-¡Sofía! -gritó Inés entrando.
Yo abrí los ojos un poco asustada y desubicada.
-Mierda, perdón, no sabía que aún estabas durmiendo -murmuró poniendo cara de circunstancia.
-¿Qué hora es? -fruncí el ceño y traté de incorporarme un poco.
-Las 11 -informó María.
Volví a cerrar los ojos y rodeé mi cara con las manos. Me encontraba mejor pero seguía bastante cansada.
-Tía, ¿Has entrado a tiktok? -preguntó Andrea mientras todas se acercaban a la camilla.
Asentí y bajé las manos, mirando a mis amigas con un poco de miedo.
-Está en todos lados -aseguró Sonia.
-Lo sé, lo vi ayer por la noche -me estremecí un poco.
-¿Gavi va a hacer algo al respecto? -se interesó Inés.
Yo me encogí de hombros y fui a coger el móvil.
Le había escrito por la noche pero me quedé dormida antes de que contestara mi mensaje: "PABLO MARTÍN PÁEZ GAVIRA, ¿CÓMO SE TE OCURRE PONERME DE FONDO DE PANTALLA?"
Entré en su chat al ver que tenía varios mensajes, pero no parecía nada alarmado.
"Da gracias a que no la he subido a Instagram", era su respuesta más contundente después de unas caritas de risa.
-Qué tonto -negué con la cabeza sonriendo.
-Pues a mí me parece una monada -habló Andrea.
Asentí sin solución y por un segundo se me pasó por la cabeza entrar a Tiktok, pero todavía no tenía suficientes fuerzas, así que no lo hice.
Justo entonces entró el médico por la puerta, con el resultado de varios análisis.
-Buenos días -sonrió amable.
-Buenos días -contesté de la misma forma mientras dejaba el móvil y mis amigas se apartaban hacia un lado.
-¿Te encuentras mejor? -preguntó poniéndose las gafas.
-Creo que sí, hoy no he tosido casi y puedo respirar bastante bien -contesté contenta.
-Genial, eso es que los medicamentos están haciendo efecto -aseguró.
Asentí y miré a mis amigas con algo de esperanza.
-Vamos a ir a mirarte los pulmones de nuevo, y si está todo bien, con suerte podrás irte a casa esta tarde -informó después.
-Genial -sonreí hacia él.
-Bien, pues vámonos -ordenó.
Unas cuantas enfermeras entraron y me sacaron con la camilla hacia otra habitación, mientras mis amigas cruzaban los dedos y me miraban alegres.
Tomé aire y dejé que las enfermeras hicieran su trabajo una vez ya estábamos en otra sala.
La verdad es que no me daba demasiado miedo el tema médicos y enfermedades. Siempre solía estar tranquila y al tanto de todo lo que hacían. He de decir que odiaba encontrarme mal y tener que estar parada durante tanto tiempo, pero la salud siempre es lo primero, así que no me quedaba otra.
Al parecer me quedaban algunas flemas en los pulmones, y a pesar de que el médico dijo que se me irían pronto, preferí que me las sacaran ellos y así irme limpia. Voy a obviar los detalles de cómo lo hicieron porque creo que es un poco desagradable, así que vamos a dejarlo aquí.
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El destino, supongo.
Hayran KurguSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...