Capítulo 54. Está todo bien, ¿Vale?

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En cuanto acabó el discurso, salí seguida por los chicos hacia el pasillo que unía esa sala con la otra. 

-Qué puta rabia -negué con la cabeza. 

-Menudo hijo de puta... -suspiró Pedri. 

Gavi me miró sin expresión y yo traté de controlar mis pensamientos, que no paraban de amontonarse en mi cabeza sin llegar a ningún sitio. 

-Igual ya es hora de que hables con él -murmuró Ansu. 

Tomé aire y me quedé observándolo sin saber qué decir.

-Sof, ya sabemos que no quieres, y tienes razones para no hacerlo -se me acercó Pedri-. Pero sabes que no va a parar aquí -añadió luego preocupado. 

Suspiré con mucha rabia y asentí. 

-Ya veré lo que hago... -accedí pensativa. 

-Me parece que vas a tener que pensar más rápido -balbuceó Gavi mirando hacia detrás de mí. 

Los chicos dirigieron hacia allí sus miradas y lo mismo hice yo, para ver cómo mi padre se estaba acercando a nosotros mientras iba saludando sonriente a todo el mundo que le pasaba por delante. 

Apreté la mandíbula y lo miré seria, igual que los chicos. 

-Algo me dice que no te ha parecido bien la inversión -alzó las cejas al llegar frente a mí. 

-Lo que no me parece bien es que te creas en el derecho de meterte en mi vida -solté cabreada. 

-Sof -me cortó Pedri. 

Tragué grueso y ellos se posicionaron un poco más a mi lado. 

-No te preocupes, ya sé lo que hay -lo miró mi padre amable. 

-No tienes ni idea de lo que hay -rebatí negando con la cabeza. 

-Bueno, pues por lo pronto sé que te vas a casar -dijo de golpe. 

Yo me quedé petrificada ante eso y los chicos me miraron sin saber qué decir. No llevaba el anillo, así que no sabía cómo se había enterado. 

-Me alegro, qué pena que no estés invitado -traté de mantenerme firme. 

-¿Y quién te llevará al altar entonces? -alzó las cejas como sorprendido. 

-Dejaría que me llevara antes un vagabundo que me haya encontrado por la calle que tú -aseguré. 

Asintió sonriendo levemente y vi como Pedri sonreía tratando de no hacerlo. 

-Por cierto, no me he presentado, soy Miguel, el padre de Sofía -se dirigió hacia Ansu y Pedri. 

Ellos asintieron y correspondieron su saludo de manos con educación. 

-¿Puedes dejar de decir que eres mi padre? -pregunté desafiante. 

-Lo soy aunque no le guste -siguió hablando con mis amigos sin hacerme caso. 

-Supongo que tendrá sus motivos -sonrió de forma leve Pedri. 

Mi padre asintió mirándolo y yo tragué grueso. 

-Los tiene, sí -coincidió mientras tomaba aire-. En ningún momento he dicho lo contrario -me miró de nuevo. 

Negué con la cabeza con la mayor cara de asco posible y Gavi cogió mi mano para apretarla con un poco de fuerza. 

Mi padre dirigió la mirada hacia ahí y sonrió. 

-Pero supongo que ahora entiende que a veces las relaciones son difíciles, y hacemos cosas que realmente no queremos hacer -se encogió de hombros. 

Yo fruncí la cara como diciendo, "pero qué estás diciendo". 

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora