Las puertas del ascensor se abrieron y los cuatro salimos de él a la vez.
-¿Quieres entrar tú primero o algo? -preguntó Pedri hacia Gavi.
-No, es igual -negó rápido.
-¿Entrar a dónde? -fruncí el ceño.
Pedri me miró sonriente y Gavi negó con la cabeza.
-Menos mal que no nos hemos tenido que ir muy lejos, sino no calla -se quejó Ansu.
-Oye -lo miré haciéndome la ofendida.
Frenamos frente a una puerta bastante grande y yo me solté la mano de Gavi. Solo esperaba que no se le hubiera pasado por la cabeza hacerme hablar con mi padre o alguna cosa así.
-Si no me decís qué es os juro que no entro -aseguré.
Gavi chasqueó la lengua y miró a sus amigos.
-Muy bien estaba saliendo todo -murmuró.
Ellos asintieron y yo empecé a ponerme nerviosa otra vez.
-Yo creo que se ha dado cuenta y está fingiendo -dijo Pedri hacia mi novio.
-¿Qué dices? -lo miré confusa.
Pablo dirigió la mirada hacia mí como analizándome y esbozó una sonrisa.
-¿Qué? -pregunté mirándolo.
-No tiene ni idea -se giró orgulloso hacia sus amigos.
-Pablo, de verdad que no voy a entrar -repetí.
Los otros suspiraron y él negó con la cabeza.
Entonces Pedri puso la mano en el pomo de la puerta y me miró sin solución.
-Muy bien, pues piérdete tu propia boda -soltó.
Abrió la puerta de golpe, dejando ver un montón de gente tras ella que nada más vernos empezó a aplaudir de lo más felíz.
-¿Qué? -murmuré casi sin voz.
Pedri me ofreció su mano y Gavi se posicionó detrás, mientras yo miraba atónita a todo el mundo.
Posé mi mano tembolorosa sobre la de mi amigo, y él me estiró un poco para que comenzara a andar hacia dentro.
Pronto divisé entre la gente, que nos iba haciendo una especie de pasillo, a mis amigas, con pañuelos en las manos secándose las lágrimas.
Seguimos avanzando y vi a los padres de Gavi, y también su hermana, junto con mi madre.
Por todos lados estaban los jugadores de fútbol, con sus novias, esposas o hijos, a los que yo miraba como si fuera la primera vez que los veía.
-Pedri... -murmuré sin entender nada.
-Calla -ordenó rápido.
Lo miré desconcertada y él sonrió divertido.
Cuando ya pasamos delante de todo el mundo, y nos posicionamos frente a ellos, Pedri se apartó hacia un lado, dejando que se posicionara Gavi a mi izquierda.
-Pablo... -balbuceé apartando la mirada de todos y girándome hacia él sin saber qué decir.
Él sonrió con calma y miró a todo el mundo, para volver a mí.
-Sé que no has visto las noticias -comenzó a hablar-. Y en esto tengo que dar las gracias a tus amigas por lograr distraerte -las miró y ellas sonrieron.
-¿Qué noticias? -pregunté confusa.
Inés se acercó con el móvil y me lo tendió nerviosa, a lo que lo cogí para ver de qué estaban hablando.
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El destino, supongo.
FanfictionSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...