El resto del día se me hizo un poco largo, aunque estuve acompañada todo el rato.
Mi madre vino a verme en cuanto se enteró y también Sonia y Andrea, quienes cambiaron el turno con las otras dos a eso de la hora de cenar.
-Puedo quedarme a dormir si quieres -ofreció Andrea.
-Tranquila, ve a casa, anda -rechacé.
-¿Segura? No me importa eh, el sillón es cómodo -intentó bromear.
Yo negué con la cabeza y suspiré.
-Mañana venimos otra vez -informó Sonia levantándose.
-Gracias, chicas -sonreí levemente.
Se despidieron de mí lanzándome dos besos cada una y salieron algo apenadas.
No me gustaba que la gente sintiera pena por mí, ni que estuvieran tan pendientes o se preocuparan en exceso, así que esa situación me agobiaba un poco.
Por suerte, esa noche no tardé demasiado en dormirme, aunque la calidad del sueño seguía siendo pésima, levantándome por la tos a cada rato y soñando cosas muy raras.
Cuando desperté al día siguiente, la enfermera vino a verme para aumentar la medicación al ver que lo que me estaba tomando no daba los resultados que debía, y volví a dormirme después de desayunar.
A la hora de comer, Inés y María me levantaron, porque volvía a ser su turno de visita.
-Hoy tiene mejor pinta -intentó animarme la primera mientras me tendía el puré.
-Ah, pues cómetelo tú -sonreí irónica.
Ella negó rápidamente con la cabeza y María soltó una risita por detrás.
Comí sin ganas de hacerlo y me tomé las pastillas una vez había acabado.
Inés se ofreció a hacerme una trenza para que el pelo no me molestara tanto y yo me incorporé un poco para que pudiera hacerla.
-¿Ha venido alguien más a verte? -se interesó desde detrás.
Alcé las cejas y negué con la cabeza sin darle importancia.
-No quiero que venga Jorge tampoco, pero me sabe mal decírselo -suspiré.
-Tía, mándalo a la mierda, qué más da -habló María.
-Pero...
-Hermana, te puso los cuernos en tu puta cara, deja de sentir pena por él -ordenó Inés.
Asentí al darme cuenta, pero me salía solo.
Mi amiga acabó con el peinado y yo volví a tumbarme, ya me costaba otra vez respirar.
-¿Cuándo juega España? -preguntó María.
-Me parece que el jueves es la semifinal -informé dudosa.
Ella asintió y cogió el móvil con un poco de desinterés.
A Inés le empezó a sonar el suyo y salió al pasillo para cogerlo, así que yo también cogí el mío.
Tenía varios mensajes de Jorge preguntándome que si me había despertado y que si podía venir a verme.
-Joder... -resoplé.
Escribí y borré la respuesta unas cuantas veces, y finalmente le dije que no, que no me encontraba bien y que mejor lo dejara para otro rato.
-María, ¿Puedes venir un momento? -abrió Inés la puerta.
-¿Qué pasa? -me interesé.
-Nada, tranquila, ahora volvemos -dijo sin más.
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El destino, supongo.
FanficSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...