Ahora mismo estoy en shock, tengo a mi lado al que pronto será el hombre de mi vida y junto a la gran puerta de la iglesia está el que creía que sería el hombre de mi vida. Los invitados están impacientes a que diga mi respuesta, pero ahora mismo por mi cabeza están pasando muchísimas cosas, recuerdos de las dos personas. Puedo notar cómo la mirada de Roberto va en dirección hacia dónde estoy mirando yo, hacia Cristian. Finalmente me decanto por seguir adelante con la boda, no puedo echarlo todo por la borda por alguien del pasado que ha aparecido ahora, le invité por lo último que acordamos, ser amigos, pero jamás me pensaba que fuese a venir, y ha roto todos mis esquemas ahora mismo a pesar de haber estado tantos meses de terapia con mi psicólogo. Puedo llegar a notar a mi padre nervioso y a los fotógrafos esperando la ansiada respuesta.
— Sí, quiero — digo finalmente mirando a Roberto.
Mi ya marido me coge la cara con sus dos manos y me planta un enorme beso de amor, me dejo llevar y no quiero que se separe de mí. Nos giramos para hacernos las fotos, firmamos los papeles, después lo hacen los testigos, y ya se puede decir que definitivamente somos marido y mujer. Nos hacen miles de fotos mientras atravesamos el largo pasillo de la iglesia, la verdad es que estoy emocionada, el mal trago que he pasado durante unos minutos ya ha desaparecido, ahora solamente me queda disfrutar de mi matrimonio. Al acercarnos a la puerta, la prensa espera impaciente mientras los guardaespaldas de mi padre intentan retenerlos, pero les es misión imposible.
Salimos Roberto y yo con una enorme sonrisa e inmediatamente aparecen los flases, nos quedamos en el escalón superior para que nos hagan las fotos y seguidamente bajamos. Enseguida nos tiran arroz que se me mete por todos los lados, se me queda por el pelo y varios granos de arroz se cuelan por el escote, los cuales me intenta quitar Roberto con una sonrisa ladeada en el rostro.
— ¿Cómo se encuentra, señor Cortés, después de este momento tan especial para usted? — pregunta un chico que se acerca a mi padre con un micrófono.
— Muy emocionado — contesta mi padre con ese semblante frío que siempre tiene.
Después cuando ya hemos bajado los peldaños, varias personas quieren hacerse fotos con nosotros y, de tantas fotografías, posando con una sonrisa en el rostro, creo que estoy ejercitando los músculos de mi cara.
Se acerca otro periodista a mí.
— ¿Qué tal la nueva etapa de su vida? — me pregunta un chaval joven de pelo negro, se le nota algo nervioso, debe de ser nuevo en esto.
— Al principio estaba muy nerviosa, incluso me he bloqueado, pero ahora que ya ha pasado todo estoy muy contenta de esta decisión.
— ¿Se ha planteado tener hijos? — esta pregunta me pilla por sorpresa.
— Por supuesto, pero todo a su debido tiempo, ahora quiero disfrutar solamente de mi marido — respondo mientras miro fijamente a Roberto, quien está a mi lado.
Busco con la mirada a ver si está Cristian y, efectivamente, puedo verle a unos metros de mí, junto a una mujer morena que parece estar embarazada. De repente veo que se dan un beso, he estado volviéndome loca en la iglesia sobre qué hacer cuando él ya tiene su vida hecha. Desvío la mirada a otro lado, mi hermano me está pidiendo que me haga una fotografía con él y su novia, y voy a ello.
Dios mío, ahora me doy cuenta de lo tonta que he sido, he estado a punto de arruinar mi futuro por unos recuerdos que han venido a mi cabeza al verle, menos mal que he seguido con lo que tenía planeado.
— Jenny, ¿puedo preguntarte algo? — me pregunta Roberto casi en un susurro.
— Claro — espero que no sea nada de lo que ha ocurrido dentro.
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Lo que nunca fuimos © (2)
Fiksi RemajaJennifer tiene una elección muy importante en el altar de la iglesia, ¿qué decidirá finalmente? ¿Se casará con Roberto o huirá de la iglesia y correrá a los brazos de Cristian? Su decisión final cambiará absolutamente toda su vida, siendo esta un a...