Capítulo 23. Qué bien hueles.

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Gavi no paraba de toser, así que salí a buscar a una de las enfermeras y ella se acercó para ver qué le pasaba.

-Vamos a mirarte esos pulmones -avisó la chica y salió a buscar a más enfermeras para llevárselo de nuevo a otra habitación.

Lo miré nerviosa mientras volvían y me acerqué para darle un beso en la mano.

-No te preocupes -trató de decir mientras la tos le entrecortaba.

-Eso te lo tendría que decir yo a ti -murmuré con pena.

-Yo solo me preocupo por ti -intentó sonreír.

Tomé aire y lo miré cansada, pero con cariño.

-Estaré aquí cuando vuelvas -aseguré mirándolo.

Asintió y las enfermeras volvieron para llevárselo.

Salí también de la habitación y me senté en la salita de espera que había, esperando recibir un mensaje de cualquiera de las personas a las que les había escrito por la noche.

No tardé en recibir una respuesta del equipo de Springfield, con el contacto de su director, así que se lo envié a Alejandro.

Entonces se me ocurrió ver qué era lo que decía la gente sobre la publicación, y me estremecí al leerlo. Todo eran comentarios de "qué os esperabais, solo es un crío famoso", "qué asco", "que no se hubiera liado con una compañera de trabajo", "solo va a lo que va", etc, etc.

-Buenos días -escuché una voz que hizo que saliera de esas líneas horrorosas que estaba leyendo.

-Hola, Pedri -levanté la cabeza hacia él.

-¿Estás bien? -frunció el ceño al verme.

-Sí, sí, es que no he dormido muy bien -me levanté quitándole importancia.

-¿Quieres que vaya a por un café? -preguntó confuso.

-No, gracias, ya me lo he tomado -rechacé amable.

Asintió y se quedó observándome.

-¿Y Gavi?

-Le ha dado otro ataque de tos, y se lo han llevado para mirarle los pulmones -expliqué sin fuerzas.

El móvil comenzó a sonar en mis manos, y vi que era Alejandro.

-Perdona -me excusé hacia Pedri.

Asintió y yo me alejé un poco para que no me escuchara.

-Hola, Álex -murmuré al descolgar.

-Hola, Sof, ¿Cómo estás? -preguntó preocupado.

-No estoy -negué al aire-. Dime por favor que se puede hacer algo -imploré desesperada.

-Sí, podemos hacer algo -contestó y yo asentí lentamente-. Pero no sé si lo suficiente.

Ya me lo esperaba.

-¿Qué tengo que hacer? -me interesé.

-Habría que denunciarla, a la fotógrafa, a la revista y a la marca en general, por no cumplir con el contrato -informó.

-Joder -suspiré.

-Va a ser un proceso complejo, pero yo creo que lo podré llevar todo a la vez -habló de nuevo.

Asentí y esperé a que siguiera.

-Necesitaré que firmes unos papeles y me los envíes -pidió.

-Claro, sin problema -accedí rápido.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora