Capítulo 34: Hermana perfecta

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Despertar a la mañana siguiente al lado de Alex, mientras me rodea con sus brazos me hace sentir más protegida que nunca. Muy dentro de mí siento que este es mi lugar y quiero quedarme aquí por mucho tiempo.

Alex sigue con los ojos cerrados, durmiendo tranquilamente; no puedo evitar mirar hacia su pecho donde se asoma un tatuaje, no lo distingo muy bien ya que la tela me lo impide pero me acuerdo de la foto que vi, tenía unas flechas cruzadas y abajo de ellas algo escrito, creo que en árabe. En la muñeca tiene otro que me llama mucho la atención, era una frase escrita creando la forma del símbolo infinito, también está en otro idioma, creo que francés, mágicamente entiendo las primeras palabras pero luego Alex se gira y no alcanzo a seguir leyendo.

Me doy la vuelta y busco el celular; sin exagerar tengo treinta llamadas perdidas de Sarah, diez de Kate y siete de Ben, un montón de mensajes y mi buzón de voz está repleto. Escucho el primer mensaje, es de Sarah diciéndome que dé señales de vida, que está muy preocupada y que si es una broma estaré castigada de por vida. El segundo y el tercero son más o menos lo mismo; los otros son de Kate y Ben preguntándome dónde estoy y qué locura hice esta vez. Me muero por contestarle a mis amigos pero estoy segura de que Sarah se las arreglará para leer todo y lo que menos quiero es que me encuentre.

Me levanto de la cama y voy a buscar un vaso de agua, me siento en el sillón y busco en los diarios viejos, tengo ganas de averiguar más cosas de mi pasado.

En los últimos diarios que escribí cada parte tenía un título, era como si estuviera escribiendo un libro pero de mi vida; empiezo a ver qué título me llama la atención para comenzar a leer. Paso por «Atrapada en una burbuja», «Princesa rebelde» y «La hija perfecta». En este último me detengo ya que es justo lo que necesito en este momento.

                             «LA HIJA PERFECTA.

Desde que murió Liv, intenté ser la mejor hija, ser responsable y alejarme de cualquier tipo de problemas. Muchos piensan que por el hecho de haber tenido ocho años cuando murió, no la recuerdo pero se sorprenderían al saber todo lo que hay en mi cabeza. Recuerdo exactamente cómo murió intentando salvarme a mí; creo que mi madre nunca me perdonará eso, tengo la sensación de que hubiese preferido que la ahogada fuera yo y no Olivia. A mi padre tampoco nunca le perdonó el no haberla salvado, y poco después de eso se separaron. Dicen que las perdidas pueden causar dos reacciones en las parejas, o las puede unir más que nunca, o las separa para siempre y en el caso de mis padres, fue la segunda.

Olivia era perfecta, tenía la vida que cualquiera desearía, era hermosa, inteligente y divertida; aunque era varios años mayor que yo éramos muy unidas, me llevaba a todas partes sin importarle nada. Puedo asegurar que era tan perfecta que arriesgó su vida por mí, solo existía bondad en su corazón.

Por muchos años vi a mi madre con depresión, más de alguna vez se intentó quitar la vida. Nunca olvidaré la vez en que yo encontré su cuerpo inconsciente en el baño junto a un montón de pastillas desparramadas por el suelo, solo tenía ocho años. Si no fuera por Gina que siempre me entregó el amor necesario, lo más probable es que sería una de esas chicas que se drogan cada fin de semana y se andan acostando con la primera persona que encuentran, solo para olvidar.

Por tres años intenté ser como ella, me vestía como ella, parecía una verdadera princesa sacada de un cuento; pero por dentro mi verdadera «yo» luchaba por salir. No pude ver el error que estaba cometiendo al intentar ser alguien que no soy, me estaba perdiendo a mí misma hasta que Alexander volvió a mi vida. Me hizo ver que para ser feliz no era necesario ser perfecta, solo había que disfrutar más los momentos que vivimos.

No hay día en que no extrañe a mi hermana, como me gustaría poder hablar con ella cuando estoy confundida y necesito consejos de hermana mayor. Todo habría sido más fácil si ella me hubiese ayudado a aclarar mi cabeza con todo el asunto de Ethan y Alex, tal vez hubiese tomado la misma decisión pero no me habría demorado tanto. Sé que Liv me mira y me cuida desde donde quiera que esté, aunque no la pueda ver; sé que está aquí.»

Termino de leer y me queda totalmente claro que tuve una hermana a la que Sarah prefería por ser perfecta. No puedo creer lo que acabo de leer; Sarah se intentó quitar la vida muchas veces sin importarle que aún le quedaba otra hija por cuidar. No le interesó ni un poco que su pequeña hija de ocho años la encontrara casi muerta, es una mujer completamente egoísta.

Levanto la vista y veo a Alex parado en el marco de la puerta.

—Buenos días, bonita —dice pasándose la mano por el pelo.

—Hola —le sonrió y me acerco a él, deposito un pequeño beso en su mejilla, sorprendiéndolo—, ¿cómo dormiste?

—Maravillosamente bien —se dirige a la cocina—, ¿te han llamado?

—Sí, unas cincuenta veces.

—Deberías responder algo, que sepan que estás viva.

—No, no quiero hablar con nadie. Todos me mintieron, se deben seguir riendo de lo tonta que fui por creerles.

—Nadie dice que seas tonta —dice sacando un yogur del congelador —. ¿Qué estabas leyendo?

—Mis diarios, leí uno donde salía algo de mi hermana, decía que no había día en que no la extrañara, pero hace unos días ni siquiera sabía de su existencia. Me siento muy culpable por eso.

—No es tu culpa no recordarla.

—Lo sé.

—¿Quieres desayunar? —asiento y me dirijo a buscar cosas para hacer panqueques, supongo que no hay nada que los panqueques no arreglen—. ¿Qué haces?

—No planearás hacerlos tú y quemar la casa, ¿verdad? —bromeo—. No podemos quedarnos sin hogar.

Suelta una carcajada y se dirige a buscar otras cosas para pasármelas. Lo que comenzó como una inocente preparación de desayuno, termina siendo una guerra de harina y crema, quedamos completamente blancos y riendo como dos niños. Terminamos de comer y él se pone a lavar los platos mientras yo me doy una ducha. Salgo del baño envuelta en una toalla y miro otra vez mi celular, tengo un nuevo mensaje de Kate.

«April ¿Dónde estás? Contesta el maldito teléfono. Te mataré.»

Decido responderle, para que no se preocupe.

«No te puedo decir dónde estoy, pero no voy a volver. Por ahora no.»

Mientras me pongo mi ropa el celular vuelve a sonar.

«Sé que estás en el bosque. No me iré hasta que me vengas a buscar.»

«¿En qué parte estás?»

«En la entrada norte, estoy con Ben.»

«Me lo imaginé, quédense ahí. Voy a buscarlos.»

Me dirijo a donde está Alex y le digo que los chicos están aquí, me dice que vaya a buscarlos con cuidado y yo salgo. Casi como una experta, llego en cinco minutos a la entrada y los veo esperándome, inmediatamente noto que están tomados de la mano y no puedo evitar sonreír.

Kate me ve y corre a abrazarme, luego se aparta y me da un pequeño golpe en el brazo.

—¡Tonta! Pensé que te había pasado algo —dice y luego me vuelve a abrazar—. Tu mamá también está muy preocupada.

—En estos momentos lo que menos me interesa es saber cómo está Sarah.

—¿Pasó algo? —pregunta Ben.

—Muchas cosas. Déjenme que los lleve a la casa de Alex y les contaré todo —digo, antes de comenzar a caminar y perdernos entre los árboles.

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora