Capítulo 27

416 54 0
                                    

La conversación de Harry y Neville se alargó tanto que este se terminó quedando para la hora de la cena, lo cual hizo que Harry se sintiera complacido porque después de compartir una conversación sobre tantas cosas importantes, sentía que necesitaban relajarse, hablar de cosas más sencillas como la fiesta, cuánto disfrutaron y bailaron, lo exquisito de la comida y lo bien que la pasaron a pesar de las circunstancias que no fueron tan positivas.

Harry estaba esperando que Neville le preguntara sobre Malfoy y el momento en que los encontró conversando en los jardines que casi pertenecían a la parte trasera de la Mansión, pero este no sacó el tema y Harry se lo agradeció.

Luego de una noche sin soñar nada más transcendental excepto la sensación de caminar por un jardín con fuentes y una grama perfecta bajo la luz de la luna, sintiendo la fragancia de los azahares, Harry se despertó más tranquilo y pasó la mañana de la forma habitual, y luego de la hora del almuerzo, fue a pasar la tarde en casa de Andrómeda Tonks. Hacía días que Harry quería compartir con su ahijado, quien ya estaba de vacaciones de verano y se levantaba tarde. Estuvo feliz de compartir tiempo con él, ayudarle en algunas de sus tareas escolares de verano y luego jugar con él. Teddy tenía una gran fascinación por los trenes, y Harry, se encontró con que su ahijado tenía uno nuevo que realmente era extraordinario. No solo se movía por una inmensa pista que tenía de todo: puentes, túneles, paisajes alrededor, sino que botaba humo real, pitaba y era una réplica exacta del Expreso de Hogwarts.

"Guao, Teddy", exclamó Harry sin aliento mirando la pista armada. "Esto sí que es fabuloso", se agachó fascinado pensando que no sabía que podía existir un juguete tan maravilloso. "Sí que debiste portarte bien para que Andrómeda te diera semejante regalo", dijo sonriendo hacia su ahijado que parecía encantado de compartir con él la fascinación por su juguete.

"Me lo regaló Draco", le contó Teddy sonriéndole. "me lo trajo por mi cumpleaños", y entusiasmado se acercó a Harry con sus verdes ojos inmensos muy abiertos, "yo le ayudé a armarlo", afirmó con orgullo.

Harry miró de nuevo el tren y luego a Teddy. "¿Draco... eh..., él vino a visitarte?"

El niño asintió entusiasmado y fue a tomar una de las ovejitas que estaba en un paisaje alrededor y comenzó a jugar con ella. "Si", dijo simplemente. "Él siempre me envía regalos Harry, ¡pero este es el MEJOR regalo del mundo!", y sonrió con tal felicidad que Harry no pudo sino estar de acuerdo con él.

Luego de jugar con Teddy por el resto de la tarde mientras Andrómeda hacía la cena, finalmente los tres comieron juntos mientras Teddy le contaba entusiasmado a su abuela lo bueno que era Harry conduciendo el tren, aunque el mismo se había descarrilado para el bochorno de Harry lo que hizo que los tres rieran, y cuánto deseaba el niño conocer el verdadero Expreso de Hogwarts y el andén 9 y ¾.

Andrómeda y Harry rieron por el entusiasmo del niño y Harry le aseguró que en menos de nada, se encontraría asistiendo a Hogwarts y podría disfrutar durante siete años de sus viajes en tren.

Harry pensó que lo mejor sería que Teddy nunca tendría que preocuparse por Dementores o Mortífagos atacando estudiantes en el tren, y eso era en gran parte gracias al sacrificio de sus padres, pero aún el niño era muy chico para decirle algo tan triste, así que se limitó a contarle sobre los hermosos paisajes y los lagos que se podían ver mientras viajabas en el tren, mientras el niño le interrumpía a cada rato con preguntas infinitas.

Una vez que fue la hora de dormir, Harry se quedó un rato más a tomar té con Andrómeda y conversar sobre el progreso del niño en la escuela en el año anterior, que por supuesto era una Muggle, y comentaban encantados cómo Teddy, a pesar de ser tan pequeño, era capaz de entender ya que debía mantener su cabello de un solo color mientras estaba en ella; Teddy había elegido el color negro como había sido el cabello original de su madre, siempre y cuando en la casa le permitieran tenerlo del color que quisiera. Hoy había sido negro como el de Harry, al igual que había mantenido sus ojos verdes. Harry sabía que era una forma del niño de mostrar afecto a su padrino y esto siempre le enternecía.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora