ÁLEX
En cuanto la he visto con aquel chico bailando, la manera en la que se arrimaba a él con una espléndida sonrisa y riéndose con él como si la vida le fuera en ello me ha puesto nervioso; pero más cuando he bajado la mirada hacia las muñecas de él y de ella, sobre todo la de ella, y he visto el color verde, ya lo había visto en la foto, pero ver en persona cómo los chicos intentaban ir a por ella me ha cabreado muchísimo. Ella no sabía que llevaba aquí desde que he visto esa foto. Hablé a Rubén a ver si sabía dónde era la fiesta y nos hemos dirigido rápidamente a aquí con Sergio también. Blanca no sabe que la he estado observando desde lejos, ver cómo se la comían con los ojos me ponía nervioso y frenético, y más haciéndoles ver como que estaba disponible con esa dichosa pulserita. La he sacado afuera para poder hablar con claridad, dentro entre la gente que hay, el pavo ese con el que estaba y la música tan alta me iba a ser imposible poder hablar con ella.
— ¿¡Qué cojones te crees que estás haciendo!? — le grito agarrándola de la muñeca en la que lleva la pulsera verde y señalándola con la mano que tengo libre.
— Esto... solo es una tontería, ¿vale? — dice intentando tirar de la muñeca que tengo agarrada y con la otra mano se aparta algunos mechones de su cabello que se le han puesto en su rostro.
— ¡No es ninguna tontería! Con esto das la total libertad al resto de tíos para que te entren, ¿estás tonta? — le digo seriamente, pero ella tiene la mirada perdida, no hace más que revolverse y mirar a todos los lados excepto a mí.
— No somos nada, ¿vale? Tú mismo lo has dicho, somos amigos — dice en un tono burlón recalcando la palaba «amigos».
Parece ser que todavía sigue enfadada por esa tontería, ¿cómo tengo que estar yo ahora por todo esto?
— Te tendrías que haber puesto la naranja en todo caso, ¿me oyes?, naranja, no creo que seas daltónica — intento quitarle la pulsera, pero enseguida aparta su brazo.
— No, la naranja tampoco, yo o soy tu pareja o no soy nada — me dice con algo de dificultad.
Cuando alza la mirada al fin y puedo verla esos ojos claros que tiene, puedo notarla enseguida que está muy borracha. Ya lo notaba en el habla, pero los ojos la delatan porque ya no los tiene tan abiertos como de costumbre, por eso ahora es tan valiente, pues bien, al jueguecito de ser el más duro yo también sé jugar.
— Muy bien, con qué esas tenemos, ¿no? — le suelto la muñeca —. Pues entonces somos libres de hacer lo que queramos, que disfrutes de la fiesta.
No puedo evitar sonreírle de manera traviesa, haciéndola caer en la cuenta del grave error que ha cometido, conmigo no se juega. La dejo ahí porque se ha quedado paralizada por lo que la he dicho. Me está jodiendo dejarla sola porque eso no es realmente lo que quiero, ahora mismo me gustaría abrazarla, sentir su aroma a vainilla y besar esos suaves labios que tiene, pero como se ha tomado tan a pecho la palabra «amigos» y encima ha estado tonteando con otros tíos, la voy a dar de su propia medicina.
A saber si antes de llegar a la fiesta no ha estado con otro ya en la cama. No, eso no puede ser, ella me desea a mí, solamente a mí, lo sé por su mirada, por lo nerviosa que se pone cada vez que la tengo a mi lado y por cómo la ha jodido lo de esta mañana. No puedo rayarme más, así que entro en la casa, me adentro en el salón y veo una caja llena de esas pulseras, sin dudarlo cojo la verde. Enseguida veo a mis amigos que están en la cocina y voy a su encuentro, Sergio tiene puesta una pulsera de color naranja y Rubén de color verde. Me da curiosidad la de Sergio.
— ¿Por qué no te pones una verde? ¿Hay algo que no nos hayas contado? — pregunto mientras me sirvo un cubata.
— Porque tengo algo por ahí, no es nada serio, pero algo hay — dice con la mirada perdida como si estuviese buscando a alguien, seguro que es esa misteriosa chica.
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Lo que nunca fuimos © (2)
Ficção AdolescenteJennifer tiene una elección muy importante en el altar de la iglesia, ¿qué decidirá finalmente? ¿Se casará con Roberto o huirá de la iglesia y correrá a los brazos de Cristian? Su decisión final cambiará absolutamente toda su vida, siendo esta un a...