ÁLEX
Me parece patético que se ponga a llorar por una tontería, solamente le he retirado la cara porque me había molestado cómo tonteaba con los otros, ¡delante de mis putas narices! Y todo porque ella siempre está celosa de que yo esté hablando con mis amigas tan normal. Me pone enfermo cuando se emborracha porque dramatiza muchísimo, me la arma por cualquier cosa y encima soy yo el que tendrá que pedirla perdón, ¡pues ni de coña! Se cree que las cosas se arreglan llorando, siempre resuelve así las discusiones, se comporta como una cría, que en verdad lo es porque tiene diecisiete años y la culpa es mía, pero debería de madurar porque estoy harto de sus tonterías, no estoy para aguantar esto.
Tiro mi vaso con rabia al suelo y le doy una patada. Me tapo la cara con las manos y doy un puñetazo a una pared, provocando en mis nudillos un fuerte dolor, por no hablar de que se me ha levantado la piel en alguno de ellos, acompañado de algo de sangre. De repente mi móvil vibra en el bolsillo de atrás de mis vaqueros, lo cojo y es Rubén.
— ¡Qué! — contesto molesto tras descolgar el móvil.
Se oye jaleo, pero ni rastro de la voz de Rubén.
— Tío, no sé qué cojones te ha pasado para hablarme así, pero tu hermano está metido en una pelea con los de siempre, ven aquí echando hostias, estamos en el bar de atrás de la orquesta, en la calle que hay a la derecha — me dice atropelladamente, e inmediatamente me cuelga.
Mierda, ya lo que me faltaba. Casi era mejor que mi querido hermanito se hubiese quedado en Los Ángeles. Voy corriendo a donde me ha dicho mi amigo y al llegar, de repente me topo con varias personas en un círculo y en medio como cuatro personas pegándose y entre ellas mi hermano y su amigo y otros dos que no conozco. Me hierve la sangre, haciendo que toda la rabia que tenía retenida hasta el momento empiece a dirigirse hacia mis puños. Y, antes de que me dé cuenta, estoy en el centro del círculo, dándole un puñetazo en la mandíbula al chaval que le está cogiendo del cuello a mi hermano, pero para mi mala suerte también recibo uno, cosa que me pone muy nervioso y aún más eufórico. En cuestión de segundos le tumbo en el suelo y me suplica que le deje en paz, pero no puedo parar, a mi hermano no se le toca y con lo frustrado que estoy, estoy soltando todo con el chaval que tengo debajo de mí.
— ¡Para, Álex, para! — dice alguien entre las voces de la gente.
Sigo hasta que vienen dos personas y me cogen por los brazos, llevándome hacia atrás y sacándome de esto. Rubén, Ángel, el resto de mis amigos y yo nos dirigimos a un parque que hay cerca y nos sentamos en el banco. Me miro la mano derecha, la abro y la cierro, me duele. Giro mi cabeza y observo a mi hermano, tiene la nariz y la boca llenas de sangre.
— ¿Se puede saber qué cojones has hecho? — le pregunto intentando entender lo que ha ocurrido esta noche.
— Que me han tocado la polla como siempre — comienza a decir —. La hermana del pibe ese está loquita por mí, ha intentado liarse conmigo y yo no quería y no sé qué cojones le ha dicho a su hermano que ha venido a pegarme y me he defendido y se ha armado una buena — me explica cabreado mientras se limpia la sangre que le sale de la nariz y de la boca.
Paso la lengua por mi labio inferior y por el sabor noto que tengo sangre, ni me había dado cuenta.
— La próxima vez me llamáis antes, creo que ese chaval ya no se atreverá a hacerte nada, es más, le he dejado reventado — digo orgulloso.
Rubén me mira serio y me toca el hombro.
— No sé si lo has visto, pero Blanca estaba en la escenita.
Ahora me tiene que mencionar a Blanca, me la suda, bastante he tenido con lo de ahora. Cojo agua que ha traído Rubén y me lo hecho en los nudillos de la mano derecha para limpiarlos, omitiendo así lo que ha dicho mi amigo.
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Lo que nunca fuimos © (2)
Fiksi RemajaJennifer tiene una elección muy importante en el altar de la iglesia, ¿qué decidirá finalmente? ¿Se casará con Roberto o huirá de la iglesia y correrá a los brazos de Cristian? Su decisión final cambiará absolutamente toda su vida, siendo esta un a...