Capítulo 67

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El tiempo siguió avanzando, la temporada de entrenamiento de Ginny con el equipo nacional empezó, y aunque la bruja seguía en la Madriguera, Harry había empezado a pasar más tiempo en su cabaña y había comenzado a escribir algunos cuentos cortos inspirados en sus muchas vivencias. No pensaba que podría ser escritor o algo así, pero lo encontraba muy reconfortante y le servía para ordenar sus pensamientos, un día le mostró uno a Hermione y ella le aseguró encantada que era muy bueno, aunque le dijo que si quería publicar algo alguna vez, lo más recomendable era que usara un pseudónimo porque ser el Niño que Vivió haría que solo le leyeran por curiosidad. Harry rió y dijo que solo eran cosas que escribía para él, pero la idea quedó dándole vueltas en la cabeza y le hacía sonreír al pensar que alguien pudiera leer algo que él escribiera y que no fuera por morbo o curiosidad.

Sus sesiones con Penélope iban muy bien. Sus asuntos de la Fundación iban viento en popa. Los niños estaban sanos e inmensos, y para su alivio, Aiko no había tenido más peleas, Harry sospechaba que la influencia de Theo tenía mucho que ver. La niña se había vuelto aficionada al mago y él a ella, no se perdía sus juegos de futbol y ella le oía hablar con adoración sobre Rumania, Bulgaria, Rusia, y por supuesto, Japón.

En cambio, Martina extrañaba horriblemente a Neville, quien siempre había sido su tío favorito. Parecía que ella y Harry nunca se acostumbrarían a su ausencia, y Harry había tenido que dedicarle tiempo a la niña, llevarla a los paseos que a veces hacía con el mago y esforzarse para que no se sintiera sola. Neville le había asegurado que para principios de diciembre estaría de regreso en casa – junto a Andrew – y haría una fiesta para celebrar su regreso y les presentaría al mago formalmente como su pareja a todos sus amigos, y su sueño era que para esa fecha, Hannah estuviera de visita en el país. Era casi una realidad que para ese momento ella ya tendría permitido salir del centro, al menos temporalmente para las fiestas navideñas.

Los Weasley estaban regocijantes, George también probablemente podría regresar para pasar parte de diciembre y el inicio de año todos juntos, aunque no era seguro aún si tendría que volver luego al centro; sus sanadores pensaban que probablemente le afectaría volver a su casa estando ausente Andrea, así que no iría a su apartamento sobre la tienda sino que llegaría a la Madriguera, solo trabajaría parcialmente en la tienda, donde Ron, había resultado ser un gran gerente y administrador. El pelirrojo había creado juguetes nuevos, había pagado al día las deudas de la tienda, y también las cuotas del préstamo de George en Gringotts, incluso, estaba estudiando de noche Administración y Contabilidad para estar mejor informado de los temas financieros, Hermione no cabía en sí de orgullo por su prometido.

Ginny salía con bastante frecuencia con Theo, y este la había invitado incluso en una ocasión a asistir un evento de las empresas en París. Esta bromeó con Harry diciendo que definitivamente, no pensaba ir de paseo con el mago a la Torre porque eso ya era trillado, pero que sin duda, un paseo por el Sena no lo iba a dejar pasar. Harry se sintió abochornado y el rostro de Theo parecía competir con el rojo del cabello de Ginny, pero esta solo rió y le besó en la mejilla sin ninguna vergüenza.

Vladimir y Charlie les habían informado que pensaban casarse el próximo otoño, que la boda sería en Bulgaria y sería una ceremonia muy pequeña, solo la familia de Charlie, una cena y un brindis con ambas familias – la de Vladimir era bastante reducida, solo eran él, su madre y su hermana Sofía - , y aunque el padrino de la boda de Charlie sería Percy, el de Vladimir sería Harry, lo cual había llenado de celos a Ginny y a Bill por igual. Harry aceptó encantado y le había escrito a Vladimir agradeciéndole de todo corazón el gesto. Incluso le prometió que aprendería un poco de Búlgaro para poder hablar con sus padres y le pidió ayuda a Theo para ello.

Theo se veía tan frecuente con los Weasley y con Harry, que parecía que se conocían de toda la vida. A pesar de sus muchos viajes de trabajo a Francia y Europa del este, parecía que nunca faltaba a nada: a los cumpleaños, cuando se enfermaba alguien, a los juegos de Ginny, eventos de los niños, y la familia les había acogido a él y Astoria con todo amor.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora