ÁLEX
Sus palabras me dejan inmóvil en el sitio, «¿Qué tal besa Lara?», Lara es una amiga mía, pero nada más, jamás me liaría con ella, es que ni se me ha pasado por la cabeza. Es verdad que ella está pillada por mí, pero yo no, solamente veo una amistad muy buena entre ella y yo. Yo creo que es de las pocas chicas con las que no he intentado nada.
— Yo no he besado a Lara — respondo firmemente, me jode muchísimo que ella desconfíe de mí cuando no he hecho nada —. ¿De dónde cojones has sacado esa información?
— Se dice el pecado, pero no el pecador, te liaste con ella en el callejón cerca de un bar y luego tuviste los cojones de venir a mi casa, muy bien campeón — me reprocha bastante dolida y con ira mientras aplaude a modo de burla.
Gira la cabeza a un lado para que no la vea llorar, es tan orgullosa siempre, nunca le gusta que la vea vulnerable.
— Blanca, escúchame — le cojo la cara para que me mire fijamente y le retiro con los dedos alguna lágrima que ha escapado de sus ojos —. Lara es una muy buena amiga mía y no me he liado con ella nunca, ¿cómo me voy a liar ahora con ella si estoy enrollándome contigo?
Blanca mira a todos los lados excepto a mí y eso me pone muy nervioso. No entiendo por qué desconfía tanto de mí, no la he dado motivos para hacerlo. Bueno, tal vez sí, en aquella fiesta cuando me enrollé con la anfitriona, pero ahí no éramos absolutamente nada. Ahora es distinto, a pesar del poco tiempo que llevamos enrollándonos le he prometido que intentaría estar solo para ella, de momento sin una relación de noviazgo, pero por algo se empieza. Esto es difícil para un chico como yo, que estoy acostumbrado a estar con varias mujeres a la vez, por lo que tiene que valorar lo que estoy haciendo ahora mismo por ella.
— Dime quién te ha dicho eso — insisto esta vez suavemente para no asustarla.
Sé que puedo llegar a ser bastante duro sin darme cuenta y puede que en vez de conseguir lo que quiero, obtenga un efecto rebote. Es una de las cosas que he aprendido con Blanca, a ser menos agresivo, o al menos intentarlo.
— María — se muerde el labio inferior y vuelve a desviar la mirada.
Aunque no esté viendo sus ojos, solamente con ver el gesto de su rostro, me basta para saber que todo lo que está sintiendo es rabia y dolor.
— ¿Y te lo crees viniendo de esa fuente? — río con sarcasmo para tranquilizarla.
Obtengo un silencio como respuesta. Esta conversación parece más un monólogo por parte mía que una conversación entre dos personas.
— María está coladita por mí, aunque hayan pasado los años, pero yo no siento nada por ella, eso es pasado y ella está haciendo lo posible por separarnos, ¿no lo ves? — digo mientras mis dedos se enredan en mi cabello, siempre hago lo mismo cuando estoy nervioso.
La preciosa mujer que tengo delante de mí, al fin alza la mirada y la sostiene sobre la mía. La luz de la farola que hay justo a mi lado, hace que pueda ver sus preciosos ojos, los cuales ya han dejado de llorar, pero los tiene algo hinchados y enrojecidos. Me acerco más a ella y poso mis manos en sus caderas.
— No sé, tal vez tengas razón — son las únicas palabras que salen de su boca y desvía la mirada hacia arriba.
— Claro que tengo razón — le cojo la cara con las dos manos y la acerco a la mía para que nuestros labios se encuentren.
Pensaba que iba a retirar la cara, pero para mi sorpresa no, se deja llevar y sus brazos rodean mi cintura apretándome fuertemente, me acerca más a ella y esconde su rostro en mi cuello. Noto su perfume en mi nariz, el cual me provoca una sensación de tranquilidad. Mi enfado por su desconfianza ha desaparecido por completo. Mis manos se deslizan suavemente por su abdomen, notando cómo se le eriza la piel. Mi lengua se encuentra varias veces con la suya haciendo que un escalofrío recorra todo mi cuerpo, es increíble lo que un simple contacto suyo puede causarme en mi interior. Noto cómo crece mi miembro bajo los pantalones y el daño que me hace al no poder estar liberado, desea a Blanca, deseo a Blanca. Le beso con más pasión, cerrando los ojos, notando cómo un beso suyo me llena por dentro, pero de repente despierto a la realidad.
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Lo que nunca fuimos © (2)
Ficção AdolescenteJennifer tiene una elección muy importante en el altar de la iglesia, ¿qué decidirá finalmente? ¿Se casará con Roberto o huirá de la iglesia y correrá a los brazos de Cristian? Su decisión final cambiará absolutamente toda su vida, siendo esta un a...