El destino, supongo.

Capítulo 15. Déjame besarte, Sofi.

-Pablito -sonrió la morena-. Pensaba que llegarías tarde, como siempre.

Gavi se encogió de hombros y le sonrió amable.

Tierra trágame.

-Pasad, anda -se apartó para dejarnos entrar.

-Si quieres ve con Lita hacia el salón y yo voy a por algo de beber -dijo Gavi frenándose en el vestíbulo y mirándome.

-¿Lita? -fruncí el ceño.

-Ah, perdón, que no os he presentado -dijo al darse cuenta-. Sofi, esta es Ángela, y Ángela, esta es Sofi -explicó sin más.

-Sofía -sonreí como pude.

-Encantada -correspondió ella amable.

Espero que no se le ocurra intentar que me haga amiga de uno de sus ligues.

-¿Vamos? -señaló la chica hacia el salón.

-Ah, sí. Ve yendo si quieres, que tengo que llamar a mis amigas primero -puse de excusa.

Asintió sin más y se marchó bailando una canción que sonaba de fondo.

Gavi la miró sonriendo y yo alcé un poco las cejas tomando aire.

-Espero que no estés haciendo lo que estoy pensando -murmuré.

-¿Qué estoy haciendo? -me miró.

Lo analicé unos segundos, y negué con la cabeza. Sin duda lo veía capaz.

Justo entonces mi móvil comenzó a sonar, con una llamada de mis amigas. Así que me separé un poco para cogerlo, mientras Gavi se encogía de hombros y se dirigía hacia la cocina.

Di varias indicaciones a mis amigas y después les envié la ubicación. Esperaba que no tardaran mucho, porque sino me iba a morir de nervios y de angustia.

Colgué y di varios golpecitos al móvil con los dedos, mientras trataba de relajarme un poco.

-¿Aún estás aquí? -apareció Gavi de nuevo-. Venga, vamos -me empujó levemente hacia el salón.

Dejé que pasara primero, mientras lo seguía de cerca hacia donde estaban varios futbolistas más sentados, y unas cuantas chicas.

Alrededor había un montón de gente que sí que no conocía de nada, así que me estremecí un poco.

Reconocí al instante a Sira, la novia de Ferrán, sentada entre Balde y Ángela. Al lado una pelirroja, y otra morena. A los demás ya los conocía. Ansu, Balde y Pedri.

-Hombre -sonrió Pedri al vernos.

-¿Qué tal, parejita? -preguntó Ansu, a lo que Gavi le dirigió una mala mirada.

-¿Cómo te ha convencido? -se dirigió hacia mí Pedri.

Me encogí de hombros y negué con la cabeza como sin darle importancia.

-Ya me imagino cómo -murmuró Balde.

Sira le pegó un poco en el brazo, y me miró sonriente.

Si os digo la verdad, esos comentarios no hacían más que echarme para atrás. A saber cuántas y qué cosas debía hacer Gavi con las chicas con las que había estado para que sus amigos dijeran eso.

-Ven, siéntate aquí, y no les hagas caso -resopló Sira.

Sonreí levemente y me acerqué sin saber muy bien que decir.

La castaña se presentó muy amablemente, al igual que las otras dos, cosa que agradecí. Estuve un rato hablando con ellas, y la verdad es que fueron muy agradables. Resulta que una de ellas, Lucía, era la novia de Balde, y Marina la de Ansu. Hubiera jurado que ninguno de los dos tenía novia, así que me sorprendí bastante.