CAPÍTULO 18

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ÁLEX

Mientras espero a que salga Rubén, miro mi móvil, no sé qué responder al mensaje de Blanca. Tampoco puedo dejar de hablarme con Laura así de repente, no sé, vale que no vuelva a enrollarme con ella, pero no voy a bloquearla así porque sí, es una chica muy maja, al fin y al cabo.

Me llega un mensaje de Laura, qué oportuna:

«Bueno, pues otro día... No te preocupes jajaja»

Me lo ha dejado a huevo para dejarla las cosas claras:

«No creo que volvamos a quedar, por lo menos no para enrollarnos, lo que no quiero es perder tu amistad».

A saber cómo se lo va a tomar... Las mujeres son muy difíciles, deberían de venir con un libro de instrucciones. Decido responder a Blanca porque la voy a ver en unos minutos y si no la respondo, se empezará a rayar y todo se va a ir al traste, más todavía.

«Ya la estoy dejando las cosas claras, tranquila».

Veo que Rubén sale por la puerta, bloqueo el móvil y se sienta en el asiento del copiloto. Bajo un poco la música y me dirijo al parque.

— Tío, ¿le pasa algo a Blanca? — me pregunta sorprendiéndome.

— No lo sé, no creo, ¿por? — pregunto desconcertado.

La verdad es que, si lo pienso mejor, seguro que es por mí... En qué puñetera hora me ha hablado Laura.

— Tú no digas nada, pero me ha pedido el número de Adrián y... ya sabes a lo que se dedica, tú y yo lo sabemos muy bien — dice mirándome fijamente.

En cuanto escucho el nombre de Adrián me quedo totalmente anonadado. ¿Por qué narices se está metiendo esa mierda? Yo hace tiempo que lo dejé. Como sea por mí, la mato, no pienso consentir que se joda la vida de esta manera por tonterías, la protegeré porque no sabe lo que hace.

— Joder — es lo único que se me ocurre decir.

Aparco y al acercarnos al parque todavía no han llegado ni Blanca ni Estela.

— ¿Y tú qué tal estás con el tema Estela? — le pregunto a mi amigo.

— Haciendo de tripas corazón, pero todavía no me he rendido, ya se cansará de ese tío, no sé cómo lo hacemos, pero en verano acabamos enrollándonos, ya sabes, en tu pueblo — me dice esperanzado.

— A ver si es verdad, que pegáis como pareja — le animo.

Enseguida aparecen dos sombras entre la oscuridad, son Blanca y Estela. Yo me limito a observarla, tiene la cara extraña, no sé si está preocupada, enfadada o decepcionada. Me pone nervioso no saber cómo se encuentra. Sinceramente, no sé por qué narices me estoy preocupando por ella. Me llega un mensaje de Laura y noto cómo se posan los ojos de Blanca en mí, intuyendo quién puede estar tras mi pantalla y se remueve incómoda. Miro el mensaje:

«Solamente me has querido mientras no estaba la morena esa, ¿verdad? ¡Eres un capullo!»

Parece que no se lo ha tomado muy bien... Joder, una amiga menos y encima no sé si volveré a quedar con Blanca porque está muy rara. Sin duda las tías no son lo mío. Dejo en visto a Laura, no quiero seguir discutiendo, por lo menos hoy. De repente vienen el resto de nuestros amigos. Alzo la vista y veo a Blanca, sigue mirándome. Ya que no vamos a hablar cara a cara, decido escribirla por mensaje:

«¿Te ocurre algo?»

Estoy esperando a que me conteste, pero mira el mensaje y vuelve a bloquear el móvil. ¡Pero de qué va! Ha pasado de mí, delante de mi cara. Me está cabreando, entre la droga que ha encargado y esto, me está tocando mucho los huevos, a mí nadie me deja así. Vuelvo a escribirla otro mensaje:

Lo que nunca fuimos © (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora