Capítulo 43. El premio a la novia más guapa.

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Nada más acabar de comer nos despedimos de los jugadores, deseándoles mucha suerte para el partido.

Di un beso a Gavi y él salió hacia fuera junto a sus compañeros. Sin embargo, cuando me giré para ir hacia el ascensor escuché que me llamaba mientras se volvía a acercar apresurado.

-Sofi -elevó un poco la voz.

Me giré de nuevo hacia él frunciendo el ceño.

-Se me ha olvidado una cosa -informó al llegar donde yo.

-¿El qué? -pregunté confusa.

Se quitó la mochila negra que llevaba y sacó del bolsillo pequeño las llaves de su habitación.

-Toma -me las tendió.

-¿Para qué me las das? -lo miré sin entenderlo.

-He dejado una cosa para ti encima de la cama -explicó-. Ve y cógelo -añadió luego rápido.

No me dio tiempo a preguntar nada más, porque me dio un beso corto y volvió a irse con prisa.

Entré al ascensor un poco desencajada y al llegar a nuestra planta fui a su habitación.

Abrí algo asustada, no os voy a mentir, me esperaba cualquier cosa de este chico.

Sin embargo, cuando llegué frente a la cama, después de pasear los ojos por toda la habitación, no pude evitar sonreír de forma tonta.

Me acerqué un poco más, y cogí la camiseta de la selección española que había dejado tendida, con su nombre y su número, y una notita encima.

"Una camiseta con un 9 para mi chica 10", ponía.

Entonces sí sonreí sin poder contenerme y el corazón casi no me cabía en el pecho de la felicidad. Me había parecido un gesto demasiado bonito por su parte, y no podía estar más agradecida.

Me puse la camiseta y acto seguido cogí el móvil para enviarle una foto.

"Poco importa el 9 cuando mi cosa preferida es el nombre que pone encima", escribí después.

Volví a sonreír incrédula por toda la situación y tomé aire intentando no morir de amor.

Salí de la habitación hacia la mía y por el camino me encontré con Sira.

-Uala -me miró alzando las cejas.

Yo solté una risita.

-Ahora ya eres oficialmente la novia de un futbolista -aseguró divertida.

-Supongo -me encogí de hombros siguiéndole la broma.

La verdad es que estaba un poco nerviosa por cuando la gente me viera con la camiseta de Gavi, pero era la final, qué más daba.

Sira y yo llegamos a la habitación y empezamos a arreglarnos para el partido. No sé cuál de las dos estaba más nerviosa y emocionada, pero yo pensaba que me iba a desmayar.

Pusimos un poco de música para sobrellevar mejor la situación, y ambas cantábamos lo que sonara para intentar distraernos.

Hicimos un par de fotos antes de salir de casa, y yo envié unas cuantas a mis amigas por el camino. Ni siquiera me funcionaban los dedos de lo que me temblaban las manos.

Nada más entrar al estadio, Sira divisó la zona de nuestros asientos, así que nos dirigimos hacia allí.

Saludamos a todas las otras novias y esposas, y nos sentamos intentando relajarnos un poco. Aunque eso no duró mucho, porque los chicos enseguida salieron a calentar, y a mí se me volvieron a disparar las pulsaciones en el pecho.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora