Capítulo 11. Sofía, espera.

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Esa noche fue una completa ida de olla. Si os digo la verdad, apenas me acuerdo de ella, por toda la mezcla de sentimientos y emociones que retumbaban en mi interior durante la gala. 

Estaba rodeada de famosos, a cualquier sitio que miraba, había uno más importante que otro. Ni siquiera era capaz de procesar todas las caras. Fue muy, pero que muy, abrumador. 

Marta volvió a mi lado, cuando Pedri ya estaba sobre el escenario dispuesto a ofrecer el premio Kopa junto con Ronaldo. 

No me sorprendió que el ganador fuera Gavi, se lo merecía mucho, pero he de admitir que escuchar su nombre hizo que se me revolvieran las tripas. 

El sevillano subió al escenario, muy serio y algo nervioso. Dio las gracias a los otros dos, y se dispuso a dar un discurso bastante bonito, cosa que no esperaba de él. 

La gente lo aplaudió emocionada y yo les seguí, aunque con algo más de seriedad en mi rostro. 

Cuando acabó la gala, seguí a Marta hasta una sala paralela, donde me fue presentando a varias personas del gremio, las cuales eran de lo más amables. 

Estuve con ella casi toda la noche, hasta que empezaron a dolerme los pies, y me acerqué a la barra para sentarme en un taburete y pedir algo para beber. 

No tardé en encontrar esos ojos marrones que tanto miedo me daba cruzarme, al otro lado de la barra. 

Sin embargo, no tuve que aguantarle demasiado la mirada, ya que Pedri apareció a mi lado de repente. 

-Hey -sonrió tranquilo. 

-Hola -contesté de la misma forma, aunque no tan relajada. 

-No sabía que ya habías conseguido trabajo -murmuró frunciendo un poco el ceño. 

-Y yo no sabía de qué iba exactamente el trabajo -rebatí. 

Él rió levemente y se pidió también una copa. 

Volví a dirigir la mirada hacia el sevillano, quién estaba hablando con una chica rubia que lo miraba como si fuera el único hombre que quedaba sobre la faz de la tierra. 

Apreté la mandíbula, y di un trago a mi copa. 

-¿Qué pasa? -pareció darse cuenta Pedri al mirarme de nuevo. 

-¿No para nunca? -pregunté con la mirada clavada en su amigo. 

Soltó una risita y se encogió de hombros. 

-Pocas veces -contestó. 

Negué con la cabeza. Qué pereza de chico. 

No quise centrarme más en él, así que seguí a Pedri hasta donde estaban los demás chicos del equipo y estuve hablando con ellos. 

Eran de lo más agradables y graciosos. No paré de reírme en todo el rato, a cada cuál decía algo peor. 

Agradecí haber coincidido con ellos, ya que lograron que se me olvidara todo un poco y me lo hicieron algo más familiar y tranquilo. 

Sin embargo, todo volvió al nerviosismo cuando Gavi se unió al grupo. 

Intenté mantener la sonrisa y el buen humor, pero ver su cara de orgullo y de chulo, hacía que me entraran ganas de pirarme. 

-Voy al baño -informé y los chicos asintieron. 

Dejé la copa sobre una mesita que había, y fui en busca de los lavabos, cosa que me costó bastante con toda la gente que había. 

Cuando por fin los encontré, me dispuse a esperar en una cola algo larga, así que saqué el móvil para entretenerme mientras tanto. 

Casi al instante, unas manos se posaron en mi cintura, y no hizo falta girarme para saber de quién se trataba.

El destino, supongo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora