Capítulo 23: Escape

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—¿De verdad no sabes quién soy? —pregunta decepcionado mientras se sienta en el suelo como si lo hubiese derrotado a punta de palabras.

—Sí sé quien eres, es solo que no te recuerdo —me siento también, pero guardando las distancias.

—¿Cómo? No entiendo.

—Sé que eres Alexander Ford, tienes veintiún años —y así comienzo a decirle todos los datos que sabía de él como si me hubiese aprendido su biografía para una tarea, luego finalizo—, y tu novia murió hace dos años.

—Acabo de descubrir que mi novia está viva —dice casi sin energía.

—¿De verdad yo era tu novia?

—¿Cómo sabes todo eso de mí si no me recuerdas? —evade la pregunta.

—Investigué —me río—, parece que soy una persona muy curiosa —se ríe también como para afirmar lo que acabo de decir.

—Demasiado curiosa. ¿Por qué me investigaste? ¿Cómo supiste que existía?

—Bueno, supe que existías el primer día que llegué a mi casa, soñé contigo pero no le tomé importancia ya que ni siquiera sabía si existías —miento, le tomé más importancia de la que debería pero no quiero que sepa lo que puede provocar en mí—, pero luego encontré unas fotos en las que en la mayoría salía contigo y le pregunté a Gina quién eras, solo me dijo tu nombre y se llevó las fotos. Sin que se diera cuenta guardé una —la saco de mi bolsillo y se la entrego, una sonrisa melancólica se dibuja en su cara y pareciera que ver la foto lo lleva directo al pasado.

—Ese fue un gran día.

—Supongo.

—Sigo sin entender muchas cosas. ¿Qué haces aquí? Este no es el lugar perfecto para una Hamilton.

—Encontré un periódico, en el que decía que tú provocaste mi accidente y por eso estás acá. No sé si sea verdad, no quiero creerlo, no me preguntes por qué pero algo me dice que es mentira y la verdad espero no estar equivocada porque dadas las circunstancias, dudo que pueda escapar de aquí si resultas ser el malo —veo que lo intenta pero no puede evitar reír—. Creí que al hablar contigo se aclararían todas mis dudas, quería escuchar tu versión pero cuando vine hace unos meses no quisiste recibirme.

—¿Eras tú? —se pone las manos en la cabeza—. Lo siento, pensé que era una especie de broma.

—¿Por qué me dijiste Mía?

—No sé si sea una buena idea hablar de eso, mucha información podría hacerte mal. ¿Cómo dijiste que era tu nombre? ¿April?

—No evadas la pregunta, todos me ocultan cosas. Ya no sé en quién puedo confiar.

—¿Todos?

— Si, Sarah, Gina, Ethan...

—¿Ethan? —me interrumpe y se ve bastante sorprendido por no decir molesto.

—Sí, mi novio —se pone tenso y yo me doy cuenta de que no debí haber dicho eso—, en realidad es mi ex novio, terminamos hace unos meses.

—No sé si debería decirte esto, pero ustedes dos terminaron hace años. A no ser que estando en coma, telepáticamente le pidieras que volviera a ser tu novio —dice irónicamente.

—¿Qué? —definitivamente, de todo, esto es lo que menos esperaba.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —ignora mi pregunta.

—Creo que ya te respondí eso.

—No, ¿Cómo entraste?

—Salté la reja de atrás —se larga a reír y yo lo miro con los ojos entrecerrados. ¡Se está riendo de mí!

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora