Capítulo 26

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Harry iba caminando hacia el vestíbulo del castillo. El lugar estaba abarrotado de magos y brujas vestidos con sus mejores galas. Pudo ver a Cedric sonriéndole a Cho Chang tomándola del brazo y hablándole con mucho entusiasmo, se sorprendió al ver a Hermione con Viktor Krum y darse cuenta de que él era su misteriosa cita para el Baile, le causó mucha gracia, y al mismo tiempo sorpresa. La hermosa Fleur estaba con Roger Davies y éste tenía cara de haberse sacado el premio mayor de la lotería, pero Harry miraba y buscaba y no veía a su pareja por ningún lado.

La Profesora McGonagall se acercó para hacerle saber que debían estar listos para abrir el baile, pero Harry le dijo que su pareja aún no había llegado, esta le miró ceñuda y le dijo que si no llegaba a tiempo, ella misma le buscaría una pareja, pero que definitivamente, ellos iban a abrir el baile e iba a ser a la hora exacta planeada para ello. Harry se sintió horrorizado y pensó, Él no me haría esto. Él no me dejaría plantado.

Y cuando lo pensaba, justo sintió que le tocaron el hombro y se giró. Ahí estaba él con una sonrisa. Era lo más hermoso que Harry jamás vio. Tenía una túnica de gala gris plomo de una tela aterciopelada y su cuello era alto, magníficamente bordado pero no recargado. Lo mejor era su sonrisa, abierta, alegre, y además, miraba a Harry dándole a entender que lo encontraba definitivamente atractivo. Harry podría haber explotado de felicidad.

Harry le extendió su brazo derecho a Draco y este lo tomó contento, diciendo, "Lo siento, ¿se me hizo tarde?" pero Harry negó y le dijo, "No, llegas justo a tiempo", y se inclinó a la derecha y agregó en voz baja. "Te ves... guao", y se ruborizó pero sabía que Draco entendía que se había quedado sin palabras.

Este se ruborizó un poco a su vez y le dijo igualmente en voz baja, "Tú tampoco te ves nada mal, Potter", y Harry rió brevemente. Sin embargo, se dio cuenta de que la Profesora McGonagall les hablaba y no contestó.

Siguiendo las instrucciones de la Profesora, entraron al salón que ya estaba abarrotado con los estudiantes sentados en sus mesas esperando la entrada de los Campeones y sus parejas. Harry infló el pecho y se sintió orgulloso de entrar al salón, no porque era uno de los Campeones, sino porque iba del brazo de Draco Malfoy, el mago más guapo y maravilloso de todo Hogwarts.

Harry miró de reojo a Malfoy y este le guiñó un ojo. Harry se sintió sonrojar pero solo le respondió con una sonrisa. La música empezó a sonar y Harry tomó la mano izquierda de Draco y este le rodeó con su brazo derecho. Cuando empezó a sonar el vals, Draco le dirigió, lo cual por supuesto, era lo natural.

Ambos se deslizaban por la pista y Harry miró a los ojos de Draco, perdido en la música y en el brillo de su mirada gris. De pronto, Draco se acercó y le lamió la mejilla... Harry se sorprendió, "¿Draco?" preguntó asombrado, y sintió que este le apretaba más fuerte y creció la presión de su cuerpo contra su pecho.

Cuando el lametazo se repitió, Harry arrugó la frente, abrió los ojos un poco y parpadeó con incomodidad al notar la claridad que entraba por la ventana. Bean estaba echado sobre su pecho y había lamido su mejilla de nuevo mirándole alegremente y meneando la cola al verlo despertar.

Harry gruñó "Ah, Bean" y se puso el brazo sobre los ojos intentando recordar su sueño. Se había sentido tan real que se sorprendió de que en algún lugar de su mente, estaban guardadas las memorias de los más ínfimos detalles de cómo había sido el baile de navidad cuando tenía catorce, e incluso, de cómo vestían todos, y al parecer, en especial, Draco Malfoy. Solo que su mente había cambiado no solo quién era su pareja durante el mismo, sino el color de la túnica negra de Malfoy por una de color gris plomo, justo el mismo tono de la que vestía la noche anterior y que Harry sentía era el color que mejor le sentaba.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora