Capítulo 37. Te echo de menos.

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Cuando pensaba que empezaba a encontrarme mejor, después de unas pruebas el médico cambió mi medicación. Al parecer mis pulmones también empezaban a encharcarse. 

-¿Estás segura de que estás bien? -mi madre me miraba preocupada. 

-Sí, mamá, no noto nada, sigo igual -me encogí de hombros. 

-Eso también es malo -sonrió el médico-. Ya deberías haber mejorado -explicó mirándome. 

Tomé aire y no supe qué decir. 

-De momento me temo que vas a tener que seguir aquí -dijo después. 

Asentí, y después de que mi madre me diera un beso, ambos salieron de la habitación, dejándome de nuevo con mis amigas. 

Fui a quejarme hacia ellas pero entonces mi móvil empezó a sonar en la mesita. 

Fruncí el ceño y lo cogí, alterándome un poco al ver que era una videollamada entrante. 

-¿Gavi? -preguntó Inés. 

-Mhm -asentí sin cogerlo.  

Tomé aire y mis amigas se posicionaron alrededor de mi camilla. 

-Hola -saludé cuando por fin descolgué. 

-Hola -contestó de la misma forma el sevillano, aunque no estaba solo. 

-Hola, Sofi -sonrió Pedri. 

Sonreí levemente al verlo y me entró una pena terrible. 

-¿Cómo estás? -se interesó acercando el móvil un poco más hacia él. 

-Estoy -me encogí de hombros. 

-¿Estás mejor? -lo imitó Gavi. 

Apreté la mandíbula y no quise decir que seguía igual porque sabía que se iba a preocupar. 

-Sí -sonreí con suavidad. 

Ambos asintieron y se quedaron observándome. 

-¿Te han gustado las flores? -preguntó el sevillano. 

-¿Qué flores? -fruncí el ceño.

Gavi me miró confuso y yo sonreí. 

-Le ha gustado más la notita -dijo Inés por detrás. 

Yo chasqueé la lengua y el sevillano soltó una risita. 

-Podríais salir -dije hacia mis amigas mirando el pasillo. 

-Si Pedri está nosotras también -rebatió Sonia. 

Rodé los ojos y volví a mirar a la pantalla. 

-¿Tenéis entrenamiento hoy? -pregunté hacia ellos. 

-Lo tenemos en un rato -contestó Pedri. 

Asentí y miré a Gavi, quien no apartaba los ojos de mí mientras Pedri se levantaba de su lado.

-No voy a poder ir a verte hoy -murmuró mirándome. 

Yo fruncí el ceño. 

-No esperaba que lo hicieras -dije sin más. 

-Pues deberías hacerlo, porque en cuanto pueda estaré ahí -sonrió seguro. 

Negué con la cabeza incrédula y tomé aire. 

-Deberías concentrarte más en los entrenamientos, no se te ve muy acertado últimamente -rebatí. 

-Veo que me tienes controlado -alzó las cejas orgulloso. 

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora