Capítulo 68

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El catorce de diciembre era el cumpleaños de unos de sus hijos más... especiales para Harry, quien secretamente le consideraba su favorito aunque jamás lo admitiría con alguien más y siempre procuraba tratarlo igual a todos los demás. El pequeño Matty cumplía diez y el mismo Harry se iba a encargar de todo. En esto había tenido que pelearse casi con Astoria quien quería organizar el próximo festín.

Matty era un niño silencioso, fuerte, hermoso, sano... pero algo triste. Harry sabía que era uno de los que más tenía dificultades con su situación como hijo adoptivo, y que tenía mucho apego a la imagen de sus padres que guardaba furiosamente en su corazón. Él no había desalentado jamás a su hijo de intentar retener lo poco que sabía de ellos, al contrario, le llevaba a visitar sus tumbas en Liverpool, había hecho lo posible por conseguir las fotos y recuerdos de lo que quedó de su hogar, respetaba su deseo de ser un poco distante y menos efusivo que sus otros hijos, alentaba sus intereses, y en ese aspecto, Matty les había dado la sorpresa de la vida recientemente.

No solo había dejado de querer jugar futbol como había sido su deseo desde el año escolar anterior, sino que se había enamorado del ballet al acompañar a Martina a unas de sus clases, y apenas reunió el valor suficiente, habló con Harry y le explicó todo esto de un solo tirón; Harry sabía la lucha que había en su interior, y que no era fácil para él admitir que deseaba abandonar el equipo, y menos pedirle que le permitiera asistir a clases de ballet. al igual que a su hermana.

Harry sintió su mundo estremecerse, sabía que su hijo estaba mostrándole una gran confianza hablando con él sobre esto, y no solo le dijo que por supuesto le apoyaría en su deseo de aprender ballet, sino que le acompañaría a hablar con el entrenador, que hablaría con su tía Hannah para que le recomendara si era mejor que fuera a la misma escuela que Martina o a una mejor, y que aunque decidiera quería dedicarse solo a eso el resto de su vida en lugar de ir a Hogwarts, él estaría allí para él siempre.

Su hijo, siempre tan serio y poco efusivo, había derramado lágrimas de alivio un poco avergonzado, y se dejó abrazar por Harry un poco antes de mirarle con esos ojos azules inmensos y decirle Gracias, Papá. Harry creyó que moriría de felicidad, pero solo le repitió que estaba allí para él y que siempre, siempre podría hablarle de lo que fuera, que él estaría allí para él.

Así empezó su jornada en lo que llamó a modo de broma La Operación Ballet, yendo a hablar con el entrenador, quien se puso furioso y quiso presionar al niño para que siguiera en el equipo pues era uno de sus mejores jugadores, cosa que Harry impidió y le pidió respeto para su hijo y su decisión. Hannah le indicó que creía que la misma escuela de Martina era la adecuada porque ya tenía niños en clases y se sabía que los orientaban bien, así que allí fue con su hijo a inscribirlo, le acompañó a comprar todo con ayuda de Astoria, quien practicó ballet en su infancia aunque no por mucho tiempo, lo llevó a sus dos primeras clases, y con el dolor de su corazón, le habló seriamente queriendo advertirle sobre el el bullying que los bailarines masculinos de ballet suelen sufrir, incluso de sus mismas compañeras de clases. El niño se mostró impertérrito y dijo que ya lo sabía pero que no le importaba, por lo visto, había estado leyendo mucho sobre el tema en la biblioteca, por lo que le habló sobre Nureyev y otros bailarines que tuvieron una vida dura pero que habían sido triunfadores y admirados en todo el mundo. Al parecer, esos eran ahora sus héroes, los grandes bailarines del mundo del ballet, y Harry se dijo que era necesario que se empapara de todo ello para respaldar a su niño de ojos azules en todo momento y no quedar como un ignorante o no ser de suficiente apoyo cuando lo requiriera.

Para la felicidad de Matty y la suya, había resultado que el niño tenía actitud, talento y aptitud, sus profesores de ballet estaban encantados con él, y sus notas habían mejorado porque en la academia, no le aceptarían si eran deficientes.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora