Capítulo 62. Nena consentida.

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Fuimos hasta casa de Eric, donde nos enteramos de que Sandra le estaba poniendo los cuernos a Pedri, y todavía puedo recordar perfectamente la impotencia de Sofi, hasta le dijo a Pedri que si hacía falta que se liara con todas las chicas que había dentro, con tal de devolvérsela a su novia. No me pareció mal, así que seguí el rollo a la rubia que tenía al lado y los tres nos dirigimos hacia dentro.

Estuve un rato con ella, pero al poco se fue con Pedri y yo no le podía apartar la mirada de encima. No entendía por qué, pero parecía como si la conociera de toda la vida.

-¿Qué cojones digo? -murmuré para mí mismo.

Negué con la cabeza como para apartar esos pensamientos de mi cabeza y fui en busca de una copa. Cuando ya llevaba unas cuantas, no tardé en enrollarme con una chica que se me acercó más de la cuenta. Pero tampoco me importaba, ya estaba acostumbrado.

Lo que sí me importó fue cuando vi que Sofía y Pedri volvían a entrar de la terraza en la que estaban, como dispuestos a irse. La seguí a ella hasta fuera, y mientras miraba el móvil me acerqué.

Tampoco conseguí demasiado. Seguía sin importarle en absoluto y yo traté de que me perdonara sin éxito. A lo que llegó mi amigo y ambos se fueron, así que no tardé mucho en hacerlo también.

Al día siguiente, Pedri me dijo que había quedado con Sofía para ir a buscar su coche a no sé dónde porque Balde se lo había llevado, así que no dudé en apuntarme al plan.

-¿Tú a dónde vas? -preguntó la rubia cuando abrí la puerta del copiloto de su coche.

-Buenos días a ti también -fruncí un poco el ceño.

¿Iba a pasarse la vida de mal humor o qué?

-Es que vino ayer a dormir, y tampoco lleva el coche, así que nos acompaña -explicó mi amigo por mi.

Sofía no le dio mucha más importancia, porque enseguida arrancó y condujo hacia donde yo le indicaba.

Todo iba bien hasta que su móvil comenzó a sonar, apareciendo en la pantalla el nombre de "Jorge". Fruncí el ceño y esperé a que lo cogiera, pero no lo hizo.

-¿Quieres que descuelgue? -ofrecí entonces.

-No, ya llamaré luego -contestó quizá algo nerviosa.

Sin embargo, ese tío no dejaba de llamar, así que al final lo cogió.

Resultaba que era su ex, y un completo gilipollas. No sabía demasiado de él en ese momento, pero solo por la forma de hablar ya me lo parecía. Sobretodo cuando vi que Sofía comenzaba a ponerse más tensa de la cuenta, hasta que entró a una gasolinera y las lágrimas le caían por la mejilla.

-Ya voy yo a echarla -ofreció Pedri.

-Te acompaño -lo imité saliendo del coche.

No quería que se sintiera incómoda, así que era mejor dejarla sola unos minutos.

-Sé que tiene mucho carácter, ¿Pero no te parece a la vez muy frágil? -me preguntó Pedri mientras entrábamos a pagar.

Asentí levemente y busqué a Sofía con la mirada desde dentro, viendo como se limpiaba las lágrimas y se ponía las gafas de sol.

-¿Algo más? -preguntó la cajera.

-Eh, sí, esto también -cogí rápido un Kinder Bueno.

-Tío, ¿Te vas a comer esa mierda? -me miró Pedri confuso.

-¿Tú qué crees? -lo miré obvio.

Frunció el ceño y miró también hacia la chica que nos esperaba en el coche.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora