Capítulo 5

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El día del juego, Harry se levantó animado. No hubo pesadillas y se sentía relajado y contento. Luego de su caminata, un poco más breve de lo usual, se desayunó bien, se bañó, se arregló con toda su indumentaria de fanático de las Harpías, cuyo colores, curiosamente, eran verde y amarillo – y que Ginny siempre decía hacían maravillas con el color de sus ojos.

Envuelto en toda su parafernalia de fanático, banderines incluidos, se dirigió por la red Flú a la Residencia Longbottom.

"¡Harry, querido!", dijo la Señora Longbottom, quien con Harry se transformaba completamente, pasando de un dragón a una mamá gallina. "¿Cómo estás? ¿Desayunaste? ¿Te has sentido bien últimamente?"

Harry sonrió por su mirada afectuosa y se acercó a saludarla. "Hola, Abuela Augusta, si, comí bastante, gracias, y estoy muy bien, muchas gracias por preguntar. ¿Cómo se ha sentido usted con el nuevo tratamiento que le envió su Sanador?". A esto, la abuela sonrió y le dio una palmadita en el rostro de forma cariñosa.

"Oh, siempre tan amable", y se puso seria. "No mucho mejor, te digo, la calidad de los Sanadores de San Mungo ha desmejorado mucho", frunció el ceño y su mirada se volvió amenazante. "Verdaderamente, es un milagro que la población mágica no desaparezca con tanto inútil como Sanador", y luego sonriéndole otra vez, agregó. "Neville parece que está atrasado, para variar. ¿Quieres una taza de té mientras le esperas?"

"No, gracias Abuela, en verdad estoy satisfecho", y en ese momento apareció Neville en la sala.

"Buenos días, Harry", dijo Neville acercándose, tan forrado de azul como estaba Harry de verde y amarillo.

"Oh, al fin bajas, el pobre Harry te ha estado esperando", dijo Augusta Longbottom con reproche a su nieto. Neville puso los ojos en blanco.

"Buenos días, Nev. No te preocupes, apenas llegué, pero no podemos quedarnos mucho rato más, ya sabes, el lío para entrar al estadio", dijo mirando con complicidad a Neville.

"Oh, sí. Un caos", este le siguió la corriente agradecido. "Vamos entonces, ¿nos Aparecemos o usamos el Flú hasta el punto más cerca del Estadio?"

"Mejor nos Aparecemos, la red Flú seguro estará congestionada, se dice que habrá un lleno total, tenemos suerte de que Ginny nos consiguiera esas entradas. Allá veremos a Ron y Hermione".

"Está bien. Nos vemos, Abuela", el rostro serio de esta se suavizó cuando su nieto le dio un beso en la mejilla.

"Adiós, cuídense mucho, y ¡nada de emborracharse en el estadio y hacer el ridículo! ¡Ya están muy grandecitos para estar subiéndose la túnica y bajándose los pantalones en las gradas y enseñarle el trasero al público como hacen esos jóvenes de ahora!"

"Oh, por Godric, Abuela", dijo Neville horrorizado. Harry rió con gusto y se acercó a Augusta Longbottom y también la besó en la mejilla.

"Pásala bien, Abuela", le dijo con cariño. "La próxima vez que venga, me quedaré al té y te traeré de esas galletas del Londres Muggle que tanto te gustan".

"Te tomo la palabra" y sonriendo agregó en voz baja. "Cuida a mi niño. Ya sabes que la cerveza no le cae bien".

Harry asintió solemne y siguió a Neville a la salida. La Promesa a Augusta Longbottom de cuidar a su niño era una constante en las salidas de Harry y Neville.

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Harry y Neville se Aparecieron conjuntamente en uno de los puntos para tal fin fuera del Estadio, y lo primero que Harry sintió fue que se hundía en un mar de color, música, bullicio y furor. A pesar de ser un aficionado al Quidditch y de asistir con relativa regularidad a los juegos de las Harpías, nunca fallaba en asombrarse por la cantidad de magos y brujas que vivían en el Reino Unido sin ser notados por los Muggles, y en especial, en este tipo de extravagantes eventos donde la Magia era usada en su máxima expresión para la diversión y el entretenimiento de magos y brujas.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora