En cuanto acabó el discurso, salí seguida por los chicos hacia el pasillo que unía esa sala con la otra.
-Qué puta rabia -negué con la cabeza.
-Menudo hijo de puta... -suspiró Pedri.
Gavi me miró sin expresión y yo traté de controlar mis pensamientos, que no paraban de amontonarse en mi cabeza sin llegar a ningún sitio.
-Igual ya es hora de que hables con él -murmuró Ansu.
Tomé aire y me quedé observándolo sin saber qué decir.
-Sof, ya sabemos que no quieres, y tienes razones para no hacerlo -se me acercó Pedri-. Pero sabes que no va a parar aquí -añadió luego preocupado.
Suspiré con mucha rabia y asentí.
-Ya veré lo que hago... -accedí pensativa.
-Me parece que vas a tener que pensar más rápido -balbuceó Gavi mirando hacia detrás de mí.
Los chicos dirigieron hacia allí sus miradas y lo mismo hice yo, para ver cómo mi padre se estaba acercando a nosotros mientras iba saludando sonriente a todo el mundo que le pasaba por delante.
Apreté la mandíbula y lo miré seria, igual que los chicos.
-Algo me dice que no te ha parecido bien la inversión -alzó las cejas al llegar frente a mí.
-Lo que no me parece bien es que te creas en el derecho de meterte en mi vida -solté cabreada.
-Sof -me cortó Pedri.
Tragué grueso y ellos se posicionaron un poco más a mi lado.
-No te preocupes, ya sé lo que hay -lo miró mi padre amable.
-No tienes ni idea de lo que hay -rebatí negando con la cabeza.
-Bueno, pues por lo pronto sé que te vas a casar -dijo de golpe.
Yo me quedé petrificada ante eso y los chicos me miraron sin saber qué decir. No llevaba el anillo, así que no sabía cómo se había enterado.
-Me alegro, qué pena que no estés invitado -traté de mantenerme firme.
-¿Y quién te llevará al altar entonces? -alzó las cejas como sorprendido.
-Dejaría que me llevara antes un vagabundo que me haya encontrado por la calle que tú -aseguré.
Asintió sonriendo levemente y vi como Pedri sonreía tratando de no hacerlo.
-Por cierto, no me he presentado, soy Miguel, el padre de Sofía -se dirigió hacia Ansu y Pedri.
Ellos asintieron y correspondieron su saludo de manos con educación.
-¿Puedes dejar de decir que eres mi padre? -pregunté desafiante.
-Lo soy aunque no le guste -siguió hablando con mis amigos sin hacerme caso.
-Supongo que tendrá sus motivos -sonrió de forma leve Pedri.
Mi padre asintió mirándolo y yo tragué grueso.
-Los tiene, sí -coincidió mientras tomaba aire-. En ningún momento he dicho lo contrario -me miró de nuevo.
Negué con la cabeza con la mayor cara de asco posible y Gavi cogió mi mano para apretarla con un poco de fuerza.
Mi padre dirigió la mirada hacia ahí y sonrió.
-Pero supongo que ahora entiende que a veces las relaciones son difíciles, y hacemos cosas que realmente no queremos hacer -se encogió de hombros.
Yo fruncí la cara como diciendo, "pero qué estás diciendo".
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El destino, supongo.
FanfictionSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...