Capítulo 4. ¿Dónde?

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Al día siguiente, me desperté bastante temprano para lo mal que había dormido.

No paré de pensar en toda la noche y en toda la mañana en la entrevista. Estaba completamente hecha polvo. Si no me llamaban o si no encontraba otra cosa, tendría que volver de nuevo a casa de mis padres, y quedarme ahí hasta ver qué podía hacer con mi vida.

Miré el móvil una vez más, para ver si había recibido alguna llamada o mensaje de Amanda, sin embargo no era así.

Lo que sí recibí justo en ese momento, fue un mensaje de Pedri.

"Hey, siento molestarte, pero creo que al final sí voy a necesitar que me lleves", ponía.

Yo sonreí ligeramente.

"No te preocupes", contesté.

Quedamos en que lo recogería a las 11, así que me preparé y salí hacia su casa. Me puse un top blanco, y unos vaqueros negros cortos, con unas vans de cuadros, ya que no me apetecía demasiado arreglarme.

Esperé varios minutos en la puerta de Pedri, hasta que por fin salió. Sin embargo, no venía solo.

-¿Tú a dónde vas? -pregunté al ver que era Gavi el que entraba por la puerta del copiloto.

-Buenos días a ti también -dijo como ofendido.

Yo tomé aire y Pedri entró a los asientos de atrás.

-Es que vino ayer a dormir, y tampoco lleva el coche, así que nos acompaña -explicó el canario.

Negué con la cabeza y no le di más importancia, así que arranqué y pedí a Gavi que me fuera guiando.

Resulta que Balde y Ansu se habían ido hasta una casa que tenía Balde en la costa, por lo que teníamos que ir hasta ahí.

Pedí a Gavi que cogiera mi móvil y pusiera música, ya que se me había olvidado. Él hizo caso y puso la lista en aleatorio, para después dejar el móvil pegado al imán que tenía al lado de la pantallita del coche.

Sin embargo, la música no duró mucho sonando, porque a los pocos minutos comenzó a sonar el móvil, apareciendo una llamada entrante.

"Jorge", ponía en la pantalla.

Mierda.

-¿Quieres que descuelgue? -preguntó Gavi al ver que yo no lo hacía.

-No, ya llamaré luego -contesté rápido.

A mí se me revolvieron un poco las tripas, y traté de mantener la compostura, pero rápido mi cabeza comenzó a crear mil escenarios.

La música volvió a sonar, y se volvió cortar. Otra llamada.

-Joder... -murmuré.

Gavi me miró confuso, y yo esperé a que mi ex volviera a colgar, pero estaba tardando mucho en hacerlo, así que lo cogí.

-¿Sof? -preguntó al otro lado.

-Dime -contesté con algo de inseguridad.

-¿Todo bien? Se te oye un poco entrecortada -dijo entonces.

-Sí, es que estoy conduciendo, no puedo hablar ahora, luego te llamo -informé y fui a colgar.

-Espera -pidió rápidamente.

Yo quité la mano de encima del botón de colgar, y esperé para ver qué quería.

-¿Es verdad que te has mudado a Barcelona? -preguntó con voz seria.

Suspiré y me pasé la mano por la cara. No era el momento para hablar de eso, y menos con Pedri y Gavi delante.

-Jorge, hablamos luego, en serio -repetí.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora