Aparqué el coche y seguí a Gavi hacia dentro de su casa.
Era increíblemente grande, y también bonita. Todo era de mármol blanco, con tonos grises y negros. Nada más entrar había un pequeño vestíbulo, y tras él la cocina con una isla en medio y el salón estilo americano, lo que hacía todo más acogedor.
Di una vuelta sobre mí misma mientras observaba todo, y choqué con Gavi al frenar de nuevo frente a la cocina.
-Perdón -sonreí ligeramente.
Él sonrió de la misma forma.
-¿Te gusta? -se interesó.
-¿No es muy grande para ti solo? -fruncí el ceño.
-Pocas veces estoy solo -soltó.
Yo lo miré seria. Siempre tenía que decir alguna barbaridad.
Supongo que adivinó por mi cara lo que pensé, y dejó caer una risita.
-Me refiero a que siempre suelen estar mis amigos -explicó.
Asentí como sin darle importancia, y me giré hacia el comedor.
-¿Quieres tomar algo? -preguntó mientras sacaba un vaso del armario.
-No, gracias -contesté sentándome en el sofá.
Bebió un poco de agua, y vino a sentarse también.
-¿Has hablado con tu ex? -se acomodó para mirarme.
Negué con la cabeza a modo de respuesta.
-¿Por? -insistió.
-¿Qué más te da? -lo miré también.
-Curiosidad -se encogió de hombros.
No le di más importancia y miré hacia otro lado.
-¿Volverías con él? -habló de nuevo.
Yo sonreí levemente.
-No -contesté segura.
-Parece que todavía te quiere -murmuró.
Me giré de nuevo hacia su dirección, y él trató como de analizarme.
-Me da igual -dije sincera.
-Qué fría eres -entrecerró un poco los ojos.
-Lo soy con quien se lo merece -argumenté.
No dijo nada más, se limitó a seguir mirándome.
-Dime, ¿Cuántas chicas han pasado por esta casa? -sonreí levemente.
Él soltó una risita.
-¿Por? -no contestó.
-Por curiosidad -repetí su frase y me encogí de hombros.
-Seguramente menos de las que te piensas -dijo tranquilo.
-Ah, ¿Menos de mil? -pregunté irónica.
Volvió a reír suavemente.
-Si le quitas el uno, sabrás cuántas han estado aquí -explicó mientras apoyaba un brazo en el respaldo del sofá.
Yo solté una carcajada.
-Sí, seguro -murmuré.
Levantó las manos como diciendo "cree lo que quieras" y alzó los hombros.
-No me hace falta traerlas aquí para tirármelas -soltó después.
Entonces chasqueé la lengua y lo miré un poco seria.
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El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...