Capítulo 18. Niño consentido.

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Gavi comenzó a conducir hacia un restaurante que me acababa de nombrar, y yo aproveché para llamar a mis amigas.

-¿Cómo estáis? -pregunté a Inés.

-Fatal, gracias -contestó bromeando.

Sonreí y negué con la cabeza.

-Ya nos encontramos mejor -añadió después.

-Menos mal -suspiré.

Por detrás se escucharon unas risas.

-¿Qué pasa? -fruncí el ceño.

-Nada, ¿Dónde estás? -preguntó tranquila.

-Estoy yendo a comer, en cuanto acabe voy a casa -expliqué.

-¿Estás con Gavi?

-Mhm -contesté girándome hacia él, quien no estaba escuchando lo que decían mis amigas.

Unas risitas volvieron a sonar al otro lado.

-¿Oye qué pasa, en serio? -insistí.

-Nada, que son idiotas -contestó sin más-. Te esperamos en casa.

Tomé aire y me despedí de ellas para después colgar.

-¿Qué pasa? -me miró Gavi

-No sé, creo que están tramando algo -fruncí el ceño.

Él se encogió de hombros sin darle importancia, y tampoco se la di más yo cuando ya frenamos frente al restaurante.

Era el mismo al que habíamos ido el día anterior.

-Sí que te gusta venir aquí -dije al darme cuenta.

-Bastante -sonrió.

Alcé las cejas y lo seguí bajando del coche.

El mismo recepcionista del día anterior nos llevó hasta la misma mesa y ambos volvimos a pedir dos copas de vino.

-¿Por qué siempre te sientas en el mismo sitio? -pregunté mirando alrededor.

-Porque es mi mesa -se encogió de hombros.

-Ni que la hubieras comprado -murmuré extrañada.

-Mhm -asintió.

-¿La has comprado? -lo miré confusa.

Él sonrió complaciente y dio un trago a la copa de vino.

-Qué cosas más raras hacéis los famosos -bufé.

-Si fuera por mi no lo sería -contestó tranquilo.

-¿Y eso? -me interesé.

-No sé, es cansado. Todo el mundo se cree con derecho a opinar sobre todo y a meterse en tu vida como si fuera suya -explicó mirándome-. Por no hablar de los que se ponen a dar lecciones.

Asentí y di también un trago a mi vino.

-Bueno, pero también tendrá sus cosas buenas -intenté quitarle importancia-. Hay mucha gente que te quiere y te apoya, seguramente sea la mayoría.

Se encogió de hombros un poco dudoso y trató de sonreír.

Sabía que semejante fama a tan poca edad no era fácil. Pero también sabía que Gavi era muy querido por la gente. Al fin y al cabo, solo era un niño.

-¿Qué te gustaría ser si no fueras futbolista? -pregunté por cambiar de tema.

-No sé, de pequeño quería ser actor -murmuró.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora