Capítulo 17: Nuevos datos

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Vamos camino a casa en el auto, no le he dirigido la palabra a Joseph desde que salimos del supermercado. Apenas pregunté lo de Alex, cortó la conversación diciendo que ya era tarde y debíamos irnos porque me notaba cansada.

—Princesa —dice lentamente como si estuviera evaluando la situación —. ¿No vas a hablarme en todo el camino?

—Nop —miro hacia otro lado, mostrándome ofendida.

—Me recuerda tanto a cuando no te comprábamos algo de pequeña, hacías lo mismo —se ríe.

—No le veo gracia.

—No entiendo qué es lo que te molesto.

—Todos me ocultan cosas, dijiste que tú no serías de esas personas y estás haciendo exactamente lo mismo —lágrimas empiezan a caer por mis mejillas.

—No te oculto cosas, ¿por qué me dices eso?

—Sabes muy bien por qué lo digo —lo miro enojada—. ¿Por qué cortaste la conversación cuando pregunté por Alex?

—¿Lo recuerdas? —parece sorprendido y de repente sube mucho el volumen de la radio como si quisiera evitar que alguien nos escuche.

—No.

—Dime la verdad —estaciona el auto afuera de casa y me seca las lágrimas con sus dedos.

—No sé si confío en ti.

—April, estoy de tu lado. Deberías confiar en mí.

—Lo sé, pero siento que tu también me ocultas cosas.

—Solo las necesarias, mucha información te haría mal.

—¿Quién es Alex? —pregunto ignorando lo que dijo antes.

—¿Qué acabo de decir de la información?

—Solo dime algo —suspiro y él asiente no tan convencido—. Él no es el culpable de todo lo que me pasó, ¿verdad?

—¿Qué sabes de eso? —pregunta rápidamente.

—Encontré un periódico donde salía que él era sospechoso.

—Y veo que tú no crees eso.

—He estado teniendo —dudo un momento entre si decirle o no pero ya estoy bastante avanzada—, sueños con él. Sé que es estúpido dejarse guiar por sueños pero de verdad tengo un presentimiento de que no es verdad. ¿No me puedes decir algo? Aunque sea algo pequeño —ruego e intento poner la mirada que usa Kate.

—No supe nada de él después de tu accidente. Solo te puedo decir que Alex era un buen chico que estuvo en el lugar y en el momento equivocado, y eso trajo como consecuencia todo lo que le pasó.

—¿Puedo verlo?

—Eso es imposible, está en la prisión de mayor seguridad. No lograrías ir ahí sin que tu madre se entere.

—¿Me ayudarás a entender toda esta locura?

—Para eso estoy aquí, princesa —me guiña un ojo.

Nos bajamos del auto y vemos que Sarah nos esta esperando a la entrada con los brazos cruzados.

—¿Dónde estaban? —parece molesta—. Es muy tarde.

—Solo dando un paseo —digo restándole importancia—. Ahora vamos a cocinar.

—¿Cocinar?

—Sí —sonríe mi padre satisfecho—, no creo que hayas olvidado lo bien que cocino.

—Tengo una reunión y pasaré la noche trabajando en la oficina —ella solo lo ignora—, han habido muchos problemas, ¿estarás bien sola?

Vidas Robadas (VR#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora