Un nuevo ¿Amigo? (19)

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(Ricardo)

Debido a que tenía relativamente poco de ver al director, no podía confiarme a totalidad. El mostrarle las cosas que sabía serviría de dos formas, 1: aprender que clase de persona y, 2: averiguar cuanto conocía realmente.

Ese primer día recorrimos las instalaciones juntos, me sorprendió mucho cuando me dijo que no tenía acceso a varios lugares ¡Qué clase de director era! No le dije nada sobre esto, en cambio, comenté muy brevemente lo que sabía del sitio del cual él desconocía.
Los lugares que más me preocupaba estaban cubiertos por uno de los nuestros (esto lo he comentado muchas veces, lo sé, pero era lo que me daba consuelo)
Su trabajo era "capacitarme" respecto al lugar para "familiarizarse", lo cual no era necesario, de todas formas, lo realizamos para seguir el protocolo. (Esto si era algo que admiré mucho de él, aunque no tenía mucha idea del lugar, seguía las reglas, obedecía órdenes y no cuestionaba lo establecido)

A medida que íbamos avanzando, me sentía más culpable de haberme ido, las cosas se ponían muy turbias y confusas, no sé porque pensaba que, sino me hubiera marchado, esto no hubiera sucedido.

Llegada la hora de la comida hicimos una pausa y nos dirigimos a la cafetería (tenían comida en lata y alguien había dejado algunas otras cosas más preparadas y empaquetadas con film transparente) aquel no era el lugar que yo recordaba. Llegado a este punto me senté en la mesa, impotente, frustado y enojado ¿Sería demasiado tarde para actuar?

El director me invitó de comer (si así podía llamarse a eso) cada mordisco me hacía rememorar los viejos tiempos ¿Sería solamente mi nostalgia la culpable de todo esto? Ambos permanecimos en silencio hasta que, llegado a la mitad del almuerzo, no pude tragar más.

- ¿Todo está así desde que llegó? - pregunté esperando a que bajara por mi garganta, casi negándose, el último seco bocado que había dado. Él asintió, parecía que la comida también se le había atorado, terminó de masticar antes de responder.

- No precisamente - me confío antes de dar otro bocado y tardar más tiempo masticando. Esperé impaciente a que terminara, bebió un sorbo de agua - Conocí este lugar dos meses antes de que me dejaran a cargo. No puedo decir que es el mismo que veo ahora, pero, para serte sincero, no sé si fui yo el que hizo las cosas mal. He tratado de seguir las órdenes pero no ha resultado

- ¿Cuando sintió que las cosas empezaban a ir mal? - pregunté nuevamente

- Un par de semanas después de esos dos meses. Al inicio - bajó la voz un poco - los cambios fueron demasiado sutiles como para darme cuenta. Primero, la paquetería dejó de llegar, después fue la correspondencia.

- ¿Le escribían muy a menudo?

- Claro que sí. Cristián quería saber cómo estaban las cosas por aquí pero de momento parecía que ya no le importaba.

- ¿Qué había llegado de paquetería antes de eso? - me inquietaba saber la respuesta pues esa podría ser una pista clara de a quien nos enfrentábamos.

- Nada importante — se relajó echando el cuerpo para atrás — una cafetera - comentó normal y dio otro mordisco.

- ¿Una cafetera? - repetí dentro de mí sin entender - ¿Y qué hicieron con ella? — proseguí pensando la relación entre el café y todo lo ocurrido.

- La envié al desván. Ninguno de nosotros la habíamos pedido y no hacía falta, así que la envíe allí y la puse en el inventario.- Explicó tranquilo.

- ¿Sabía que venía en el siguiente paquete? - volví a preguntar - Tiene que haber un encargado de abrir la paquetería ¿Por qué supo lo que venía en ese paquete? - pregunté un poco exaltado soltando todas mis inquietudes a la vez.

Nadie es quien dice ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora