CAPÍTULO 38

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ÁLEX

Mientras me sirvo un buen cubata de Whisky con unos cuantos hielos, noto que se acerca alguien por detrás.

— A ver si aprendes de Rubén y me haces algo así — dice la dulce voz de Blanca.

— Bueno, bueno, poco a poco — no hay que ir tan deprisa, ya la he dicho antes que nos dejemos llevar.

Su rostro cambia a una sonrisa forzada, parece que lo que la he dicho no era lo que esperaba oír. Se da media vuelta y se dirige hacia donde está Estela. Joder, ya la he vuelto a cagar, simplemente la he dicho lo que creo, no quiero hacerla ilusiones si ni yo mismo sé lo que pasará con esto que tenemos.

— ¿Qué te ocurre? — se acerca mi buen amigo Rubén y se sienta a mi lado.

— Nada, que Blanca tiene envidia de la fiesta de Estela — doy un trago a mi bebida.

— Quizás deberías hacer algo de esto para conquistarla, estas cosas suelen gustarle a cualquiera — me aconseja.

¿Nadie entiende que quiero ver qué pasa con todo esto? No quiero precipitarme en algo que ni siquiera sé si estoy hecho para ello.

— Yo ya la tengo conquistada, no me hace falta hacer ningún paripé como esto, con perdón.

Rubén mira en dirección a donde se encuentran Estela y Blanca.

— Pues no parece que la tengas muy conquistada, con ver su cara lo dice todo — mi amigo y yo nos quedamos mirándolas.

Blanca mira con disimulo hacia nosotros y la verdad es que tiene el semblante serio. Estela también nos mira, debe de haberle contado el pequeño intercambio de palabras que hemos tenido hace unos minutos.

— No me calientes la cabeza anda, que quiero pasármelo bien, ya se le pasará el enfado, como siempre.

La fiesta continúa y decido pasar por un rato de Blanca, ya volverá, estoy harto de que se cabree por cosas insignificantes. Rubén y Estela van muy rápido, pero claro, ellos ya estuvieron juntos una vez, entonces ahora lo que están viviendo es como una continuidad. Sin embargo, nosotros no hemos estado nunca juntos, es más llevamos liándonos unos meses, ¿cómo vamos a empezar a hacer este tipo de cosas tan rápido? Desde mi última relación, me dije a mí mismo que jamás planearía nada porque siempre todo se va a la mierda, empecé a basarme en disfrutar del momento y que todo fluyera, paso de ilusionarme una vez más como para que luego me den la patada o que yo se la dé a ella.

Una voz me saca de mis pensamientos y me devuelve a la realidad.

— Vaya, vaya, la parejita parece ser que está pasando por una crisis — me rodea María hasta ponerse frente a mí.

— Ja, ja, ja, métete en tus asuntos — río irónicamente, parece que no me va a dejar nadie en paz.

— Vale, pero solo quiero decirte que te está poniendo a parir, por si querías saberlo — sus palabras se me clavan como puñales, no me puedo creer que Blanca esté haciendo algo así —. Y ¿tú cómo lo sabes?

Me niego a creer lo que me dice, esta es muy mentirosa.

— Cuando he ido a coger algo de picar, estaban ahí Míriam, Estela y Blanca y ha dicho varias cosas de ti, como que la estás volviendo loca, que no la valoras... — me dice tranquilamente mientras bebe de su bebida a través de una pajita de una manera sensual.

Enseguida me empieza a hervir toda la sangre, estoy bloqueado, no sé qué cojones hacer, pero antes de ponerme a pensar, ya estoy yendo a su lado.

— ¿Qué cojones estás haciendo? — le cojo del brazo y la retiro del grupo.

Lo que nunca fuimos © (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora