Capítulo 66

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Después de que todos se fueron, Harry les informó a los residentes de la Madriguera que se sentía cansado y se fue a su cuarto temprano, y Ginny, que lucía distraída, no lo detuvo sino que solo le deseó una buena noche y se quedó un rato sentada frente a la chimenea fingiendo leer una revista

Harry se dedicó a caminar en su cuarto como un león enjaulado yendo de un lado a otro. Las ideas pasaban por su mente en una cadena interminable.

Draco había sido quien había localizado a Ginny.

Mientras él le suponía, una vez más de forma errada, en la Mansión con Nicoleta, Draco había viajado a Estados Unidos a buscar a Ginny con todo ahínco, y por lo que dijo Theo, no había descansado siquiera hasta conseguirlo.

Draco se sentía culpable por lo que le sucedió a Ginny.

A Ginny. Draco quería proteger a Ginny. Draco sabía lo que era querer a una persona como si fuera tu hermana. Draco sabía que él amaba a Ginny de esta forma.

Draco quería evitarle ese dolor, el de saber que Ginny había sufrido daño o que Sawyer pudiera lastimarla.

¿Eso quería decir... acaso quería decir, que Draco Malfoy le amaba? Por Merlín. No parecía que fuera solo interés o atracción hacía él, o admiración y deseos de conocerle como mencionaba Hannah en su carta, lo que le indicaba todo esto, era que lo que le había movido para seguirle de un país a otro, de continente a continente, no era solo el deseo o un encandilamiento temporal... era amor.

Draco Malfoy le amaba. Hasta parecía que lo hacía con más desesperación de la que él mismo sentía por Draco.

Harry sintió su corazón estallar de júbilo y casi se puso a danzar sin ritmo por su habitación. Sin embargo, se detuvo repentinamente cuando un pensamiento le atacó.

Draco Malfoy le prometió, le dio su palabra de Mago, de que nunca más volvería a sacar el tema porque Harry le había afirmado que no había manera en que eso sucediera.

En su carta, Draco le aseguró que no se preocupara, que no iba a insistir en ello sino a darle su versión de los hechos, y de nuevo ese día, Theo había afirmado que Draco Malfoy había dado su palabra y él siempre cumplía sus promesas.

Harry sintió que sus piernas cedían y se dejó caer en su cama una vez más vencido.

Casi deseó darse de cabezazos contra la pared o darse golpes a sí mismo.

Él fue quien le hizo creer a Draco que no había manera en que ambos estuvieran juntos. Le aseguró prácticamente que no había forma en que él pudiera tener también un interés o el deseo siquiera de estar cerca de Draco.

Draco había hecho todo aquello por Ginny sin esperar nada a cambio. Ni siquiera que fueran amigos. Había sido un acto desinteresado y prácticamente silencioso por la persona a la que amaba. Harry se sintió conmovido hasta los tuétanos y no pudo evitar soltar lágrimas en silencio pensando qué sentiría Draco respecto a él. ¿Rabia? ¿Resignación? ¿Desesperanza?

Sin embargo, recordó el gesto amistoso de Draco de invitarles a él y sus padres a su Mansión antes de que se fueran de Mere, una pequeña esperanza se encendió en el pecho de Harry.

A pesar de dar su palabra de no insistir en sus sentimientos, Draco no había podido evitar intentar tenerle cerca, aunque fuera sin esperar nada a cambio y por un momento.

Harry sonrió entre las lágrimas y esperó tener la oportunidad de volverse a encontrar al mago, porque definitivamente, el paso próximo debía venir de él. Draco no iba a romper su promesa aunque el alma se le fuera en ello. Pero parecía que en el fondo de su corazón, tal vez brillaba una pequeña esperanza que no había logrado apagar a pesar de su esfuerzo.

Mucho de Orgullo y Bastante de PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora