Capítulo 52

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El tópico "boda" me tiene hastiada. Fue hace cinco días cuando se celebró el cumpleaños de Bástian y aun no puedo ordenar mis ideas y mucho menos mis sentimientos. Una vez más se me pide esperar y lo hago porque, como que no quiere la cosa, quiero a Marco y mantengo la esperanza de que, como él lo dijo, su relación con Sara sea de verdad una farsa. Estoy muy arrepentida por haber deshecho el obsequio que él atesoraba con todo su corazón y una llama, pequeña pero alimentada por la leña del recuerdo de la sonrisa del señor Mario, espera con ansias se llegue el momento de arder por la venganza y quemar todo a su paso. Por otra parte, revocar el beso con el español es lo único que me mantiene en pie en esta aventura que es ser la dama de honor de mi querida Helen quien, amante de enamorarse de un chico diferente cada día, ha afirmado que Bástian es el hombre de su vida. No para de llorar, por lo que entre gemidos y risas histéricas he podido rescatar los detalles empalagosos de la noche en la que su español le pidió fuera su esposa y ella dijo que sí. También he entendido, a mi pesar, que yo soy su persona favorita, lo que significa que me haré cargo de toda la festividad, desde la elección del color perfecto de flores hasta los distintos tentempiés que gozarán los convidados.

-¿De verdad confías en mí?- corroboro estupefacta. Le limpio las lágrimas que resbalan por sus mejillas rosadas.

-Eres torpe- admite. Se limpia la nariz con el pañuelo de papel que le entrego-. Pero confío ciegamente, sí.

-Vaya.

Me llevo las manos a la cabeza e intento no entrar en pánico. Mi padre, del otro lado de la cocina, nos voltea a ver con enfado pues desde que mi amiga llegó a trabajar al restaurante y mi presencia fue requerida a través de una llamada histérica, no hemos hecho otra cosa más que conversar sobre la dichosa boda. Le señalo a la chica, que aún recuerda su gran noche y suelta risitas de alegría, y niego con la cabeza para que no se atreva a arruinarlo todo pidiendo que se haga cargo de los clientes que ya están furibundos esperando a que se les atienda.

-¿Qué?- pregunta sin comprender lo que quiero decir.

-Se va a casar con Bástian- le explico moviendo los labios sin emitir el sonido. El hombre se encoge de hombros pues no me entiende y lo vuelvo hacer-: matrimonio.

El señor Henry abrió mucho los ojos, sin poder creerlo. Desapareció tan solo para que a su regreso nos trajera un par de cervezas, las favoritas de Helen, para celebrar dicha unión que como dijo él, terminaría por sacarle canas verdes con el tiempo.

... ... ...

Han sido unas semanas bastantes extenuantes. Mi habitación está repleta de revistas con la misma temática: bodas. He visitado el puerto casi todos los días y he llamado por teléfono como nunca antes lo hacía. En cambio, mi mejor amiga se ha encargado de bajar unos cuantos kilos de peso y mover la cabeza en señal negativa cuando lo que le propongo no le agrada; por el contrario, cuando elijo de acuerdo a su extravagante gusto, suele abrazarme y decirme que soy lo mejor de su vida.

En este momento, para desgracia mía, recibo a un conjunto de mujeres dentro de mi tranquilo hogar para celebrar la despedida de soltera de Helen. Greñas, en extremo revoltoso, se encuentra gimiendo dentro de mi habitación exigiendo que lo saque para convivir en la ruidosa fiesta y mear los pantalones del vecino George, el cual se ha plantado varias veces en mi jardín para gritar que llamará a la policía.

-¡Esto está genial!- me grita la conmemorada, con el maquillaje corrido y ojos desorbitados debido al alcohol, y me regala besos apestosos en la mejilla. La música no me deja escuchar lo que murmura después de eso y tampoco el hombre que baila y me pega su cuerpo sudoroso en la cara vestido tan solo con una tanga masculina.

-Dale una nalgada, Grisel- me recomiendan con diversión chicas solteras del condado que se llevan muy bien con Helen y que me vi obligada a invitar. También Sara, que ríe y de vez en cuando lleva su brazo alrededor de mi hombro en señal de complicidad.

Lo que solo sabe un pueblo entrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora