Mientras Cristián daba aquel discurso motivacional encubierto, cerca de ahí (en el edificio de enfrente de echo) había alguien más que corría procurando apresurarse.
Apenas fue recibido el mensaje de que alguien vio a Ariel, y eso bastó para sacudirle el tapete (cómo dirían en cierto país) pues no era una noticia pequeña.Por motivos demasiado largos para explicar en este momento, aún iba en pijama, pero esta se encontraba sucia hasta las rodillas, llena de barro y hojas secas de los árboles, como si este se hubiera dormido en la intemperie ¡No podía presentarse así al caso mas importante! Corrió rápido a su oficina donde tenía su camisa y pantalón, dió un salto para no pisar a Robert, quien lo había seguido con pequeños brincos hasta aquí, y entró como rayo intentando buscar entre todo ese desastre de oficina.
Se abrió paso entre el laberinto de cajas, buscaba desesperado abriendo una y otra caja en busca de la ropa adecuada para la ocasión. El pobre hombre ya había empacado todo, el campamento terminaría mañana en la noche y, para ahorrar tiempo, adelantó el trabajo (sabiendo que tendría mucho al día siguiente) pero sin siquiera imaginar que ese "inconveniente" se le presentaría. Robert daba de vueltas por el lugar observando a su humano, entonces, instintivamente tuvo hambre y decidió dirigirse al helecho, se paró sobre sus patas traseras y olfateo esté creyendo encontrar su fresco y nutritivo desayuno. Henry apenas tuvo tiempo de mirarlo en una vista rápida, volteándose nuevamente a dónde él fue rápido, apenas tenía a medio abrochar la camisa y seguía con el pantalón de pijama. Tomó al felpudo animalito por debajo de la barriga y lo puso en el suelo.
- Deja eso Robert, ya sé que tienes hambre - el conejito movió las orejas como señal de comprender - pero no podemos mover esa planta o estaremos en un grave aprieto... ambos - le abrió los ojos como advertencia mientras abrochaba los últimos botones y buscaba con la mirada dónde había puesto las zanahorias. - Ven aquí, está es para ti - le dijo al momento de ponerse en cuclillas y darle la misma, el conejito la olfateo y comenzó a saborearla. Henry sonrió al mismo tiempo que soltó un suspiro -¡Todo terminará pronto! - pensó para sí cambiándose el pantalón mientras tanto; la pierna derecha se le atoró en el mismo y cayó al suelo de una sola. Robert lo miró indiferente moviendo su naricita de un lado a otro olfateando, mordió nuevamente la zanahoria y di unos brincos hasta Henry lamiendo su nariz.
- Gracias amigo - sonrió un poco más relajado hasta que escuchó su reloj marcar la hora. Se levantó de una sola junto con la ropa sucia que acababa de quitarse, está última la colocó dentro de un cesto de palma que tenía en una esquina (que normalmente se usaba de papelera) Antes de irse, se lavó rápido la cara y acomodó el pelo saliendo disparado hacia la Biblioteca.
El reloj de pared que estaba sobre la puerta marcó los segundos lentamente escuchándose el sonido por todo el pasillo, el único sonido además de este era el de Robert mordiendo nuevamente la zanahoria. Unos segundos transcurrieron así, sin más que el segundero del reloj, entonces, presintiendo el animalito que nadie lo vería, dejó la zanahoria a medio morder (despreciando la pobre desde un inicio) y fue dando brincos hasta el helecho nuevamente. Se paró con ayuda de sus patas traseras y estaba estirándose para lograr dar el primer bocado cuando regresó sin previo aviso a la dirección. El pobre conejito fue agarrado con las manos en la masa (o mejor dicho, el hocico en la planta)
- ¡Robert! - le llamó la atención. Sus ojos voltearon a verlo y brinco hasta este. Henry negó suavemente pero sabía que no podía dejarlo ahí por el momento - No pudiste evitarlo ¿Cierto? - Con la mano derecha lo agarró por la barriga levantándolo sobre el aire y, con la otra, tomó sus zapatos (pues entre tanta prisa, se fue en sandalias) salió de la dirección y jaló la puerta.
(Cafetería)
Sebastián era un chico observador (aunque no tanto como el agente Danvers por falta de edad y experiencia, como obviamente se puede deducir) y, durante todo el tiempo que Cristián dió aquel discurso "de fondo" (como lo había dicho Trudy) Él tuvo tiempo más que suficiente para analizar a todos los presentes, la simple mirada daba mucho de que hablar. Vio rostro por rostro, chico por chico, analizando, pensando, sacando conclusiones.
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Nadie es quien dice ser.
AdventureSi un día descubiertas que lo que conoces como tú realidad, tú pasado y tus vivencias no son exactamente de esa manera, ¿Cómo reaccionarías? Anny es una chica como tú y como yo, va al instituto y trata de seguir con su vida diaria como cualquier ad...