Cuando pensaba que empezaba a encontrarme mejor, después de unas pruebas el médico cambió mi medicación. Al parecer mis pulmones también empezaban a encharcarse.
-¿Estás segura de que estás bien? -mi madre me miraba preocupada.
-Sí, mamá, no noto nada, sigo igual -me encogí de hombros.
-Eso también es malo -sonrió el médico-. Ya deberías haber mejorado -explicó mirándome.
Tomé aire y no supe qué decir.
-De momento me temo que vas a tener que seguir aquí -dijo después.
Asentí, y después de que mi madre me diera un beso, ambos salieron de la habitación, dejándome de nuevo con mis amigas.
Fui a quejarme hacia ellas pero entonces mi móvil empezó a sonar en la mesita.
Fruncí el ceño y lo cogí, alterándome un poco al ver que era una videollamada entrante.
-¿Gavi? -preguntó Inés.
-Mhm -asentí sin cogerlo.
Tomé aire y mis amigas se posicionaron alrededor de mi camilla.
-Hola -saludé cuando por fin descolgué.
-Hola -contestó de la misma forma el sevillano, aunque no estaba solo.
-Hola, Sofi -sonrió Pedri.
Sonreí levemente al verlo y me entró una pena terrible.
-¿Cómo estás? -se interesó acercando el móvil un poco más hacia él.
-Estoy -me encogí de hombros.
-¿Estás mejor? -lo imitó Gavi.
Apreté la mandíbula y no quise decir que seguía igual porque sabía que se iba a preocupar.
-Sí -sonreí con suavidad.
Ambos asintieron y se quedaron observándome.
-¿Te han gustado las flores? -preguntó el sevillano.
-¿Qué flores? -fruncí el ceño.
Gavi me miró confuso y yo sonreí.
-Le ha gustado más la notita -dijo Inés por detrás.
Yo chasqueé la lengua y el sevillano soltó una risita.
-Podríais salir -dije hacia mis amigas mirando el pasillo.
-Si Pedri está nosotras también -rebatió Sonia.
Rodé los ojos y volví a mirar a la pantalla.
-¿Tenéis entrenamiento hoy? -pregunté hacia ellos.
-Lo tenemos en un rato -contestó Pedri.
Asentí y miré a Gavi, quien no apartaba los ojos de mí mientras Pedri se levantaba de su lado.
-No voy a poder ir a verte hoy -murmuró mirándome.
Yo fruncí el ceño.
-No esperaba que lo hicieras -dije sin más.
-Pues deberías hacerlo, porque en cuanto pueda estaré ahí -sonrió seguro.
Negué con la cabeza incrédula y tomé aire.
-Deberías concentrarte más en los entrenamientos, no se te ve muy acertado últimamente -rebatí.
-Veo que me tienes controlado -alzó las cejas orgulloso.
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El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...