar y mi corazón comienza a palpitar a mil por hora. Apoyo mi cabeza por fin en la almohada, y a los pocos segundos apoyan a la pequeña en mi pecho.
—Hola, princesa hermosa —digo dándole un pequeño beso sin evitar llorar, no puedo creer que todo haya salido bien—. Hola, Olivia.
Con Alex decidimos llamarla Olivia en honor a mi hermana, y Liam en honor al mejor amigo de Alex por el que se tatuó las flechas en el pecho. Es algo así, como para recordarlos siempre, además los nombres son preciosos.
***
Luego del parto, supongo que por el agotamiento me quedo profundamente dormida y cuando despierto noto que ya estoy en una habitación normal de la clínica. Miro hacia un lado y ahí está él, mi alma gemela sostiene en sus brazos a Olivia y le está diciendo algo que no puedo entender ya que mis ojos se comienzan a cerrar nuevamente.
Cuando vuelvo a abrir los ojos, Alex no está pero hay una enfermera que me está tomando los signos vitales y recién me doy cuenta de que tengo conectado unos tubos de oxígeno en mi nariz; no me preocupo ya que lo único que me importa ahora es poder tener a mis bebés en mis brazos.
—Hola hermosos —digo apenas la enfermera me los pasa y les doy un beso en la frente a cada uno.
En medio del beso a Olivia me comienzo a marear, es como si todo comenzara a girar. No entiendo mucho qué me está pasando pero por mi mente están pasando ráfagas de imágenes, recuerdos. Todos mis recuerdos están volviendo.
Ya me había dado por vencida, me había acostumbrado, muy pocas veces le preguntaba cosas del pasado a Alex y solo me concentraba en el futuro; pero ahora de la nada mi memoria está volviendo, yo estoy volviendo.
Siempre pensé que mis recuerdos volverían al experimentar emociones fuertes pero ya estaba dejando esa idea de lado ya que no parecía tener resultado. Supongo que ninguna emoción es tan fuerte como la que acabo de sentir al ver nacer a mis pequeños.
—¿En qué piensas, bonita? —me interrumpe Alex entrando a la habitación y dándome un pequeño beso en los labios antes de tomar en sus brazos a Liam.
—En que nunca pensé que ganarías la apuesta que hicimos de pequeños —digo y él me mira extrañado—. Ya sabes, esa de que mi primer beso sería con el amor de mi vida. Desde que me besaste a los nueve años no hacía más que rogar por que ganaras.
—¿Estuviste leyendo algún diario? —pregunta confundido, ya que perdimos todos los diarios. Yo niego con la cabeza y entonces, él me mira con los ojos vidriosos y añade:— ¿Recordaste?
—Volví, mi amor —le respondo con lágrimas en los ojos antes de besarlo—. Al fin volví, bonito.
ESTÁS LEYENDO
Vidas Robadas (VR#1)
General FictionVivo en un mundo perfecto. Claro, para los que lo controlan. Todo es controlado, desde dónde vivimos hasta la duración de nuestra vida. Al nacer, nos extraen una muestra de sangre, la examinan en un laboratorio, y no sé cómo lo hacen pero dejan en...