Capítulo 50

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Harry estaba sentado en la piedra junto al pino titiritando cuando Charlie lo consiguió. Harry no recordaba cuando se levantó del claro y caminó a este lugar, pero no le importaba. Los truenos se oían fuertes en los alrededores pero a él no le interesaba en lo absoluto. Por un momento pensó en lo irónico que sería si le cayera un rayo encima y lo friera bajo el pino, dado lo mucho que lo identificaba la cicatriz en forma de rayo de su frente, pero parecía que las descargas eléctricas caían cada vez más lejos, aunque no así la lluvia.

Charlie lo sacudió y cuando Harry alzó la cabeza y lo miró, solo dijo, "Lo siento" en voz muy baja. El rostro pecoso de su hermano mayor lucía preocupado a más no poder.

Charlie le dijo simplemente, "¿Estás herido? ¿Puedes levantarte?", Harry no dijo nada pero se levantó aunque sintió que temblaba terriblemente. Charlie lo tomó fuertemente del brazo, luego le pasó un brazo sobre los hombros y empezó a caminar junto a él, lo llevó así sujeto hasta la cabaña, donde esperaba un Vladimir más pálido que nunca que corrió bajo la lluvia para recibirles. Vladimir le tomó por el otro brazo, y Harry notó que también estaba empapado, así que de seguro, también había estado buscándole bajo el torrencial de la tarde.

Lo metieron en la casa y aunque Vladimir le soltó, Charlie lo llevó directo al cuarto de baño, lo soltó mientras abría la ducha y dejaba correr el agua caliente, y aunque Harry intentó protestar y pedirle que saliera, Charlie permaneció con él mientras se quitaba la ropa y le ayudaba a meterse bajo la regadera; aunque Harry le pidió que saliera, que se resfriaría y que era capaz de bañarse solo, Charlie no se movió ni un instante y le miró con los brazos cruzados y el rostro serio. Harry se resignó, corrió la cortina de la ducha y se metió bajo el chorro de agua caliente, dejó que el agua, que estaba lo más tibia que podía aguantar, le devolviera el calor en el cuerpo y en el alma.

Cuando abrió la cortina al terminar de ducharse, Charlie seguía impasible, le pasó una toalla inmensa con la cual Harry se envolvió, notando que era gruesa y que le cubría completamente. Charlie lo llevó tomándolo del brazo a su cuarto aunque Harry intentó protestar inútilmente; cuando llegaron a la habitación, Charlie usó un hechizo secador para su cabello y le dijo que se secara bien el resto del cuerpo mientras Vladimir le entregó unas piyamas cálidas que no eran de las suyas. "Ve a bañarte, amor", le indicó Charlie a su prometido y este asintió y se dirigió a la puerta de la habitación.

Antes de salir, Vladimir les dijo en voz baja, "La poción pimientónica está en la mesita", y salió con expresión triste.

Harry se secó cuidadosamente, estornudó y esperó a ver si Charlie salía para vestirse pero este simplemente se sentó a un lado de la cama mirando al frente. Harry suspiró y se sintió avergonzado aún más, revisó las piyamas y se dio cuenta de que eran muy suaves y abrigadas, supuso que serían de Vladimir porque definitivamente a Charlie no le quedarían. Se las puso sin emitir más quejas y se quedó mirando a Charlie que seguía en la cama.

Charlie se acercó a la mesita, tomó la poción y se la pasó, señalándole luego la cama. Harry asintió, tomó la taza y bebió la poción que le calentó el cuerpo y le hizo echar humo por los oídos. Harry sintió que empezaba a sudar y ya la piyama no le pareció tan cómoda como antes, pero ni se le ocurrió quejarse sabiendo que ya le había causado mucha preocupación y angustia a Charlie y Vladimir. Se sentó en la cama y Charlie le dijo que en unos minutos, mientras la poción hacía efecto, podría comerse la comida y el postre que le trajeron del pueblo.

Harry intentó decir que no tenía hambre pero Charlie lo miró impasible y Harry hizo silencio y se resignó de nuevo a obedecer a su hermano mayor. Cuando escuchó que Vladimir había salido del baño, Charlie le informó que iría a ducharse pero que su prometido le traería la cena en unos minutos. Harry asintió y esperó intentando permanecer tranquilo y de no pensar en la conversación agitada que había tenido antes en la tarde.

Tal como Charlie prometió, en unos minutos Vladimir le trajo la cena y se sentó con él a los pies de su cama a hacerle compañía mientras Harry hacía un esfuerzo por cenar. Vladimir intentó distraerle contándole sobre el almuerzo que compartieron, lo rica que había estado la comida recién hecha y describiéndole su pastelería favorita donde hacían, según él, el mejor pastel del mundo y del cual le había traído una porción. Harry le escuchó agradecido, sonrió débilmente cuando Vladimir le contó sobre el regalo que le dio Charlie – un teléfono celular Muggle con el que podría llamar a su padre, que era nacido de Muggle, y por lo tanto no tenía problemas en usar la tecnología aunque también era un mago – y Harry rió un poco con las anécdotas sobre la cara de consternación de la vendedora cuando Vladimir tuvo dificultad para aprender a usar el equipo.

Una vez finalizada la cena, Vladimir no le permitió ir a la cocina a lavar los platos, sino que se encargó él, no sin antes de darle un abrazo apretado y asegurarle al oído que sin importar qué era lo que estuviera mal ahora, todo se iba a arreglar. Al separarse le dio un beso en lo alto de la cabeza y las buenas noches.

En menos de un minuto, Charlie estaba de regreso, le preguntó sobre la cena e insistió en que tomara una poción para dormir sin sueños. Le aseguró que aunque seguramente le haría amanecer un poco aletargado, definitivamente era necesaria. Harry asintió y se tomó la poción. Apenas tuvo tiempo de acostarse cómodamente, se durmió enseguida que la terminó de tragar. Charlie se encargó de arreglarle las almohadas y cubrirle con su colcha, le dio un beso en la frente pero se quedó observándole tristemente por un rato hasta que Vladimir fue por él y se lo llevó a su habitación a descansar.

-*-

Al día siguiente, Harry se despertó alrededor de las ocho de la mañana, esto debido a que cuando se acostó apenas eran las ocho de la noche. Charlie se había ido a trabajar y Vladimir estaba sentado leyendo algo relacionado a su trabajo y tomando notas. Cuando le vio salir, le sonrió con alegría y le acompañó a desayunar mientras tomaba frente a él otra taza de té. Vladimir sabía que Harry estaba un poco aletargado, así que se contentó con hacerle compañía en silencio mientras Harry comía sus tostadas con queso crema y mermelada de fresas y miraba al vacío lamentando todas las incomodidades que estaba causando a la pareja.

Cuando terminó de comer y limpió la cocina, Vladimir le pasó su abrigo. Harry se quedó pensando por un momento si era prudente salir a caminar, pero Vladimir le aseguró que el clima estaba claro. Sin embargo, cuando salieron, Harry notó que tomaron otra vía que no era la de costumbre, la de la piedra grande frente al inmenso pino.

El camino que tomaron era un poco más empinado y estaba más cerca de la zona de dragones, pero seguía siendo hermoso, rodeado de pinos en su mayoría, pero era menos visible el cielo y Harry se sintió un poco inquieto porque le hizo recordar el sueño con el patronus de ojos grises que siempre le llevaba a... Harry se detuvo un rato y respiró hondo. Vladimir pensó que estaba cansado y se paró también a respirar, incluso le consultó si quería volver pero Harry negó con la cabeza y luego de inhalar hondo tres veces siguió la caminata.

Harry había leído antes de salir la nota que le dejó Charlie. Este le decía que no iría a almorzar porque quería trabajar en la hora del almuerzo para poder volver más temprano. Harry sabía que era por su causa y que seguro su hermano querría hablar con él. Harry sabía que aunque no quisiera, tendría que contarles sobre su conversación con Malfoy. Charlie no necesitaba conocer todos los detalles, pero la situación de George y Ginny, definitivamente no podían seguir como un tema que no se tratara entre hermanos.

En algún momento, el camino les llevó de regreso a las cabañas y cuando volvieron, Harry se duchó y se puso a trabajar al igual que Vladimir.

-*-

Tal como Charlie prometió, no fue a mediodía a almorzar, pero Vladimir le envió con su lechuza una merienda ligera para que pudiera esperar hasta la hora de la cena, y alrededor de las cinco, Vladimir empezó a preparar Kyufte, un plato búlgaro parecido a las albóndigas pero en donde la carne de cerdo y res es mezclada con perejil y cebollas. También preparó papas al horno y ensalada para acompañar el Kyufte, y la verdad, es que a pesar del desgano de Harry, todo se veía delicioso y tenía ganas de probar el platillo.

Charlie llegó con unas botellas de cerveza rumana que puso en el refrigerador y fue a asearse luego de saludar afablemente a ambos jóvenes.

Luego de comer, Vladimir se dedicó a recoger la cocina a pesar de las protestas de Harry, pero Charlie insistió que fueran al mueble de la sala a conversar con un par de cervezas y Harry entendió que había llegado el momento de la verdad.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora