Capítulo 12. ¿Vamos, Pablo?

19.9K 827 116
                                    

-Venga, tía, tienes que despejarte un poco -me insistió Inés. 

-Exacto. Llevas toda la semana encerrada en casa, ya vale -se puso seria María. 

Yo resoplé desde la cama y abracé la almohada. 

-Te vendrá bien, Sof -aseguró Sonia. 

Sabía que tenían razón, pero no tenía fuerzas para levantarme. Les había prometido que haríamos cosas cuando vinieran y tenía ganas, solo que era como que mi cuerpo no reaccionaba. 

Entonces Andrea entró por la puerta de mi habitación, con el altavoz en la mano y la música a tope, mientras llevaba media melena enganchada con una pinza, y la otra ya planchada. Obviamente en la otra mano no faltaba el cubata, y empezó a bailar mientras sonaba Myke Towers. 

-¡¿Pero aún estás así?! -me miró abriendo mucho los ojos y bajando el volumen. 

Yo solté una risa ante sus pintas y me encogí de hombros. 

-Necesitamos ayuda -pidió María mirándola. 

-Te juro que como no te levantes ahora mismo me pongo a mear en tu cama -amenazó. 

Todas soltamos una carcajada y ella alzó las cejas segura de sí misma. 

-Amenaza estándar -murmuró Inés. 

Negué con la cabeza y me incorporé como pude. 

-Ya voy -suspiré. 

Ellas aplaudieron y yo me pasé las manos por la cara mientras Andrea subía de nuevo el volumen. 

Empecé a arreglarme junto con mis amigas, mientras nos íbamos turnando para maquillarnos y plancharnos el pelo. 

Opté por una camiseta blanca de tirantes, que iba a llevar sin sujetador, unos vaqueros y unas sandalias negras. Cogí un bolso del mismo color, metí lo imprescindible, y después de acabarme la copa salí con mis amigas hacia la discoteca para la que habían comprado entadas. 

Hacía mucho que no salía de fiesta, o al menos que no salía soltera. 

Ver que los chicos me miraban y yo podía corresponderles era toda una novedad para mí, así que me sentí un poco extraña mientras pedíamos unos chupitos en la barra. 

Después pedimos un cubata, y como siempre fuimos al medio de todo el mundo para ponernos en círculo y bailar cualquier canción que sonara. 

Mis amigas siempre me animaban a ponerme en medio, así que esa noche no fue menos, mientras ellas imitaban mis pasos bailando "Yandel 150". 

Un grupo de chicos que había a nuestro lado tampoco se cortaron, y se unieron sin dudarlo a nuestros perreos hasta el suelo. 

A mí ya empezaba a subirme el alcohol, haciendo que tuviera más calor que de normal, así que decidí frenarme un poco. 

No tardó en sonar una canción más lenta, cosa que agradecí, porque así podría descansar. Sin embargo, uno de los chicos que se había quedado a mi lado, me extendió la mano para que bailara con él, mientras mis amigas hacían lo mismo con sus amigos. 

Sonreí levemente, y le correspondí, subiendo uno de mis brazos alrededor de su cuello, y apoyando el otro en su hombro. 

Era moreno, con el pelo un poco largo y los ojos azules. Llevaba una camisa azul clarita y los típicos pantalones marrones con zapatillas blancas. 

Dejé que posara las manos en mi cintura, y me acerqué a él sin maldad para bailar un poco pegados. 

Me estremecí al inspirar una colonia que me era demasiado familiar, y maldije que usara la misma que el jugador sevillano del Barça. 

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora