Cuando llegué mis amigas estaban durmiendo, así que intenté hacer el menor ruido posible para no despertarlas.
Me fui a dormir contenta pero también descolocada. La incertidumbre me mataba. Odiaba sentirme insegura y no tener un rumbo fijo.
Por suerte no tardé tanto como pensaba en conciliar el sueño, así que a la mañana siguiente no me costó demasiado levantarme.
Mis amigas todavía no se habían despertado, así que me di una ducha de lo más silenciosa para relajarme un poco. Al terminar, me puse una falda vaquera larga, una camiseta blanca de tirantes y unas botas del mismo color. Cogí un jereseycito por si hacía frío, y después de organizarme el bolso bajé hacia la calle.
Escribí por el grupo de mis amigas que había salido, y que me avisaran cuando se despertaran para ver si estaban mejor de la cena de la noche anterior.
Inhalé y exhalé un par de veces antes de abrir la puerta que daba a la calle, intentando mantener la mente fría y las ideas claras.
Nada más salir, me encontré con el coche gris de Gavi aparcado delante.
No pude reprimir una sonrisa, y me giré hacia un lado para intentar que no la viera, aunque no sé si funcionó.
-Algo me dice que no has soñado conmigo, porque estás sonriendo -advirtió el sevillano cuando abrí la puerta.
-He soñado con Pedri -bromeé.
Me dedicó una mala mirada al escuchar mis palabras y se dio la vuelta hacia delante.
-Es broma, idiota -murmuré al ver que no decía nada.
-Muy gracioso -balbuceó como entredientes.
Solté una risita y después negué con la cabeza al darme cuenta de lo fácil que era picarle.
No pregunté que a dónde íbamos, porque ya sabía que no iba a obtener respuesta, así que dejé que condujera sin decir nada más.
Al cabo de un rato entró al parking del edificio en el que había tenido la entrevista con Marta, por lo que pronto lo supe.
Bajamos del coche y subimos en ascensor hasta la planta en la que la representante tenía el despacho. A medida que nos acercábamos mi corazón se aceleraba más y más, tanto que parecía que se me fuera a salir del pecho.
Las puertas se abrieron y a mí se me cortó la respiración. Mil dudas me invadieron en ese momento, y de nuevo la pregunta de si estaba haciendo lo correcto.
Sin embargo, todo desapareció cuando Gavi posó su mano en mi espalda baja, indicándome que saliera del ascensor a la vez que lo hacía él, dejándola ahí hasta que llegamos al despacho.
-Buenos días -sonrió Marta cuando entramos.
Nosotros correspondimos y nos sentamos frente a ella.
Estuvo un buen rato explicándome todo. Que si marcas, que si eventos, que si sesiones de fotos, que si colaboraciones... Un montón de cosas que decía que me daría todas apuntadas para no hacerme un lío y saber más o menos cómo iba todo en aquél momento.
Yo asentía a todo bastante nerviosa, y Gavi se limitaba a observar y escuchar.
-Sobre todo tienes que estar atenta en los partidos y los eventos, es donde más ofertas de nuevos contratos y colaboraciones se consiguen. Eso sí, trata siempre de que sean ellos los que estén interesados en Gavi, no al revés. A él no le da exactamente igual con quién trabajar, las preferencias son mínimas, así que guíate por las condiciones que ofrezcan y por lo que a ti te parezca mejor -finalizó.
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El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...