Draco Malfoy se veía bien.
No había un ser en este mundo con ojos que funcionaran adecuadamente que pudiera decir lo contrario.
Su túnica era indudablemente de sastre, no del severo negro que solía vestir cuando era más joven, sino azul noche, con ligeros toques en plata, nada recargado sino todo lo contrario, toda su vestimenta gritaba sobriedad, elegancia y orgullo.
Orgullo, era una de las primeras palabras que podría llegar a la mente al observar a Malfoy. Su cabello impecable, no engominado como en sus años púberes, sino con un corte elegante, ni demasiado corto ni demasiado largo. Sus ojos se veían fríos, acerados, tal vez eran los que más demostraban lo distante que se sentía de todos a su alrededor, y tal vez, eso era precisamente lo quería hacer sentir a los que le rodeaban. Que no tenían acceso a él.
Además, se veía alto. Harry juraría que era más alto que cuando salieron de Hogwarts.
La última vez que lo vio había sido en los juicios, en los cuales Malfoy había sido librado de cargos, tanto de los que le inculpaban por los hechos acontecidos cuando estaba en Sexto Año - por haber sido cometidos cuando era menor de edad y estando bajo coacción - como del resto, en su mayoría, gracias a la intervención de Harry y de Hannah Abbott.
Harry había informado al Wizengamot la forma en que Malfoy los encubrió en la Mansión. Si se hubiera tenido la certeza de que eran ellos ese día, hubiera sido su muerte segura, y también la de sus amigos.
Aunque Ron siguió insistiendo en su momento que Malfoy había sido salvado por ellos dos veces después, durante la Batalla, Harry solo sabía que sin lo que él hizo, incluso estando bajo la fuerte presión de su padre, su madre y de la demente Bellatrix Lestrange, ellos ni siquiera habrían llegado a dicha batalla, así que habló en su favor, y obviamente, en el de su madre.
Harry lo vio al cierre de su juicio, allí fue cuando le regresó su varita a Malfoy, la que había tomado ese día en la Mansión y que le fue tan útil al vencer a Voldemort. Malfoy, quien se había mantenido todo el tiempo que pudo durante el juicio serio, sereno, con esa máscara suya inexpresiva, y con algo parecido a la resignación, perdió un poco la compostura al recibir su varita de sus manos.
Aunque sus ojos se humedecieron un poco, Harry sabía que Malfoy hizo acopio de todas sus fuerzas para dominarse, respiró profundo, la tomó, y formuló un simple: "Gracias, Potter. Por todo", con su voz un poco temblorosa. Luego, asintió a modo de despedida y se alejó.
Y esa fue la última vez que Harry le vio en persona. Hasta esta noche.
Por supuesto, Harry y toda la comunidad mágica habían leído en El Profeta las noticias sobre los Malfoy: Narcissa Malfoy había recibido la sentencia de cumplir casa por cárcel durante tres años bajo los cargos de complicidad en crímenes contra la comunidad mágica y Muggle, de la cual solo tuvo que acatar un año, y luego fue librada de su encierro por buena conducta. Mayormente por insistencia de Harry frente al Wizengamot, quien envió varias cartas abogando por ella, en especial, después de la muerte de su esposo.
Lucius Malfoy, quien negoció con el Ministerio entregar toda la información que tenía sobre los Mortífagos, recibió ocho años de Casa por Cárcel, además de una inmensa cantidad de multas por indemnización a las víctimas, a la propiedad pública y privada, y pare de contar; en ese tiempo, solo salía para ir al Ministerio a dar información a los Aurores. Pero cuando apenas llevaba un año de condena, había sido acorralado por un grupo de magos oscuros, presuntos Mortífagos que habían logrado escapar, y había sido secuestrado, torturado y asesinado, dejando detrás los cadáveres de los Aurores que lo custodiaban.
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Mucho de Orgullo y Bastante de Prejuicio
FanfictionDraco Malfoy se fue a París después de la guerra, su fortuna aparentemente disminuida, herido por las realidades sobre su padre que salieron a la luz en el juicio. Años después, ha vuelto a Londres, con nuevos/viejos amigos, exitoso, más guapo que n...