Capítulo 65

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El tiempo pasó y todo empezó a mejorar. Las cartas de George eran más alegres cada vez y también las de Hannah. Neville estaba dando unas conferencias en la Academia de Pocionistas en Los Ángeles y había tenido tanto éxito que le habían invitado a dar otras en la Academia de Herbología, y pronto, había sido también el honorable conferencista en la Escuela de Pocionistas de la Ciudad de México, y apenas terminó ya le habían invitado para dar unos Seminarios de Herbología en Ilvermorny.

A todos lados le acompañaba Andrew, y ya era evidente para todos que los magos eran más que amigos, aunque Neville seguía insistiendo que quería hablar con él en persona sobre el tema. Lo mismo decía Andrew quien le hablaba de todo menos de su relación en específico con Neville en sus cartas, aunque era notorio que babeaba por su tímido, inteligente y dulce amigo. Sin embargo, los magos no habían descuidado a Hannah. La visitaban y escribían constantemente, y por lo que ella misma le contó en sus cartas, Andrew era una de las personas que más le alegraba haber conocido en los Estados Unidos.

Ginny estaba cada día mejor y más fuerte mentalmente. Su salud física era de hierro nuevamente y había comenzado sus entrenamientos con las Harpías, quienes le habían recibido sin reservas y sin cuestionarla ni poner en duda su lealtad al equipo y a sus amigas, pero seguía sin querer volver a su apartamento, para alivio y complacencia de los Weasley. Harry también seguía en la Madriguera, y aunque se decía que era para apoyar a su hermana, en realidad él también necesitaba de ella y de su compañía, ya que Charlie y Vladimir habían regresado a Rumania y Neville estaba tan lejos.

Harry le contó todo lo que tenía guardado en su interior sobre Draco y ella sobre Jim Sawyer, y ambos se habían vuelto la roca donde se asía el otro, lo cual había sido maravilloso para Harry, pues sin Neville, aún se sentía un poco perdido y su amigo no parecía que tuviera planes de volver pronto, para disgusto de la Abuela Longbottom.

A veces, ambos iban a la cabaña de Harry y hacían piyamadas, hablaban toda la noche, bebían chocolate y comían malvaviscos, lloraban con sus mutuas historias, reían contándose anécdotas de tiempos mejores, compartían sobre sus sueños más guardados, y a veces, solo se contentaban con leer o ver películas viejas. Harry se sentía reconfortado aunque sabía que su corazón no volvería nunca a ser el mismo después de descubrir cuánto amaba a Draco Malfoy.

Draco estaba en sus sueños todos las noches, y aunque ya no eran pesadillas, tampoco eran sueños felices. El mago siempre le sonreía con amabilidad, pero cada día, lo veía lejos, distante, o incluso, conversando animado con Nicoleta mientras él les veía por una ventana sin poder acercarse o al otro lado de un vidrio grueso mientras ellos le ignoraban; eran sueños pesados porque sentía que tal vez le mostraban situaciones reales, y se temía que el joven mago estaba con su prima con la que tal vez se pensaba casar. A veces miraba con miedo la sección de noticias sociales del Profeta temiendo ver una noticia relacionada con ellos mientras su corazón latía como un tambor.

Sin embargo, el próximo domingo sería un día excepcional para los Weasley: Theo, quien ya se había instalado de nuevo en la Mansión Nott junto a Astoria, había sido invitado a la Madriguera a almorzar junto a ella y Padma - quien iría como pareja de la bruja además de ser amiga cercana de Harry y Theo; la Medibruja había dejado por sentado que no podría hablar nada de la salud de Ginny y George con ninguno de ellos, ahora que ambos estaban en sus cabales y eran conscientes de sus problemas, y que esperaba que nadie insistiera en eso.

Todos estaban felices por su visita. Molly y Arthur estaban ansiosos por conocerles y Harry no cabía de entusiasmo por tenerles entre su familia. Ya había visitado al par en la Mansión para comer y tomar el té juntos, e incluso, le había comentado a la bruja sobre su casa en Grimmauld Place que estaba disponible y podría servirle en el futuro si deseaba comprarla para sí, y esta había aceptado su invitación a conocerla mostrándose interesada, le dijo que le gustaría verla cuando ambos pudieran programar una fecha, aunque acordaron que no había apuro bajo la mirada amenazante de Theo quien culpó a Harry de querer llevarse a su sœur (*1) lejos de él, no le hizo ninguna gracia la propuesta.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora