Metánoia (15)

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Campamento de la AIME. Pasillos de la oficina principal. 3:13 p.m

Un jovencito de unos 14 años andaba por allí, en otra circunstancia esto hubiera sido algo ordinario pero, estando tan cerca la graduación, era algo extraño. La mayoría de los casi agentes pasaba la tarde en el auditorio principal, realizando el ensayo para el día siguiente, en cambio, él caminaba por ahí con una bolsa de comida. Se la habían dado bajó la más absoluta discreción y debía proceder de la misma forma. Miraba nervioso los pasillos y caminaba con cautela, se encontraba a unas puertas de llegar a su destino cuando, en un cruce, se topó sin querer con un chico. Ambos cayeron al suelo debido al golpe.

- ¿Por qué no te fijas por dónde vas? - le reprochó violentamente el desconocido.

- Lo siento, no te vi - se sinceró.

- Eso es mas que claro - lo vio de arriba a abajo creyendo reconocerlo.

El chico se levantó de una sola y recogió sus cosas, miró nervioso al rededor y buscó escabullirse cuando el desconocido le tomó por la remera impidiéndole huir

- ¿No te he visto antes? - le interrogó. Este negó algo nervioso y sudando, aunque, como ya estaba sudado no se le notó. - Me pareces familiar.

- Hemos estado todo el verano en el mismo sitio, quizá me haz visto - sugirió inteligentemente.

El chico frente a él era mucho más alto, le sacaba por lo menos del pecho para arriba, el primero parecía un crío de 8 años a su lado y esto le hacía sentirse algo inseguro.
Esa respuesta le bastó para que dejara a un lado ese tema, entonces vio la bolsa de comida.

- ¿A dónde llevas eso? - interrogó nuevamente.

- ¿El qué? - preguntó para ganar tiempo, estaba sudando frío.

- Eso - señaló la bolsa - ¿Acaso lo robaste de la cafetería? - se le acercó amenazante tomándolo nuevamente del cuello de la camisa como para golpearlo.

- No soy un ladrón - se defendió con valor.

- Tienes razón, eres demasiado pequeño y gordo para poder serlo - le insulto con malicia. El chico guardó silencio, pero no era un silencio de víctima, era un silencio de calma y serenidad. Suspiró hondo y le vio.

- Ya conozco a los de tu tipo - lo miró retirando su remera de la mano, se acomodó está al momento - He pasado con muchos como tú y quiero entender, por tus palabras, que estas tratando de sacar alguna frustración tuya, reflejándola en mí. - El acosador le miró confundido - Puedo deducir que se trata de alguna herida emocional por tus palabras, hablar de alguien pequeño y regordete puede dar a entender a los demás que es así como te sientes a la vista de los demás, pequeño y diferente. Pero, ¿Sabes una cosa? Tú a mí no me mandas, yo sé quién soy y como soy. - bajó su mirada un momento - Cierto, en este momento soy mas bajo que tú y tengo un par de kilos de más, pero, hasta que personas con traumas como tú entiendan que lo esencial es invisible a los ojos, seguirán pasando estas escenas.

Ante este discurso tan repentino, el otro chico no dijo nada más, confundido, dió la media vuelta y se fue así como había llegado. El chico dió un suspiro y terminó de caminar a donde iba.

Él era uno de los agentes que estaba cumpliendo con una última misión antes de la clausura ¿Su nombre? Bueno, como ya saben, en cada misión estos cambian, así que, para este momento, el chico responde al nombre de Rogan, y esto gracias a su amigo y compañero de aventura.

- Pensaba en ir a buscarte - le dijo su amigo apenas le vio entrar - Temí que algo te pasará.

El chico que decía esto era de cabello castaño oscuro, estaba acostado en una camilla cuando su amigo entró, se levantó, obligatorio es decirlo, con mucho trabajo.

Nadie es quien dice ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora