El campamento especial (Anny) (5)

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Toda historia tiene un final, y este capítulo de mi vida tuvo su final con la clausura de mi educación secundaria. El colegio pidió, para no salir de la típica película de graduación, una túnica negra y un gorrito con un hilo dorado colgando de lado para cada estudiante. Estás las llevábamos ya puestas al llegar a la escuela, con la que los graduados podíamos ser distinguidos fácilmente.
En la zona de clausura, buscaba a Sol o a Juan Carlos, y fue la primera quien me encontró sorprendiendo con un abrazo. Parecía muy contenta y emocionada, sabía la razón de esos sentimientos. Estuvimos hablando un rato hasta que Juan Carlos llegó con dos ramos de rosas y nos los extendió, uno para cada una.

- Para las chicas más guapas del colegio - añadió al momento. Ambas los tomamos y lo abrazamos como agradecimiento. - Ese no es mi regalo - objetó una vez lo soltamos.

- Así es, es parte del mío - sonrió papá detrás de él tomando una foto con nuestros rostros de duda.

Una vez que la cegadora luz del flash me dejó ver, papá sonreía ampliamente, caminé hacia él y le abracé por la cintura.

- Espero que te gusten las rosas de chocolate - le dijo a Sol. Ella miró el ramo con curiosidad.

- ¿Acaso son...? - preguntó curiosa oliendo el mismo.

- Sí, Anny me dijo que preferiría que le regalara un libro a un ramo de rosas - me sonrió con ternura.

- Por que un libro me durará más - completé la frase.

- ¿Puedes sacarnos una foto, Juan? - preguntó mi papá dando la cámara. 

Él aceptó ingenuamente, sin imaginarse que "una foto" se convertiría en muchas más. Fuimos inmortalizados papá y yo, Sol, papá y yo, Juan Carlos y yo, los tres nuevamente, los tres con cada padre respectivo, nuestros padres, los profesores... Creo que no tomamos foto con la señorita Robinson porque en ese momento iba a dar inicio la ceremonia y ella la presidía, pero estuvimos a punto de tomarla.

Esto dio paso al discurso de apertura del director:

- Hoy mismo vemos a estos chicos crecer, estos en días venideros serán el futuro de la nación. Fin de curso, se cierra el inicio de una nueva etapa en la vida, en la que uno avanza en el camino de ser niño a joven, en la que ...

Bueno ya conocen el resto. Después de lo acostumbrado en la ceremonia teníamos ante nosotros dos meses libres ¡Al fin libres!

Los padres de los tres acordaron llevarnos a un lugar para comer y pasar la tarde en una zona de juegos, así que, estando sentada en el local de comida y teniendo a Juan Carlos sentado frente a mí le hice la pregunta que llevaba toda la noche anterior haciéndome.

- ¿Cómo es el lugar? - él sonrió ampliamente y tomó un respiro hondo.

- Lo descubrirás llegando allí Anny - fue su nada reveladora respuesta.

- ¿Qué clase de campamento es? - estaba decidía a hacerle hablar.

- Uno... especial. Diferente - miró hacia la mesa, en ese momento el camarero llegó y ordenamos lo que habían pedido.

Por alguna razón, los papás de Juan Carlos y el mío había salido del local. La mitad de la familia de Sol estaba en los juegos de la zona y la otra mitad, incluida Sol, había ido a lavarse las manos.

- ¿Es todo lo que dirás? - continúe una vez que el camarero se retiro.

- Es todo lo que puedo decirte - me dijo Juan medio travieso dando de vueltas al gorro usado.
¡No hubo forma de lograr mi objetivo!

Ya en casa, tuve que rehacer mis maletas. Cómo no sabía muy bien de que iba la cosa, pensé en que debería llegar lo básico para un campamento. Papá si me había dicho que el lugar no estaba tan lejos de donde vivíamos (bueno, sino se les hace lejos tener que conducir dos horas y tomar un vuelo de dos horas y media... entonces no está lejos) Deduje que el clima sería casi el mismo que en casa, por lo que no era necesario abrigo o suéters muy afelpados.

Nadie es quien dice ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora