El capítulo que más sesos me quebró (15)

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(Ariel)

Al inicio de semana, aunque para mí eran vacaciones, papá tuvo que ir a trabajar. Le habían ofrecido un puesto como contador en una empresa de la familia 3S (coincidencia ¿No lo creo?) Ese día se despertó temprano, desayunó muy nervioso y salió de casa dándole un beso a mamá y a mí.

Llevaba varios meses sin usar el auto, por lo que el temor a que ocurriera algún accidente era obvio, pero logró conducirlo sin mucha dificultad (aunque al inicio no quería encender) una vez que dio vuelta a la cuadra entramos en casa.
Los días de vacaciones los aprovechaba para arreglar mi habitación y la casa también así que ese día pasamos mamá y yo acomodando la casa y limpiando. Paramos para comer y seguimos con nuestro trabajo, creo que nunca se los dije pero valoro mucho esos momentos con ellos, salen platicas amenas, sinceras y motivadoras.
Aquel día tocó limpiar la cocina y su estantería por lo que al llegar papá del trabajo, teníamos todas las cosas ocupando la mesa. Para cenar, recorrimos un poco estás y ocupamos una pequeña esquina de la misma.
A papá se le veía más tranquilo que en la mañana, contó algo breve del trabajo pero si nos describió que aquel lugar era totalmente diferente de dónde había estado antes, pues era una empresa mucho más grande y repetía constantemente que a nadie parecía importarle su antecedente, mamá sonreía y le tomaba la mano para tranquilizarlo.
Después de cenar, recogimos los platos y seguí ayudando a mamá a acomodar las cosas.

Para ser sincera, esas labores nunca se podían concluir el mismo día así que tuvimos que dejar algunas cosas pendientes para acomodar en la mañana. Yo ya había subido a mi habitación y me estaba cepillando el cabello para dormir, papá estaba en la habitación de abajo viendo el televisor pero lo apagó para irse a dormir cuando un sonido interrumpió nuestra rutina nocturna, era el teléfono de la casa. Papá contestó no sin antes reprochar quien sería a esas horas.

- ¿Si diga? - contestó - Muy bien gracias- se hizo una pausa - ¿Ariel? - preguntó al interlocutor, cuando escuché mi nombre salí al pasillo de la escalera principal - ¡Ah! ¡Claro! Un segundo - sabía que había tapado la bocina del teléfono y también lo que proseguía. Un grito ensordecedor de mi nombre retumbó en la casa. Bajé la escalera hasta la mitad, cuando pude verlo él me señaló el teléfono, asentí y termine de bajar.

- Es tu amiga de la tarde - explicó - Dice que dejaste algo en su casa - entonces me pasó el teléfono

-¿Hola? - contesté

- Ariel, hola, soy Esmeralda- saludó la chica entusiasmada - disculpa la hora pero quería saber cuándo te puedo devolver lo que dejaste

- No me había percatado de que deje algo - mencioné inocente

- Me lo imaginé - soltó una risa nerviosa - pero me parece que es importante que lo tengas ¿Podría pasar a tu casa mañana por la tarde para dártelo?

- Claro - contesté no entendiendo mucho a qué iba todo esto.

- Muy bien. Entonces nos estamos viendo mañana... Por cierto, parece que te enviaron un e-mail de la Biblioteca con más información de lo que habías pedido - fue allí que comencé a captar el asunto.

- ¡Ya! Gracias. Ya mismo lo veo. Gracias nuevamente Esme.

- No hay de que. Buena noche

- Buena noche

Y colgó la llamada. Bajé el teléfono lentamente desde mi oído, escuchando del otro lado el "pi, pi, pi" normal. Era ya demasiado noche como para poder checar mi correo sin levantar sospechas, así que decidí que lo haría temprano, algo había ocurrido y necesitaba enterarme de que era.
A pesar de querer, aquella noche no pude revisar el correo y el día siguiente estuve demasiado ocupada como para hacer que mamá pudiera darme unos segundos para ver el correo, cosa que lamente mucho. Las horas pasaron hasta llegada la tarde, cuando un vehículo se estacionó frente a la entrada, poco después tocaron la puerta. Sabía quién era pero en ese momento estaba en el piso de arriba y no pude ir a abrir, mi mamá tuvo que abrir y escuché a lo lejos una plática muy amena, fui al pasillo para bajar y pensaba, lógicamente, encontrar a Esme pero lo que me encontré fue diferente... O más bien dicho, a quien encontré.

Nadie es quien dice ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora