Capítulo 37

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Tal como Harry predijo, Molly hizo un drama colosal. Luego de abrazarle, preguntarle cómo se sentía, tocar su frente y asegurarse que en ese momento no se iba a volver a desmayar, lo arrastró a la cocina donde le dio una sopa caliente, pan casero y un té bastante cargado, y de ninguna manera permitió que se levantara de la mesa hasta que no comprobó con sus propios ojos que Harry se comió todo.

Harry no podía evitar lanzarle miradas mordaces a Hermione pero esta no le prestó ni la más mínima atención y se dedicó a distraer un poco a Molly hablando sobre la boda que se suponía se llevaría a cabo en el verano del año próximo. Sin embargo, Molly no tenía ni un cabello de tonta. Aunque la idea la entusiasmaba como nada en el mundo, ni por un segundo iba a olvidarse de que Harry no se sentía bien y de que – horror de horrores – estaba bajo de peso y mal nutrido. Eso era algo que Molly Weasley hubiera muerto antes de permitir que le pasara a sus hijos, y que le hubiera sucedido a Harry – otra vez – y ella no lo hubiera notado antes, no lo iba a dejar pasar así como así.

Harry intentó irse de la Madriguera a seguir sus ocupaciones, pero Molly no lo iba a permitir. Cuando Harry protestó sobre sus diligencias pendientes, Molly se dedicó a asignárselas a cada uno de los hijos que pudieran hacerlas: Percy se encontró encargado del vestuario de ballet de Martina, Ron de la comida de los animales – porque mientras Harry estuviera en la Madriguera no necesitaba hacer compras de comida - Hermione debía acompañar a Harry al día siguiente a San Mungo para evaluar su salud, no hubo peros que ninguno de los dos pudiera alegar para evitar ir – Hermione tenía unas cuantas reuniones al día siguiente pero Molly hizo oídos sordos a cualquier réplica: "A ti no te va a engañar sobre lo que haya dicho un Sanador. Iría yo misma pero mañana debo cuidar a Victorie".

Hermione miró fulminante a Harry cuando este le dijo, "Te lo tienes merecido", pero sin embargo, sabía que acompañar a Harry a San Mungo era lo mejor, así que el resto de sus asuntos en el trabajo tendrían que esperar, al menos los que tenía que realizar el día siguiente.

Cuando Harry hizo otro intento disimulado de irse a casa, Molly Weasley le dijo, "No pensarás que te voy a dejar ir sin que te haya visto un Sanador aún, ¿verdad?", y cuando Harry intentó replicar de nuevo, Molly negó con la cabeza y lo interrumpió, "Oh, no, Harry Potter. No hay excusas. Arthur irá a tu casa a buscar a Paris y Bean y los traerá a casa, solo espera uno momento cuando vuelva, te traerá cualquier otra cosa que necesites si le explicas dónde está, aunque honestamente, aquí tienes ya ropa, comida y cualquier cosa que necesites y tus lechuzas te llegarán aquí sin problemas. Yo misma le escribiré a Mary diciéndole que estás enfermo y no puedes ir por ahora a Lily's House", y cuando Harry iba a replicar de nuevo Molly levantó un dedo negando. "No", y Harry dándose por vencido asintió. "Tú cuarto está listo y apenas tengas lo que necesites de tu casa, te vas a ir a dormir y vas a descansar", Harry volvió a asentir sintiéndose culpable por preocupar a Molly y ocupar a todos con sus asuntos, pero sabía que no había replica que hiciera que se escapara de sus cuidados, y si era sincero, Harry sabía que era lo que en este momento necesitaba. "Y mañana, Hermione te llevará a San Mungo, dependiendo de lo que el Sanador diga, veremos qué hacer los próximos días. No te preocupes, somos una familia y entre todos cuidaremos de ti y de tus asuntos. Nada le va a faltar a los niños mientras tú te recuperas", Harry se quedó más tranquilo y fue a sentarse un rato afuera a disfrutar del fresco de la tarde mientras veía a los gnomos retozar entre las plantas del jardín.

Tal como Molly indicó, cuando Arthur llegó, primero fue puesto al día sobre la salud de Harry. Este se dirigió hacia donde estaba Harry afuera, se le acercó y le miró con reproche, luego le abrazó y le dijo con voz un tanto triste, "Hijo, ¿Cómo es que no nos dices si te sientes mal?", y meneando la cabeza lo abrazó fuerte otra vez, como solo un Weasley saber hacer.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora