Por suerte el embarazo no hizo más que ir a mejor. Sofi volvía a salir de casa más a menudo, aunque siempre estábamos a su alrededor.
Me encantaba ir a pasear con ella por el vecindario, creo que se había vuelto una de mis actividades favoritas. Incluso podría decir que me gustaba más que el fútbol.
Muchas veces se nos unían los chicos, y no nos lo podíamos pasar mejor juntos.
-¿Qué haces con eso? -preguntó Sofía a Pedri cuando nos pasó a buscar para ir a pasear y llevaba una pelota de fútbol.
-Para echar unos toques -contestó obvio el canario.
Sofi frunció el ceño y yo solté una risita ante su cara.
Hicimos la misma ruta de todos los días. Salíamos de casa, caminábamos durante unos cinco minutos recto y después subíamos una cuesta hasta llegar a un parque verde que había en lo alto.
Casi siempre nos sentábamos en un banco al llegar, sobre todo las últimas veces, porque a Sofía los 7 meses ya le empezaban a pesar, y necesitaba descansar.
-¿Cuándo se supone que tienes que dar a luz? -le preguntó Pedri mientras se ponía frente a ella y empezaba a dar unos toques.
-A mediados de abril -contestó un poco ahogada.
-O sea, en un mes -aclaró el canario.
-Mhm -asintió.
-Queda poco -sonreí algo nervioso.
Sofi sonrió también y Pedri me pasó la pelota para que jugáramos un poco.
-¿No os cansáis de estar todo el día con la pelota? -preguntó Sofía mirándonos con ternura.
-Y más que lo vamos a estar cuando nazca Martín -contestó mi amigo.
-Pobrecito... -murmuró ella.
Sonreí imaginándomelo y le fui devolviendo con pases la pelota a Pedri.
-Mañana jugamos contra el Madrid -recordé entonces.
-Menos mal que jugáis aquí -suspiró Sofía.
-¿Vas a venir? -preguntó Pedri.
-Claro -contestó obvia.
El canario me miró a mí y yo me encogí de hombros.
-Oye Pedri, ¿Tú sabes que soy bastante madura como para decidir por mí misma, verdad? -soltó ella.
Él rodó los ojos y se le acercó después de pasarme la pelota.
-Sé que eres madura y sé que vas a ser la mejor madre del mundo -se puso de cuclillas mirándola-. Es solo que me da miedo que estés sola en las gradas o que te pase algo. Gavi y tú ya estaréis más que acostumbrados a esa tripa que tienes, pero a mí todavía me cuesta -explicó.
-Estaré bien, Pepi, de verdad -habló tranquila-. Tú concéntrate en jugar y no te preocupes por eso -sonrió dulce.
Mi amigo tomó aire y negó con la cabeza, para después acariciar la tripa de Sofía e incorporarse para que siguiéramos jugando.
La verdad es que entendía a Sofía, que parecía que lo único que hacíamos era mandarle, y eso no le gustaba nada. Pero también entendía a Pedri, porque todos nos preocupábamos mucho por ella y porque estuviera siempre bien.
-Además, Sira me acompañará, no estaré sola -añadió después para que nos quedáramos tranquilos, sabiendo que no lo habíamos hecho.
Sonreí y la miré asintiendo.
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El destino, supongo.
FanfictionSofía es una chica de lo más normal, que vive en Sant Cugat, Barcelona. A sus 20 años, le han ofrecido el trabajo de sus sueños, en una importante empresa de la capital catalana. Ella se ve dispuesta ya a empezar una nueva vida, sin embargo, todo ca...